sábado, 14 de enero de 2012

RESCATAR A LAS ECONOMÍAS DOMÉSTICAS




Si se rescata a las economías domésticas se evita tener que rescatar posteriormente al sistema financiero. A las economías domésticas se las rescata creando empleo como dice Rajoy pero también protegiendo la vivienda familiar.

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Las medidas tomadas hasta ahora por el nuevo gobierno de Rajoy se han dirigido principalmente a solucionar su propio problema, el problema del déficit de las administraciones del Estado y de la Deuda Pública y para ello nos han apretado también “el cinturón” a las economías domésticas -los particulares- en mayor proporción que al sector público. Cabría decirle al gobierno que mientras no se deciden a “rescatar” a la economía doméstica “que cada palo aguante su vela”.

Recientemente en este Diario se han publicado las cifras de los activos que acumula la banca entre pisos, solares y promociones en marcha por un importe de 73750 millones de euros con unas provisiones realizadas de 21700 millones. Sean cuales sean las provisiones realizadas está claro que el sistema financiero tiene 73750 millones de fondos bloqueados en viviendas para vender. La falta de liquidez “es la que es” y de una manera o de otra habrá que reponerla para que la banca ejerza su labor financiera. Las provisiones lo único que hacen es darnos a conocer la “cruda” realidad reflejando la adecuación del valor de los inmuebles a los precios del mercado; pero estos precios se hundirán todavía más por el efecto de la oferta superior a una demanda que además precisa de préstamos bancarios para materializar la compra, préstamos que a su vez precisan de garantías inmobiliarias para ser concedidos, garantías que se desmoronan con el paso del tiempo por la caída de precios.

En definitiva la cifra de 73750 millones es la falta de liquidez actual de la banca por este concepto. Podríamos concluir que desde que empezó la crisis en el 2007 los bancos han transformado “préstamos hipotecarios por cobrar” en “viviendas por vender” por este importe pero no han solucionado su problema de falta de liquidez. La otra cara de la moneda es que gran parte de esos inmuebles son viviendas familiares, garantizadas por la constitución, que los particulares han perdido mediante desahucios quedándose en la calle o socorridos por otros miembros de la familia, los que tienen la suerte de tenerla.

Se propone con estos inmuebles crear un “banco malo” por importe de 73000 millones de euros -posteriormente se han barajado cifras de 50000 millones- y obligar a la banca a hacer saneamientos y capitalizarse pero la situación actual no es definitiva todavía.

En los tres primeros trimestres del año 2011 se han registrado en España 42879 desahucios, cifra muy superior a la del mismo periodo del 2010 que fue de 34459 y se espera que en el 2012 se batirán nuevas marcas. En los procedimientos concursales los administradores concursales se dan por satisfechos si consiguen que las Entidades Financieras se queden los inmuebles y den por cancelada su deuda hipotecaria renunciando a posteriores reclamaciones. Los bancos prefieren un inmueble a un préstamo hipotecario porque las obligaciones de realizar provisiones son superiores en los préstamos que en los inmuebles, pero lo que está claro y me repito de nuevo es que la falta de liquidez “es la que es” por más provisiones que se hagan.

El grifo todavía no se ha cerrado y el flujo de desahucios continúa y vá destrozando la sociedad. Las expectativas de “recesión” económica para el nuevo año lo pintan todavía más negro. El “banco malo” -o la cuantía total de falta de liquidez en la banca- no se puede organizar sólo por el valor de los inmuebles en poder de la banca, ni siquiera añadiendo a éstos los préstamos que ya tienen cuotas impagadas sino considerando también todos los préstamos susceptibles de convertirse en morosos en el futuro. El límite final está en el volumen de endeudamiento del sector privado que tiene cifras muy altas, bastante más altas que el sector público.

El fuerte endeudamiento hipotecario del sector privado se va trasladando a la banca cuando las economías domésticas no pagan sus cuotas hipotecarias. Si se rescata a las economías domésticas se evita tener que rescatar posteriormente al sistema financiero. A las economías domésticas se las rescata creando empleo como dice Rajoy pero también protegiendo la vivienda familiar.

Recordemos que en España la crisis económica ha tenido dos vertientes, una internacional generada por la pésima configuración del euro, los bajos tipos de interés que propiciaron la burbuja inmobiliaria, los “instrumentos financieros derivados” sin control de los bancos centrales que fomentaron el incremento irracional de precios; y una vertiente nacional generada por nuestro mercado laboral que nos ha propiciado el doble de tasa de paro que en el resto de Europa. Hay una doble responsabilidad. La primera imputable a Bruselas y al Banco Central Europeo y la segunda a los agentes económicos internos, léase mercado laboral, sindicatos y la negligencia del anterior gobierno que nunca debió llegar a gobernar. Alguien dirá también que a nadie se obligó a hipotecarse para comprar una vivienda. Ciertamente es así pero el mercado Inmobiliario durante los años 2000 a 2006 ha sido una especie de ratonera en la que muchos han quedado atrapados.

Al Banco Central Europeo se le ha de exigir que asuma su responsabilidad por la crisis financiera. La solución es más simple de lo que parece y está en la línea de acumular, opcionalmente y durante un plazo de tiempo –al menos mientras se recupera la economía-, los capitales vencidos de los préstamos y los intereses devengados, en la escritura de propiedad de la vivienda de forma que sólo tengan que ser satisfechos obligatoriamente si se produce la venta de la vivienda. Estos préstamos con cuotas e intereses sin pagar acumulados deben redirigirse hacia un “banco malo” y ser financiados con la garantía del Banco Central Europeo. Sin la financiación del Banco Central Europeo no podemos hacer nada de nada.

Parece que dado nuestro nivel de Deuda Pública ahora no sea el momento de enfrentarse a Bruselas, pero se evitaría la caída de precios del mercado inmobiliario provocada por la mayor oferta, una caída mayor del consumo y se recuperaría el sistema de garantías del mercado de crédito. Para los que ya han sido desahuciados deben arbitrarse medidas que les permitan recuperar su vivienda.

Fabricar bienes y servicios supone realizar todo un complicado proceso productivo y organizar eficientemente unos recursos pero inyectar dinero en la economía es tan simple como darle a un botón; llamémoslo como queramos: eurobonos, compra de Deuda Soberana, préstamos a bajo tipo de interés… etc.; pero sólo se puede hacer desde la Unión Europea y desde el Banco Central Europeo y lógicamente sólo se debe hacer cuando se ha tocado el “fin de fiesta” y esto parece que ya ha ocurrido en España, Italia y Grecia. Ahora que en España ya no gobiernan aquellos que nunca debieron haber gobernado, estamos en condiciones de negociar este tema en Bruselas con un poco de “mala leche” si hace falta por la parte de responsabilidad que les toca.

Algunos ayuntamientos como el de Torrelavega han creado una comisión de Desahucios y han iniciado rondas de encuentros con todas las  entidades bancarias, entre ellas el BBVA, a las que pedirán que adopten medidas para prevenir los desalojos de viviendas por falta de pago. Iniciativa loable pero que cuenta con unos medios muy limitados. Es el Gobierno de la Nación el que debe abordar el problema cuanto antes y para ello se necesita temple y coraje, el mismo que se tuvo cuando se diseñó el Plan Marshall. En el debate de investidura, Cayo Lara, se ha llenado la boca hablando de los desahucios de viviendas pero la Izquierda radical ha demostrado una y otra vez que nunca soluciona nada sino que para ellos los problemas son bandera para introducir ideologías. No hacer nada supondrá dejar que se incube un grave problema social que alguien, el Rubalcaba de turno, se encargará de cocinar y tarde o temprano explotará en la calle.