jueves, 29 de septiembre de 2016

LA NUEVA RELIGIÓN.


IDEOLOGÍA DE GÉNERO, la NUEVA RELIGIÓN.

Nueva religión y para ser más precisos, con minúscula y de rabo de lagartija y orines de murciélago, ya que es una religión de falsos profetas que no sigue al Dios Verdadero. Dios Verdadero que sí que siguen, con mayor o menor acierto, las grandes religiones monoteístas, que Juan Pablo II describe muy bien en su libro: Cruzando el Umbral de la Esperanza.

Si lanzas una rana a una olla de agua hirviendo, la rana da un salto justo antes de tocar el agua y se escapa sin caer en la olla; pero si pones la rana en la olla y calientas lentamente el agua, la rana se cuece. Algo así está pasando en la sociedad. La están llenando de contravalores, y la soledad, la frustración y el sufrimiento son los grandes protagonistas. Uno de estos contravalores es la Ideología de Género.

Ideología de Género que si alguna característica tiene, son sus connotaciones de religión. Para algunos, en la Ideología de Género está la esperanza, sino en el paraíso del proletariado, sí en un mundo sin sexos en el que esperan encontrar felicidad y la superación de todas las limitaciones propias de una naturaleza que se hizo hostil.

Esta creencia en el carácter redentor de la Ideología de género se aprecia muy bien en las leyes Trans y LGTBI de la CCAA de Madrid. Cuando en el preámbulo de la LEY DE IDENTIDAD Y EXPRESIÓN DE GÉNERO... de 17-03-16 se dice que “….En la persona imperan las características psicológicas que configuran su forma de ser y se ha de otorgar soberanía a la voluntad humana sobre cualquier otra consideración física. La libre determinación del género de cada persona ha de ser afirmada como un derecho humano fundamental, parte imprescindible de su derecho al libre desarrollo de la personalidad”, se está introduciendo la voluntad humana en la configuración de nuestra identidad, de lo que somos, por encima de cualquier predisposición de nuestra naturaleza. Aunque no se menciona si eso va a proporcionar felicidad o por el contrario va a ser motivo de frustración y sufrimiento tal y como dice el psiquiatra Joseph Nicolosi cuando afirma que “la mente, el cuerpo y el espíritu deben trabajar juntos en armonía para que el hombre y la mujer estén a bien consigo mismo y maduren en su potencial como persona, y que cualquier disfunción que se produzca será motivo de frustración y sufrimiento”, son rasgos propios de una religión, pero de una religión “sui géneris”, de una falsa religión porque no respeta nuestra naturaleza, que es el requisito mínio que ha de tener una religión. En otra ocasión bajo el título Chapapote Filosófico


he planteado la cuestión de que. si bien la verdad nos hace libres, la libertad no nos hace verdaderos. Este es el axioma erróneo que subyace en el preámbulo de la ley anterior.

En el artículo 70 De La LEY DE PROTECCIÓN INTEGRAL CONTRA LA LGTBIFOBIA... de la Comunidad de Madrid, promulgada el 21-07-16 se configura como infracción muy grave: c) La promoción y realización de terapias de aversión o conversión con la finalidad de modificar la orientación sexual o identidad de género de una persona. Para la comisión de esta infracción será irrelevante el consentimiento prestado por la persona sometida a tales terapias. “

La soberanía de la voluntad que antes se entronizaba por encima de la naturaleza física, ahora se arrebata a aquellos que sufren disfunciones y deciden adecuarse a lo que la naturaleza física ha previsto como normal. Nos encontramos ante una religión que recuerda aquellos países islámicos en que se condena a muerte a un musulmán que se convierte al Cristianismo. Este artículo 70 es un grave atentado a la libertad propio de regímenes dictatoriales.

El artículo 66 de la ley anterior rompe la presunción de inocencia e invierte la carga de la prueba, y refuerza esta configuración de la Ideología de Género como una religión “sui géneris”. Artículo 66.- Inversión de la carga de la prueba. 1.- En los procesos autonómicos, cuando el interesado aporte hechos o indicios razonables, fundamentados y probados por cualquier medio de prueba admitido en derecho, de haber sufrido discriminación por razón de orientación sexual, identidad o expresión de género, corresponde a aquel a quien se atribuye la conducta discriminatoria, la aportación de justificación probada objetiva y razonable de las medidas adoptadas. Sin embargo “Romper la presunción de inocencia e invertir la carga de la prueba es un mecanismo jurídico perverso que alimenta aquello que quiere corregir: el odio y la violencia. Pero no sólo en el artículo 66, sino que en todo el articulado de ambas leyes se hace una promoción y visibilidad de la Ideología de Género que entra en conflicto abierto con el artículo 16 de la Constitución cuando dice que Ninguna confesión tendrá carácter estatal” y establece la garantía de “libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley”. No hay que ser abogado para verlo.

Las instituciones del Estado deberían ponerse en marcha para derogar por inconstitucionalidad estos dos esperpentos de Ley. Pero claro si el Tribunal Constitucional, en una INFAME INACCION, todavía no ha resuelto los recursos de Inconstitucionalidad que interpuso el PP a las leyes de Zapatero ¿qué hemos de hacer los ciudadanos?, ¿hemos de tomar las riendas de la sociedad como el 2 de mayo de 1808?, ¿hemos de recuperar el espíritu de Agustina de Aragón y arremeter a cañonazos contra estos falsos profetas que nos arrebatan la libertad?

Los valores producen bien y felicidad, los contravalores producen frustración y sufrimiento. Los contravalores no soportan los valores porque en el contraste los contravalores se ven como lo que son, contravalores. El afán de los contravalores es siempre eliminar los valores, hacerlos desaparecer y una vez que hayan sido eliminados presentarse ellos como valores. Pueden conseguirlo, pero no pueden dar amor y felicidad que es lo que necesita el ser humano.

Una sociedad en la que los valores han sido eliminados es una sociedad que padece frustración, que sufre, pero no sabe por qué sufre. No lo sabe porque los valores que le permitirían ver y entender, han sido eliminados, ocultados, tapados, denostados… y no hay contraste. Es lo que ya está pasando en España y en las civilizaciones Occidentales. No sabemos la raíz de nuestros males. Hemos destrozado la familia. Cuantas personas hay en edad de tener nietos que no pueden disfrutar de la paz y la alegría que transmite un niño. No saben que les falta esa alegría y necesitan la alegría de un Orfidal. Y a eso se le llama Progreso y Estado del Bienestar.

martes, 6 de septiembre de 2016

MECANISMOS JURÍDICOS PERVERSOS


 
 




Romper la presunción de inocencia e invertir la carga de la prueba es un mecanismo jurídico perverso que alimenta aquello que quiere corregir: el odio y la violencia
Dice Jorge Soley en Forum Libertas que “Cuando el Consejo de Europa habla de “discurso de odio” para referirse a “cualquier forma de expresión que difunde, incita, promueve o justifica el odio racial, la xenofobia, el antisemitismo u otras formas de odio basadas en la intolerancia“, lo que nos encontramos de hecho es una seria amenaza a la libertad. Cualquiera puede darse cuenta de que aquí cabe casi todo.

La definición imprecisa de lo que es discurso de odio permite una interpretación cada vez más invasiva, algo que a sus promotores no sólo no parece preocuparles sino que ven como una ventaja

Y la realidad es que lo que el Orgullo Gay suscita no es odio, sino pena y repugnancia en el buen sentido de la palabra. La repugnancia que despierta cualquier acto que va contra la naturaleza. La misma que se siente al limpiar a quién no puede valerse por sí mismo: un niño, un anciano, un enfermo; pero que se vence con facilidad cuando el aprecio es fuerte, pero que se hace una montaña cuando el amor no existe. Orgullo Gay que emprendió una huida hacia adelante en EEUU en 1973, sacando su trastorno psíquico del catálogo de enfermedades psiquiátricas, en un Congreso tomado por activistas de la comunidad Gay; Orgullo que deviene en Soberbia capaz de agotar todas las letras del Abecedario antes de reconocer la raíz de sus problemas.

El procedimiento siempre es el mismo. Ya se está utilizando con la violencia de género, antes llamada doméstica, con una imparable curva de crecimiento. El estado de sufrimiento que la violencia genera en sus víctimas y en su entorno, se polariza hacia los que opinan diferente, hacia los que discrepan de las soluciones, y, para conveniencia de algunos, quedan cerradas automáticamente todas las puertas al diálogo. El siguiente paso se da con la legislación en la que se rompe el principio de presunción de inocencia, se invierte la carga de la prueba y se crea una situación de injusticia, capaz de generar violencia afectiva contra el varón, violencia afectiva cuya única salida, con frecuencia es la violencia física. Una rueda que se retroalimenta a sí misma.

Con la atracción por el mismo sexo se utilizan los mismos mecanismos, se pone en marcha la misma rueda, la misma pescadilla que se muerde la cola... La desestructuración familiar priva al niño de uno de los referentes que necesita para saber qué significa ser varón y qué significa ser mujer. La confusión en el ambiente, la enseñanza impregnada de ideología de género, y la carga mediática hacen el resto, hacen de detonante y catalizador…; y el conflicto tiene muchas probabilidades de aparecer.

La profunda contradicción interior que sufren las personas con atracción por el mismo sexo produce frustración y sufrimiento y, en vez de buscar la raíz del problema, este sufrimiento se polariza hacia la sociedad, hacia los que hablan de terapias, hacia los que opinan diferente, que se ven obligados a aceptar sin rechistar algo que repugna, que repele; y si manifiestan esa repugnancia son etiquetados de odio, de homófobos. El miedo se mete en el cuerpo y, para conveniencia de algunos, las bocas se callan.

Las leyes Trans y LGTB introducen el mecanismo jurídico: rompen la presunción de inocencia, invierten la carga de la prueba y crean una mordaza que, por la injusticia latente, puede transformar la repugnancia -en el buen sentido de la palabra-, en odio y violencia. Odio y violencia que se retroalimentará con las mismas leyes, iniciando una espiral que lejos de solucionar los problemas del colectivo gay, potencia su huida hacia adelante.

Hay que precisar que, poco o nada tienen que ver una persona que padece atracción por el mismo sexo con un militante del orgullo gay, de la misma forma que poco o nada tiene que ver una chica o un chico, una mujer o un varón, con aquellos que frecuentan determinados clubs de alterne.

¿Y qué hacer ante este embiste de Ideología de Género? En primer lugar tenerlo en cuenta a la hora de votar. Si NUESTRA FUERZA es NUESTRO VOTO, NO PODEMOS VOTAR NUNCA a aquellos que PROMUEVEN o NO IMPIDEN la IDEOLOGÍA DE GÉNERO. En segundo lugar no callar, y proteger la Identidad de los niños. Hay muchos homosexuales que reconocen sus problemas y rechazan la Ideología de Género, y muchos jóvenes con problemas de atracción por el mismo sexo que quieren ser ayudados a solucionar sus problemas.

A las personas hay que ayudarlas y respetarlas siempre, máxime cuando la causa de sus problemas es la desestructuración familiar y la confusión introducida por ideología la de género, pero no podemos dar carta de naturaleza a la disfunción. En todas las cosas se puede encontrar algo bueno. Si no se oprime la libertad, la situación actual puede permitir aflorar e investigar un problema que durante siglos muchas personas han sufrido en silencio. Porque si en nuestra sociedad pasan estos problemas, en las sociedades polígamas, ¿qué ocurrirá?