… Se hace camino al andar.
Hubiera sido un buen slogan para la campaña electoral de los Independentistas
de Cataluña. Pero que yo sepa, nadie ha caído en la cuenta de utilizarlo.
También viene al caso el principio de que “La realidad precede al derecho”.
Incluso se podría acudir a aquel dicho de que si debes trescientos mil euros al
banco, tienes un problema, pero si debes un millón, el banco tiene un problema.
Hoy España tienen un problema con
Cataluña y las “fotos” de las diadas de los últimos cuatro años lo evidencian.
Franco había dejado todo atado y bien atado, pero Pilar Urbano en
su libro, La Gran desmemoria, deja muy claro que no era para tanto “las Leyes Fundamentales no sólo eran modificables sino
derogables. Bastaba tirar de un extremo del hilo con el que todo había quedado
atado y bien atado. Reformar desde dentro, sin rupturas, yendo de la ley a la
ley. Pero sólo las viejas Cortes franquistas podían dar el salvoconducto a una
ley reformadora, que fuese refrendada por el pueblo.”. Y fue la Ley
para la Reforma Política de 4 de Enero de 1977, la que permitió que se
aprobara la Constitución Española.
Sin embargo lo que quedó atado y bien atado, fue la propia Constitución Española
que en su artículo 168 prevé, para su reforma, una mayoría de dos tercios de
cada Cámara, la disolución de las Cortes, que las nuevas cámaras aprueben la
reforma por dos tercios y se someta a un referéndum.
En este contexto, se entiende que Cataluña opte por la única vía
posible que es crear una Realidad que provoque la modificación del Derecho.
Y para crear esta realidad, hace algunos años se pusieron manos a la obra, y en
los últimos cuatro, la “foto” de la “diada” del 11 de septiembre impresiona.
Hay que matizar que el once de
septiembre no se celebra una victoria, el once de septiembre, en Cataluña,
sobre todo, se recuerda dónde quedó la
faena sin acabar, dónde hay que retomar el tema y continuar trabajando.
Guste o no guste, es conveniente poner estos argumentos
encima de la mesa porque si no, erraremos en las actuaciones.
Sin embargo, las herramientas que ha utilizado la Generalitat para llegar a esta
situación, no son todo lo éticas que
sería de desear, como tampoco lo son las herramientas con las que Zapatero
y Rajoy nos han colocado el aborto como derecho y la ideología de género. Y
estas herramientas no son otras que las
instituciones públicas autonómicas al servicio del independentismo -descuidando
su propio gobierno-, y los medios de
comunicación subvencionados, precedidos de una manipulación de la enseñanza. Pero no es una iniciativa que tenga sus raíces en el pueblo, como
tampoco las tiene el aborto como derecho ni la ideología de género, -permítame
que insista pero es que es importante-, ni
se ha construido sobre una realidad histórica con entidad suficiente que
por sí misma requiera ser independiente, por más que algunos se empeñen.
Ciertamente en la historia de España hay agarraderos con los que cualquiera puede
defender sus tesis, pero lo hará sin rigor. Es más cuando se inició, la pasada década, las encuestas decían que el
Estatuto no estaba entre los temas que preocupaban a la opinión pública y
recuerdo como si fuera hoy, el escándalo
que ocasionó un dossier dela Generalitat que se filtró a la prensa y que
establecía la hoja de ruta para controlar los medios de comunicación. El
“aprobaré todo lo que salga del parlament de Catalunya” de Zapatero en el 2003
fue la levadura que fermentó el proceso.
El globo independentista, así inflado, no se va a desinflar solo,
mientras sigan disponiendo las herramientas que ahora tienen subvencionadas con
fondos públicos. La política de Rajoy de
esperar que los problemas se solucionen solos, o que los solucionen otros, es su gran error y no está dando
resultado ni lo va a dar. Esta inacción es una falsa prudencia, no solo
en este tema, sino también y sobre todo a la hora de derogar las leyes
ideológicas de Zapatero. Previsiblemente
después de estas elecciones habrá dificultades para formar gobierno como
ocurrió en Andalucía. Y previsiblemente
Mas volverá otra vez a la presidencia porque surgirán pactos de última hora,
pero los independentistas tendrán que
continuar inflando el globo otros cuatro años hasta llegar a la mayoría
necesaria. Todavía no existe esa
realidad suficiente que precede al derecho, capaz de crear un problema no sólo
a España sino también a Europa, y no serán tan insensatos de vulnerar el
derecho abiertamente.
¿Pero cuál es la estrategia que van a seguir? Han hablado de iniciar un proceso pero no han hablado de Declaraciones
Unilaterales de Independencia. Esto se ha dicho en los medios por
influencia de lo que pasó en el primer tercio del siglo XX. Oriol Junqueras ha
insistido en que los catalanes seguirán siendo españoles y ciertamente ¿cómo
les van a quitar el DNI por vivir en un país extranjero? El proceso irá dirigido más bien a crean instituciones de Estado, a base de negociar apoyados en una realidad
creciente. En este proceso, la
declaración unilateral de independencia caería como fruta madura.
¿Y cuál ha de ser la actuación de Rajoy? Por una parte iniciar el proceso contrario y ganar esas pequeñas batallas jurídicas que
siempre perdemos por falta de determinación y por miedo a la calle y a la
opinión pública: denuncia por la fiscalía de todas las vulneraciones de la ley,
cumplimiento estricto de las sentencias del Tribunal Constitucional, cierre del
grifo a la subvención de los medios de comunicación y a todo gasto de color
independentista... Y por otra, Rajoy tiene que coger el toro por los cuernos y afrontar esa realidad existente,
creada artificialmente, pero de una cierta envergadura. Y eso significa, convocar un referéndum nacional donde en toda España
se decida sobre la independencia de Cataluña, y si procede, sobre la
recuperación de competencias por el Estado. Y que se cumpla lo que salga, sin
vulnerar una coma de la ley.
En el fondo en un Referendum en toda España se produce el
efecto: “cara yo gano, cruz tú pierdes”. Si la cuantificación de los votos
en la zona de Cataluña da mayoría al NO el globo independentista quedará
pinchado y si da mayoría al SÍ, la unidad de España sigue garantizada
previsiblemente por el voto negativo en el resto de España, y habrá que seguir
trabajando en el proceso ordinario. Y si en toda España sale SÍ, adelante con
la separación y todos perdemos.
Era
necesaria la reciente Reforma hecha del Tribunal Constitucional para que este
Tribunal tenga herramientas coercitivas, pero
el globo independentista lo van a seguir inflando mientras tengan herramientas
y el ciudadano medio ya está hastiado de cumplir las leyes mientras a unos
cuantos les sale gratis no cumplirlas.