lunes, 23 de marzo de 2015

VIOLENCIA CONTRA CRISTIANOS



El cristianismo y más en concreto el catolicismo le da un valor añadido a la “cultura del esfuerzo”. Hace que el esfuerzo y el sufrimiento, que siempre están presentes en nuestra vida, adquieran sentido, tengan un valor adicional, a la vez que nos liberan de temores y de culpas
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Si alguna característica tuvo el debate en la opinión pública con motivo de los atentados de Paris fue esa especie de culto que se rindió a la libertad de expresión. Se dejó claro que existen unos límites, que son los derechos de los demás, pero en la práctica también ha de haber mecanismos judiciales que protejan los derechos de todos de una forma efectiva. La libertad de expresión sin límites es una fuente de problemas, que se acrecienta con la globalización y la carencia de leyes y Tribunales Internacionales que protejan a todos.

Ante todo hay que decir que son condenables los atentados de Paris y todos los actos violentos, entre ellos la muerte de 21 cristianos coptos de Egipto en la playa de Trípoli y los 20 que han muerto en el atentado de Túnez a manos del IS, y muchos otros más. Y son condenables los atentados y todos los actos de violencia, porque hay algo en nuestro interior que nos dice que tratemos a los demás como nos gustaría que ellos nos trataran a nosotros, o incluso mejor, porque hay actuaciones que pueden herir más la sensibilidad de otros que la propia. Nos encontramos también con que, ante los atentados y la violencia en general, se acumula mucho dolor y se puede caer en la tentación fácil de polarizar ese dolor hacia los que opinan diferente, hacia quien puede ser un adversario a derribar.

Se ha afirmado que solo la ley puede poner límite a nuestros actos, que lo único respetable son las personas y que las creencias religiosas deben confinarse al ámbito estrictamente privado. Pero si hay algo que no nos queda más remedio que creer, es que dentro de cien años no estaremos aquí, y de los que estaban hace cien años no queda ninguno, y si cien años no es suficiente, ciento cincuenta sí. Si hubiera alguna ley, de algún parlamento, que dictaminara que vamos a seguir viviendo indefinidamente, y la ciencia a su vez garantizara que el envejecimiento ha sido “derogado”, podríamos rendir “culto”, además de a la libertad de expresión, a nuestros gobernantes, parlamentarios y científicos. Pero hasta que eso ocurra prefiero pensar en el largo plazo y en esa noción del bien y del mal que llevo en mi mismo y que veo que, cuando no practico el bien, hay algo que se deteriora en mí y me cuesta más distinguirlo, y cuando practico el bien, mi percepción del mismo se vuelve más nítida. Como dijo un filósofo, el bien lo conoce mejor el que lo practica, y el mal lo conoce mejor el que no lo practica. Cuando las leyes recogen y protegen el bien común son una guía útil para todos, pero cuando tergiversan el bien con el mal, como la ley que dice que el aborto es un derecho, hacen sangrar a la sociedad. Hitler llegó al poder de forma democrática. Las leyes de la URSS purgaron muchos millones de personas. El Estado Islámico está haciendo atrocidades.

Todo esto me lleva a pensar en la existencia de un Dios Bueno, pero no como una idea vaga, una especie de “fuerza” al modo de “La guerra de la galaxias”, sino un Dios con el que se puede establecer un trato personal y que cuando te encuentras con Él, tus “miedos” desaparecen, aunque sigas inmerso en las limitaciones que tienes, en “la cultura del esfuerzo”. A medida que a ese Dios Bueno y Personal lo “aparcamos” y lo retiramos de la sociedad desaparecen con Él, poco a poco, el bien, la verdad y la belleza, porque proceden de él; y nos llenamos de “miedos”, supersticiones; y la presencia de otros “dioses” es más tangible, porque el demonio, el ángel caído, también existe y su afán es “usurpar” el puesto de Dios. Como alguien dijo alguna vez, el demonio es como un perro atado, que sólo muerde al que se le acerca.

Decía una canción de los años setenta: “Salud, dinero y amor y el que tenga estas tres cosas que le dé gracias a Dios”. Podríamos afirmar que esto es lo máximo que puede ofrecer el estado del bienestar bien entendido. Pero la salud se deteriora con los años, el dinero desaparece con las crisis económicas y el amor, ahora mismo está en sus peores momentos y en peligro de sustitución por el “flash del placer”.

La felicidad se escapa como el agua entre los dedos de las manos, pero existe la paz interior en la que podemos distinguir varios niveles. La paz de estar a bien contigo mismo, cuando haces el bien que debes hacer y evitas el mal que no debes hacer. Requiere de la “cultura del esfuerzo”. Toda nuestra vida requiere de la cultura del esfuerzo. Vivimos contra corriente, ahora más que nunca. Aunque tenemos una idea del bien, el mal también nos seduce. Tenemos una inclinación al mal, como si ya por nacimiento estuviéramos llenos de troyanos, gusanos, spyware.

El cristianismo y más en concreto el catolicismo le da un valor añadido a la “cultura del esfuerzo”. Hace que el esfuerzo y el sufrimiento, que siempre están presentes en nuestra vida, adquieran sentido, tengan un valor adicional, a la vez que nos liberan de temores y de culpas. Este valor añadido que da el cristianismo a la cultura del esfuerzo hace que la paz interior que le es propia a la cultura del esfuerzo, adquiera una nueva dimensión. Es la paz interior del que busca hacer el bien para agradar a Dios, para hacer la voluntad de ese Dios Bueno. Es una paz interior que puede no tener límites y es compatible con el sufrimiento y el envejecimiento. Esta paz interior se reflejaba muy bien en Juan Pablo II y ahí radicaba su gran poder de atracción.

Y para hablar de todo esto no se requiere la Fe religiosa, excepto en este valor añadido que he afirmado que el cristianismo da a la cultura del esfuerzo y alguna otra afirmación más, que se puede catalogar de “cultura religiosa”. La mayoría de estas ideas son de Aristóteles, puramente filosóficas, que después, el cristianismo ha sabido preservar por su aportación al Bien Común. En palabras del Papa Francisco, la moral cristiana no es no caer jamás, sino levantarse siempre, … no condenar a nadie para siempre y difundir la misericordia de Dios … salir del propio recinto para ir a buscar a los lejanos en las periferias esenciales de la existencia”. Es la Buena Nueva de la Fe Católica. El lector tiene también la oportunidad de descubrir el inagotable mundo de la Redención y los Sacramentos.

Benedicto XVI manifestó que: A partir de la ilustración, la crítica de la religión ha sostenido reiteradamente que la religión era la causa de violencia, y con eso ha fomentado la hostilidad contra las religiones. Y Manuel Guerra Gómez añade “Los representantes de las religiones reunidos en Asís en 1986 quisieron decir que esta no es la verdadera naturaleza de la religión. Es más bien su deformación y contribuye a su destrucción. Es verdad que el fundamentalismo esclaviza a los hombres, pero tanto el religioso, como el laicista y el ideológico pagano. Pero de suyo la religión en cuanto religión no es así, y mucho menos el cristianismo, venerador del Dios Amor. Si alguna vez lo ha sido, lo ha sido no por ser religiosos, cristianos sino por no haberlo sido suficientemente”.

domingo, 8 de marzo de 2015

¿POR QUÉ SE ABORTA?


 
 

 
"La ausencia de imágenes por su parte convierte el debate sobre el aborto en algo abstracto y sin embargo aceptamos que se nos presenten imágenes de cómo se matan animales para sensibilizarnos y no nos sentimos manipulados por ello."
 
 
 
 
Si una cosa ha quedado clara con la modificación que el gobierno va a introducir en la Ley del Aborto de Zapatero exigiendo permiso paterno a las menores de edad para abortar, es que el gobierno ya no va a hacer nada más.

El programa electoral del Partido Popular dedica el apartado 3.1 a la Familia, que define como primera sociedad del bienestar. Después de hacer un diagnóstico acertado y establecer unos objetivos claros se establecen doce medidas para alcanzarlos. La medida número seis dice textualmente: «La maternidad debe estar protegida y apoyada. Promoveremos una ley de protección de la maternidad con medidas de apoyo a las mujeres embarazadas, especialmente a las que se encuentran en situaciones de dificultad. Impulsaremos redes de apoyo a la maternidad. Cambiaremos el modelo de la actual regulación sobre el aborto para reforzar la protección del derecho a la vida, así como de las menores». Sin embargo, el aborto se puede quedar definido como un derecho, con aborto libre y gratuito durante las primeras 12 semanas si en la manifestación del sábado próximo los ciudadanos no defendemos la vida de forma multitudinaria.

El debate intelectual del aborto es un debate ganado científicamente desde que en 1902 el inglés Archivald Edward Garrod descubrió que el cigoto contiene toda la información genética necesaria para dirigir el desarrollo de un nuevo ser. La edición de El Mundo del día 19 de febrero dedica un extenso artículo a hablar de la Sala de Máquinas del Genoma. José Ramón Ayllón en su libro “Antropología paso a paso” lo describe con mucha claridad “El ADN no sólo es código de identificación, sino también de edificación y conservación de todo el ser vivo, desde su primer instante. Está compuesto por bases nitrogenadas que se combinan en forma de genes unidos en largas moléculas. El ADN es mucho más que el DNI de cada ser vivo”. Los partidarios del aborto no suelen utilizar argumentos científicos, ni filosóficos sino slogans y afirmaciones casi siempre sin demostrar. Raramente se preguntan cuándo empieza la vida humana ni qué valor tiene cada vida humana.  

En el año 2003 yo vivía en Barcelona. Con motivo de las elecciones municipales, autonómicas, Generales y Europeas en el 2003 y en el 2004, un grupo de personas, ante el fuerte incremento que tenía el número de abortos en España, llegamos a la conclusión de que había que hacer algo y los fines de semana recorrimos las ciudades más importantes de Cataluña recogiendo firmas a favor de la vida humana. Entendimos muy claramente que el problema se producía por fraude de la ley del aborto anterior y que la realidad actual requería un planteamiento positivo, a favor de la vida y no en contra del aborto, aunque sean dos caras de la misma moneda. Pedíamos firmas para solicitar al gobierno “el 0.7% del PIB de apoyo a la mujer embarazada con dificultades para que no se viera abocada a abortar”. Éramos pocos y mal organizados y las firmas no tuvieron validez jurídica para ser instrumentadas como una ILP pero la experiencia nos fue de gran utilidad, para entender por qué se aborta y el enfoque que hay que dar al conflicto. Estuvimos en Gerona, Tarragona, Lérida, Sabadell, Tarrasa y Sant Cugat del Vallés. Nos firmó aproximadamente un 75% de las personas a las que se lo solicitábamos. Incluso personas de las que no te esperabas la firma. Comprobamos que los partidarios del aborto eran una ínfima minoría. Abundaban más los que nosotros definimos como “teóricos del aborto”, que hablaban de los casos extremos, pero cuando argumentabas con ellos, entendían el objetivo Y firmaban. “Defender la vida con la madre, y no contra la madre” formaba parte de nuestro planteamiento y era un planteamiento acertado. Podría contar anécdotas muy interesantes de conversaciones con estudiantes jóvenes.

Santiago Mata en su libro “De Isadora a Bibiana. El nuevo aborto y el holocausto” comenta que “una mujer no decide abortar, o es empujada por otros a hacerlo, porque suponga que lo que tiene dentro no es un ser humano. Más bien al contrario: sabe que lleva dentro un ser humano y en eso consiste el problema". El problema en el aborto es que muchas personas consideran que no pueden tener, al menos en ese momento, un hijo. Y ante un mundo que se les viene encima, consideran el aborto como solución. El escaso tiempo de vida, el tamaño del embrión pueden influir en la decisión de abortar: mientras ese ser es pequeño, no sufre, y pocas personas se enterarán. A modo de justificación, puede surgir entonces el argumento de que “aún no era humano” y caerse en el error de definir la humanidad por alguna de sus características. Pero esa justificación no es el auténtico motivo por el que se obra sino que la verdadera razón es, como hemos dicho, el rechazo que se experimenta por un ser que ya existe y que nos complica la vida. Santiago Mata afirma que “la paradoja es que cuando  se abandona el mero “hecho de vivir” como fundamento de la existencia de una persona humana, es imposible encontrar un fundamento sólido en que apoyarla. No hay hechos clave, sino datos que no modifican el ser y así llegamos al extremo de no poder estar seguros de la humanidad de un hombre que duerme. (…) En último término, la pregunta no es científica, sino ética. La duda no está en si sabemos cuándo comienza la vida humana, sino en si estamos dispuestos a respetarla. ”. La ausencia de imágenes por su parte convierte el debate sobre el aborto en algo abstracto y sin embargo aceptamos que se nos presenten imágenes de cómo se matan animales para sensibilizarnos y no nos sentimos manipulados por ello. Tan solo faltan en el mercado imágenes de abortos siendo un fenómeno tan extendido.

En una entrevista realizada a Jesús Poveda, presidente durante muchos años de Jóvenes Provida de Madrid, comentó “hace poco me llegó una chica con un volante de una trabajadora social para ir a abortar. Venía a buscar una segunda opinión. Mi opinión fue que no abortara y dijo: ¡Ah! Pues no aborto. Me dio vértigo la delgada línea roja que separa abortar de no abortar: el trato burocrático que, con su suave toque, empuja a la gente a abortar”.

La Asociación de Víctimas del Aborto (AVA) hizo una encuesta en la que participaron casi dos mil mujeres que habían abortado y el 87% de ellas afirmaba que la causa principal por la que abortaron fue la falta de apoyo o el abandono de su pareja. Son los hombres los que dejan embarazadas a las mujeres, y detrás del slogan “Derecho a decidir” se puede entrever un “Apáñatelas como puedas”. El hombre, ante la vida que empieza, debe asumir sus responsabilidades y recuperar sus derechos.

No sólo es necesario la abolición de la ley del aborto de Zapatero que produce un fuerte acostumbramiento social y da barra libre a la industria abortista, sino que también es preciso recursos de apoyo a la maternidad, “el 0,7% del PIB de apoyo a la mujer embarazada para que no se vea abocada a abortar” y así solucionamos también el problema grave del envejecimiento de la población que va a convertir a España en el asilo de Europa.