martes, 23 de septiembre de 2014

COMPLICIDAD CON LA LEY AIDO


 
“El gobierno, a estas alturas de la legislatura, debería hacer una exposición de su programa electoral detallando lo que se ha hecho y lo que no se ha hecho”

“Que poco cuesta financiar a grupos minoritarios para que consigan en la calle y en las redes sociales lo que no pueden conseguir en las urnas”

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Causa tristeza  e indignación oír que la “ley del aborto pueda acabar sin ver la luz” por falta de consenso, y porque los estudios sociológicos de Arriola consideran que la Reforma Gallardón ha perjudicado electoralmente. Rajoy y Arriola, deberían leerse todas las encuestas fraudulentas que hicieron posible la introducción del aborto en EEUU. Lo cuenta en la red, en muchos documentos, el Doctor Bernad Nathanson  uno de los artífices de la introducción fraudulenta del aborto en EEUU y responsable de 75000 abortos, posteriormente convertido en pro-vida y al catolicismo.

Yo voté al programa del Partido Popular y mucha gente como yo votó también el programa del Partido Popular; y para ello tuve que elegir la papeleta del Partido Popular y descarté la del PSOE y la de muchos otros partidos minoritarios por su programa electoral. No pude elegir a los candidatos porque la lista ya estaba hecha, pero el programa del Partido Popular merecía la pena.

En su discurso en Sotomayor a finales de Agosto, Rajoy dijo que  “España es una gran nación. Es la nación más antigua de Europa. Es la nación que lleva más años en su unidad. La soberanía nacional radica en el conjunto del pueblo español. Y lo que sea España, se decide entre todos.”. El programa electoral del Partido Popular fue decidido entre todos cuando una gran mayoría absoluta votó al Partido Popular. Es el programa electoral en último término lo que hace que se vote a uno u otro partido. La clave de la mayoría absoluta del Partido Popular está en su programa electoral.

El gobierno, a estas alturas de la legislatura, debería hacer una exposición de su programa electoral detallando lo que se ha hecho y lo que no se ha hecho; y lo que se va hacer en el tiempo que queda. Es lo que hace cualquier autónomo, emprendedor o empresario para evitar ir a “salto de mata”.

Si bien el Partido Popular no votó la ley del Aborto 2/2010 (Ley Aído), han transcurrido ya tres años desde que llegó al poder sin haberla derogado y sin ninguna justificación para no haberlo hecho ya. Tres años de complicidad con una ley que no sólo no contribuye a resolver el problema social del aborto sino que lo agranda a gran velocidad.  Si el Partido Popular termina su legislatura sin derogar la Ley Aído pasará a ser cómplice de la misma adquiriendo la misma responsabilidad que todos aquellos que la votaron; con el agravante de que habrá tenido en sus manos la mayoría absoluta necesaria para hacerlo y un programa electoral claro que le autorizaba. Rajoy debería reflexionar profundamente sobre la responsabilidad en que puede incurrir por omisión. Cada día mueren en España más de 300 niños no nacidos víctimas del aborto; unos 120.000 al año. Demasiada sangre derramada.

El programa electoral del Partido Popular dedica el apartado 3.1 a la Familia, que define como primera sociedad del bienestar. Después de hacer un diagnóstico acertado y establecer unos objetivos claros se establecen doce medidas para alcanzarlos. La medida número seis dice textualmente “La maternidad debe estar protegida y apoyada. Promoveremos una ley de protección de la maternidad con medidas de apoyo a las mujeres embarazadas, especialmente a las que se encuentran en situaciones de dificultad. Impulsaremos redes de apoyo a la maternidad. Cambiaremos el modelo de la actual regulación sobre el aborto para reforzar la protección del derecho a la vida, así como de las menores.”

El Proyecto de ‘Ley Orgánica para la protección de la vida del concebido y de los derechos de la mujer’, aprobado por el gobierno en el mes de diciembre estaba en línea con su programa electoral y creó muy buenas expectativas, pero la inexplicable demora en que estaba incurriendo en sacarlo adelante y el acercamiento al último año de su mandato llevaban a temer que Mariano Rajoy se plegara ante las dificultades y parece que así puede suceder.

Cuando Zapatero llegó al poder, con una mayoría muy simple, lo primero que hizo fue derogar la ley de Educación del Partido Popular y el Plan Hidrológico; sin miramientos, a la vez que alardeaba de talante, diálogo y consenso. A modo de “trágala”, nos metió toda una agenda política de Ideología de género que culminó en la Ley Aído. El Partido Popular debería haber derogado la Ley del Aborto de Zapatero (Aído) nada más iniciar la legislatura.

Gallardón ha entendido la oportunidad histórica que tiene el gobierno  y que nunca se volverá a repetir. Ciertamente el aborto y su aceptación social como afirmó Julián Marías es lo más grave que ha acontecido en el siglo XX, pero con la ley Aído se está consolidando toda una industria abortista, que mueve cantidades ingentes de dinero y que no está dispuesta a dejar que le quiten su negocio. Cuando toda una industria crece y se desarrolla, es muy difícil dar marcha atrás. Que poco cuesta financiar a grupos minoritarios para que consigan en la calle y en las redes sociales lo que no pueden conseguir en las urnas. En estos tres años de gobierno del Partido Popular ha habido además un acostumbramiento al aborto como derecho que anestesia a la población.

¿Con qué argumentos nos va a pedir el voto, Rajoy, en las próximas elecciones? ¿Nos va a decir que España va bien porque tiene un 2% de crecimiento, cuando tenemos un 24% de paro, una corrupción galopante, una juventud sin futuro y la población desesperanzada, que no sabe qué le deparará el futuro en los próximos tres meses?  ¿Piensa resolver sólo todos los problemas que tiene encima de la mesa? ¿Con “arte taurino” piensa lidiar el toro del independentismo o frenar el avance de Podemos y otros partidos minoritarios? Demasiados problemas para estar dejado de la mano de Dios. Dios también existe y es más fácil creer en Dios que creer en los estudios sociológicos de Arriola.

Es acertado que el Foro de la Familia le haya dado un plazo al gobierno para que saque adelante la reforma antes de iniciar una campaña pidiendo que no se vote al partido popular. El voto pro-vida ya no es un voto cautivo. Si bien en las Elecciones Europeas no convenía entorpecer el proyecto Gallardón, en las próximas elecciones generales no habrá ninguna razón para votar al Partido Popular y el arte taurino ya no dará resultados.

Ruiz Gallardón debe hacer ver a Mariano Rajoy que este Proyecto de Ley, supone una gran apuesta por el Bien Común y es la mejor, y probablemente la única baza que tiene el Gobierno de renovar mayorías. Es una oportunidad histórica como nunca la ha habido, con los medios necesarios para ello. La ley Aído 2/2010 que introduce la ideología de género en la enseñanza y en el sistema sanitario y reconoce el aborto como un derecho es una ley perversa que trasciende el espacio y el tiempo y que ya debería haber sido derogada. No es una ley que se circunscriba únicamente al momento actual, de la España actual. Ninguna otra ley en toda la historia de la humanidad ha llegado a este nivel de iniquidad.

En estos momentos de crisis, con una corrupción galopante que produce náuseas porque tiene forma de tela de araña, el proyecto de Gallardón, es la única manera de darle la vuelta al calcetín y hacer algo que merezca la pena.

Se entiende que Mariano Rajoy se resista a abordar su tarea, porque no hay ninguna duda de que sacar adelante este Proyecto de Ley será una “pelea” encarnizada; un tema de vida o muerte que requiere protagonistas con coraje, porque el proyecto trasciende el espacio y el tiempo. El coraje y empeño que se pongan en esta labor desinflarán muchos globos como el del independentismo.

La XIII enmienda a la Constitución de EEUU que abolió la esclavitud, fue adoptada y aprobada el 31 de Enero de 1865. Lincoln tenía muy clara a oportunidad histórica que estaba viviendo y supo combinar la finalización de la guerra con la abolición de la esclavitud.  Unos meses más tarde, el 15 de abril, Abraham Lincoln fue asesinado. Si le hubieran preguntado en sus últimos momentos, habría dicho que ha merecido la pena.

lunes, 1 de septiembre de 2014

REDUCIR LAS COTIZACIONES SOCIALES



"Enrique Fuentes Quintana en su Manual de Hacienda Pública del año 1993 mencionaba que entre las distintas teorías y principios impositivos sobre los que podía estructurarse la fiscalidad de un Estado, los dos impuestos que mejor se amoldan al principio de equidad impositiva son el impuesto sobre el IVA y el impuesto sobre el patrimonio."
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Claro y acertado ha estado Mario Draghi en su discurso en la reunión de banqueros centrales en Jackson Hole el pasado 22 de agosto. Para combatir el desempleo, llega un punto en que la política monetaria poco más puede hacer, y ha de pasar el testigo a los gobiernos nacionales y a la Unión Europea, que han de proseguir con políticas fiscales y reformas estructurales. Sobre las rigideces laborales de España, admite que en parte han sido eliminadas, pero todavía queda recorrido. Draghi se aventuró a decir para España que “Sería posible una menor carga fiscal sin que tenga efectos presupuestarios y la fórmula para lograrlo es reducir las cotizaciones sociales y los impuestos directos a cambio de una subida del IVA y otros tributos especiales. En estas palabras está la receta que España tiene todavía que aplicar juntamente con las reformas estructurales que racionalicen la administración pública y autonómica, y la concesión de subvenciones.

El 26 de Julio de 2012 Draghi afirmó que "Bajo nuestro mandato el BCE hará todo lo que esté en su mano por proteger al euro. Y créanme, será suficiente (…) ningún país saldrá de la zona euro. Si la prima soberana daña el funcionamiento de los canales de transmisión de la política monetaria, entonces entra en nuestro mandato", Fueron palabras mágicas que des-tensionaron los mercados financieros e hicieron caer aceleradamente la prima de riesgo y subir el Ibex 35. Aquellas palabras de Draghi incidieron de lleno sobre las negras expectativas que había creado la mala configuración del BCE que tiene como único objetivo controlar la inflación, a diferencia de la Reserva Federal de EEUU que además tiene como objetivo el crecimiento económico. Posteriormente Draghi supo encontrar la forma de hacerlas realidad e inyectar liquidez en el sistema mediante los programas OMT (Outright Monetary Transactions) que compraban deuda de los estados en los mercados secundarios comprometiéndose a la vez a “esterilizarlos” para que no incidieran en la inflación, precedido de una solicitud formal de los estados al fondo de rescate de la zona euro. Como era de esperar el Presidente del Bundesbank, Jens Weidmann se opuso e interpuso una demanda ante el tribunal Constitucional Alemán que fue desestimada el pasado mes de febrero. El programa de OMT nunca ha sido activado y solamente con su anunció fue suficiente porque supuso hacer ver que se había encontrado la forma de romper la “rigidez germánica” que aprisiona al BCE con un único objetivo.  En Junio pasado Draghi anunció medidas similares para este otoño en las que se inyectará 400.000 millones de euros en la economía con determinadas condiciones.

Reactivar la economía y reducir la tasa de desempleo guarda un cierto paralelismo con encender un buen fuego en una buena chimenea. Si no tienes experiencia y los medios adecuados, es posible que termines combatiendo el frio con un buen jersey de lana gorda. La inyección de liquidez en el sistema es como las ramas y hojarasca; levantan la llama y el humo, y suben la temperatura, pero al cabo de unos minutos se han consumido; y los gruesos troncos de roble y encina apenas han quedado tiznados y ennegrecidos, con pocas brasas y lejos de querer arder. Si lo intentas con “alcohol de quemar”, te lo pasarás en grande pero no está claro que lo consigas y corres el riesgo de hacer algún destrozo. El papel y hojas de revista pueden ser útiles puntualmente, pero la ceniza que dejan se deposita sobre los troncos y ahoga las pocas brasas conseguidas. Hay que trocear algún tronco, y si se puede hacer astillas; colocarlos adecuadamente, como la experiencia indica, para que el fuego prenda, y la chimenea tire y continúe ardiendo sola. El uso del fuelle y la oxigenación de las llamas es clave en todo el proceso. Después se trata de ir añadiendo algún tronco de vez en cuando y vigilar que el fuego no decaiga.

La política monetaria ha de ir combinada con una política fiscal adecuada y las reformas estructurales necesarias. Un exceso de liquidez puede incitar al gasto suntuoso, alimentar los desequilibrios presupuestarios y generar un aumento de deuda que después habrá que devolver. El exceso de liquidez genera burbujas y las burbujas tienen muchas modalidades; no solamente la inmobiliaria, de la que ya conocemos sus efectos nocivos.

Enrique Fuentes Quintana en su Manual de Hacienda Pública del año 1993 mencionaba que entre las distintas teorías y principios impositivos sobre los que podía estructurarse la fiscalidad de un Estado, los dos impuestos que mejor se amoldan al principio de equidad impositiva son el impuesto sobre el IVA y el impuesto sobre el patrimonio. El impuesto sobre el IVA porque grava el consumo y el Impuesto sobre el patrimonio por que grava el “consumo” de los bienes de inversión, es decir su uso.

Según este enfoque, lo que se trata de gravar no es la renta cuando es obtenida como hace el IRPF y las cotizaciones sociales, sino la renta cuando es gastada como hace el IVA. Parece de sentido común que haya que gravar el consumo de la renta y no su obtención, precisamente porque gravar la renta obtenida pero que se destina a inversión, a crear riqueza y puestos de trabajo, es contraproducente e ilógico. Se ha objetado que el IVA de los bienes de primera necesidad es injusto con los grupos más desfavorecidos y rompe el principio de equidad, pero la solución es reducir el tipo de estos bienes como se está haciendo. El debate sería qué bienes y qué tipos.

Las recomendaciones de Draghi van en esta línea, cambiar imposición sobre la obtención de la renta (IRPF y cotizaciones sociales) por imposición sobre el consumo (IVA). Un trabajador que cotiza a la seguridad social con un sueldo de 1000 puede acabar percibiendo 850 por las retenciones de IRPF y seguridad social a cargo del trabajador y para la empresa supone un coste de 1300 por el coste de seguridad social a cargo de la empresa. Por cada euro que la empresa paga al trabajador, paga a la vez 53 céntimos a las distintas administraciones. Esto es una penalización brutal a la contratación, y a la creación de puestos de trabajo. Estas cifras han sido modificadas en parte en la última reforma laboral, pero las cotizaciones sociales de la contratación siguen siendo todavía una “losa” para la pequeña empresa.