martes, 22 de noviembre de 2016

AT THE FOOT OF THE HORSES



AT THE FOOT OF THE HORSES

Cristina Cifuentes se inventa odio donde no lo hay y lo persigue con odio y con saña. Por si hubiera quedado algún cabo sin atar con las dos leyes Trans y LGTBI de la Asamblea de Madrid, Cifuentes, en un “come y calla sin rechistar”, amenaza con amordazar a los ya amordazados madrileños con una nueva ley más virulenta, si cabe, que las dos anteriores.

En el preámbulo de la ley LGTBIfobia de Julio de 2016 se menciona que El informe de delitos de odio en España sitúa los incidentes que tienen que ver con la orientación sexual y/o expresión de género de la víctima a la cabeza del ranking, por delante del racismo o la xenofobia.” y sin embargo, cuando cuándo consultas dicho informe del 2015 en la web del Ministerio del Interior observas que los incidentes por Discriminación por sexo/género son un 1,8% del total, los de Orientación o identidad sexual un 12,73% (habiendo descendido respecto al 2014 un -67,1%), mientras que los de Racismo/Xenofobia son un 38,03% en el 2015 y los de Ideología con un 23,19%.

El mismo informe asegura en su página 49 que son los únicos que no incrementan: “A excepción de los ámbitos delictivos “antisemitismo” y “orientación e identidad sexual”, todos los demás recogidos en el SEC han experimentado un incremento en relación al año anterior” .  O sea que se crean problemas donde no los hay.

Si algo está aflorando es el lado más oscuro de Cifuentes que parece llena de odio contra la libertad y en concreto contra la libertad religiosa y que se manifiesta como un “dime de que presumes y te diré de que careces”.

Esta señora nos está colocando leyes que vienen ya precocinadas en los “antros” del Nuevo Orden Mundial de aborto e Ideología de Género que han tomado la ONU y gran parte de las Instituciones de Bruselas.

Si algún asambleario, de Podemos o de Ciudadanos, se pensó que habían hecho unas leyes “sui generis” o made in Spain, sepa que les han metido un gol por toda la escuadra. Son leyes predefinidas y prefabricadas y que sólo necesitan un “tonto útil”, con perdón, que haga su ensamblaje final.

Pero en todo este lío, los grandes perjudicados precisamente son las personas que padecen AMS, que pierden su libertad y quedan a expensas, “At the foot of the horses”,  del colectivo Gay. Colectivo cuyo principal error es haber emprendido la huida hacia delante de la Ideología de Género. Y todo esto regado con abundancia de liquidez asignada mediante subvenciones o partidas presupuestarias con los motivos más pintorescos, que en este país nunca ha faltado imaginación.

Cuando las Ideologías se introducen en un problema nunca solucionan nada, sino todo lo contrario. Tienen un efecto multiplicador. Así ocurrió cuando se utilizó el marxismo para resolver los problemas laborales de los siglos pasados. Así ha ocurrido con la Ideología de Género aplicada a resolver el problema de la violencia doméstica, ahora llamada violencia de género, que no para de aumentar. Así ha ocurrido con el problema del aborto que no sólo aumenta sino que degenera con la píldora del día después, con en el tráfico de órganos de niños abortados, con la investigación con la vida humana, con los vientres de alquiler y un largo etcétera porque esto es un pozo sin fondo.

Y así va a ocurrir con el problema de la AMS (Atracción por el mismo sexo) que teniendo su origen en la desestructuración familiar, se pretende que sea aceptada como algo natural. Cuando se imponen actos que, por su condición contra-natura, producen aversión o repugnancia en el buen sentido de la palabra, -repugnancia a los actos, no a las personas-, y se utilizan mecanismos jurídicos perversos como romper la presunción de inocencia, el efecto que se consigue es justamente aquel que se dice querer evitar. La ley contra la violencia de género fabrica violencia de género. Las leyes que se han hecho contra el odio son leyes que por sí mismas producen indignación, rabia, cabreo, rebelión….

En fin, que cuando los madrileños no sepan cómo protegerse o dónde refugiarse, pueden remontar la meseta hacia a las montañas astur-cántabras, como ya ocurriera en el año 711. Hoy por hoy los madrileños están amordazados, pero en el Norte todavía se puede respirar y hablar.

 


jueves, 17 de noviembre de 2016

LA MUERTE SOCIAL DEL PADRE


LA MUERTE SOCIAL DEL PADRE
En otras ocasiones hemos comentado el devenir del Feminismo desde la Equidad hacia el Género. Hemos apuntado que si bien el Feminismo en sus orígenes era “una batalla por la justicia y la dignidad de la mujer”, en esta lucha, “la mujer, sin apenas percibirlo, comenzó a renunciar a su propia feminidad, sin ser consciente del menoscabo que esto implicaría a largo plazo para su libertad y su pleno desarrollo personal”.
Hemos visto como el Aborto y la Ideología de Género se entronizaban en el Feminismo en un supuesto Nuevo Orden Mundial que ya no se expone sino que necesita ser impuesto por sus connotaciones contra-natura; mientras que surge también un NEOFEMINISMO liberador para la mujer y también para el hombre, y capaz de volver las aguas a su cauce.
En la otra cara de la moneda, el varón no es inmune a toda esta simbiosis de una sociedad feminizada, sino que padece en mayor medida los efectos del Feminismo de Género hasta el punto de encontrarse en una verdadera crisis. Hemos hablado de esta crisis en los artículos CRISIS, WHAT CRISIS?, en THE RISE OF WOMEN Y en THE END OF MEN.
Ahora estamos viendo cómo esta crisis afecta a la función de paternidad. Lo hemos visto en el artículo PADRES EN CRISIS y lo vamos a ver en este LA MUERTE SOCIAL DEL PADRE. más adelante veremos cómo, en consecuencia, los hijos son los grandes perjudicados.
María Calvo Charro, en el Capítulo “Padres en Crisis. La muerte social del padre” de  su libro “Alteridad Sexual. Razones Frente a la Ideología de Género 2014 lo expone con maestría.
 
LA MUERTE SOCIAL DEL PADRE


En este ambiente, intentan sobrevivir toda una generación de padres que no saben muy bien cómo desenvolverse en este panorama que les ha privado de su esencia, que les obliga a ocultar su masculinidad y que no les permite disfrutar de su paternidad en plenitud. Se sienten culpables y no saben exactamente de qué o por qué. Esta falta de identidad masculina les hace tener poca confianza en sí mismos, una autoestima disminuida que conduce a muchos de ellos a la frustración y que se manifiesta de diversas maneras en su vida: esforzándose por ser más femeninos; quedándose al margen de la crianza y educación de los hijos; convirtiéndose en espectadores benévolos y silenciosos de la relación madre-hijo; refugiándose en el trabajo, donde encuentran mayor comprensión y valoración que en el ámbito familiar.

 

La sociedad ha devaluado progresivamente la función paterna, hasta el punto de que la presencia y el papel del padre en la procreación resultan prescindibles. Las técnicas de laboratorio han logrado que el origen y dependencia de un padre se esfumen definitivamente. También hay madres solteras que instrumentalizan a los padres biológicos, a los que no permiten participar luego en su vida y que no tienen ningún derecho sobre el niño. Estas mujeres, puesto que ellas han decidido solas el momento de su fecundidad, ocultándolo al padre, consideran al niño como un bien propio y exclusivo, fruto de su narcisismo y del egoísmo. Estas decisiones de maternidad en soledad se basan en muchas ocasiones en el denominado «emotivismo», corriente de pensamiento asentada durante la segunda mitad del siglo XX y que justifica cualquier decisión «SÍ sale del corazón».

Para el «emotivista» no hay nada más allá de su experiencia personal, ignorando absolutamente el efecto que su decisión pueda tener en terceros o en el ámbito público (Chinchilla y Moragas, 2011). «El instinto maternal me llamaba cada vez más y no estaba dispuesta a esperar más tiempo a encontrar el hombre adecuado». Esta es la respuesta que ofrecen la mayoría de las madres que han recurrido a la adopción, la inseminación artificial o han tenido relaciones sexuales que han dado como fruto un hijo y no han avisado al padre de la situación. Estas mujeres degradan la paternidad y al hombre al colocarlo en el lugar de un semental. Y condenan a sus hijos (huérfanos antes de nacer) a una dolorosa carencia de por vida, la ausencia del padre.

Por otra parte, son asimismo frecuentes las interrupciones voluntarias del embarazo llevadas a cabo por mujeres en nombre de una veleidad personal, sin que el padre lo sepa o comparta su decisión; acto de máximo egoísmo que desgarra la necesaria y sagrada armonía entre los sexos.

 
Las feministas de género han logrado que el modelo social ideal y dominante ahora sea el consistente en la relación madre-hijo. La cultura psicológica actual parece confabularse con la sensibilidad femenina. Se ha difundido la convicción de que la proximidad emotiva constituye la variable decisiva para ser buenos padres. La cultura educativa que exalta exclusivamente la sensibilidad típica del código materno infravalora a los padres obligándoles a desconfiar de su instinto masculino, sintiéndose equivocados o poco adecuados. Reina la idea roussoniana de que la dirección y el consejo paterno impiden el crecimiento corporal y anímico del niño. El padre solo es valorado y aceptado en la medida en que sea una especie de «segunda madre»; papel este exigido en muchas ocasiones por las propias mujeres que les recriminan no cuidar, atender o entender a los niños exactamente como ellas lo hacen. Los hijos captan estas recriminaciones y pierden el respeto a los padres, a los que consideran inútiles y patosos en todo lo que tenga que ver con la educación y crianza de los niños.

 
Los padres se hallan llenos de confusión respecto al papel que desempeñan: cualquier elevación del tono de voz puede ser calificada de autoritarismo, cualquier manifestación de masculinidad es interpretada como un ejercicio de violencia intolerable, el intento de imponer alguna norma como cabeza de familia le puede llevar a ser tachado de tirano o maltratador. En este clima social imperante el padre siente su propia autoridad como un lastre y su ejercicio le genera mala conciencia.



martes, 15 de noviembre de 2016

PADRES EN CRISIS


PADRES EN CRISIS

En otras ocasiones hemos comentado el devenir del Feminismo desde la Equidad hacia el Género. Hemos apuntado que si bien el Feminismo en sus orígenes era “una batalla por la justicia y la dignidad de la mujer”, en esta lucha, “la mujer, sin apenas percibirlo, comenzó a renunciar a su propia feminidad, sin ser consciente del menoscabo que esto implicaría a largo plazo para su libertad y su pleno desarrollo personal”.

Hemos visto como el Aborto y la Ideología de Género se entronizaban en el Feminismo en un supuesto Nuevo Orden Mundial que ya no se expone sino que necesita ser impuesto por sus connotaciones contra-natura; mientras que surge también un NEOFEMINISMO liberador para la mujer y también para el hombre, y capaz de volver las aguas a su cauce.

En la otra cara de la moneda, el varón no es inmune a toda esta simbiosis de una sociedad feminizada, sino que padece en mayor medida los efectos del Feminismo de Género hasta el punto de encontrarse en una verdadera crisis. Hemos hablado de esta crisis en los artículos CRISIS, WHAT CRISIS?, en THE RISE OF WOMEN Y en THE END OF MEN.

Ahora vamos a ver cómo esta crisis afecta a la función de paternidad y más adelante veremos cómo, en consecuencia, los hijos son los grandes perjudicados.

Recurrimos de nuevo a María Calvo Charro, que en el Capítulo “Padres en Crisis. La muerte social del padre” de  su libro “Alteridad Sexual. Razones Frente a la Ideología de Género lo expone con maestría.

 

PADRES EN CRISIS.

Como señala Anatrella, la revolución del 68 fue en realidad una «revuelta contra el padre y contra todo lo que él representaba» (Anatrella, 2008). Desde entonces y hasta ahora la sociedad ha desprovisto de valor la función del padre, no les tiene en cuenta, su autoridad ha sido ridiculizada, las mujeres prescinden de ellos de forma manifiesta, lo que provoca que los hijos les pierdan absolutamente el respeto.

La actual devaluación de la función paterna, motivada por el convencimiento social generalizado e impuesto por la ideología de género de que el padre y la madre son intercambiables, de que no hay diferencias biológicas entre los sexos y de que las mujeres pueden sacar adelante a sus hijos en soledad, ha provocado en los últimos años que muchos niños crezcan en ausencia absoluta de un modelo paterno, con los devastadores efectos que tal omisión tiene sobre el equilibrado desarrollo personal, social y académico de estos niños

National Center for Fathering


Muchos de los problemas actuales de niños, adolescentes y jóvenes tienen su origen en una falta de atención o deficiente implicación por parte de sus progenitores, en especial del padre. Varios estudios demuestran que la ausencia del padre, física o simplemente psíquica, puede tener efectos devastadores sobre los hijos, incluyendo problemas de salud serios, ya que su sistema inmunológicos se ve afectado por el estrés que genera tal situación de desamparo, y ello a pesar de los esfuerzos de las madres en estos casos para compensar las carencias afectivo-educativas desde el ángulo paterno



Al negar al padre se niega la función de la paternidad. Antes, en épocas pretéritas, los padres faltaban del hogar por causas de fuerza mayor (trabajo, guerra...) pero la sociedad creía en la figura paterna. La cultura, la noción, el espíritu de la función paterna seguía latente en el hogar y era transmitido a los hijos por las madres a pesar de la ausencia física del padre. Las mujeres la respetaban y los hijos crecían conscientes de su importancia, admirando a sus padres, a los que sabían fuera sacrificándose por su familia. Además las madres asumían, junto a la función materna, parte de la función del padre ausente, convirtiéndose de algún modo en bicéfalas, en una labor titánica, compleja y agotadora, a sabiendas de que ambas funciones, materna y paterna, son imprescindibles para el correcto y equilibrado desarrollo y madurez de los hijos. El padre ausente físicamente estaba, sin embargo, presente simbólicamente.

Ahora es distinto, existe una cultura que ha desacreditado la sensibilidad del padre para educar a sus hijos. Lo que el código masculino consideraba decisivo para el crecimiento de los hijos se presenta como peligroso o no apto. Asimismo han quedado implícitamente prohibidas las palabras que caracterizaban la educación paterna: prueba; renuncia; disciplina; esfuerzo; fortaleza; compromiso; autoridad... En estas circunstancias, muchos padres, incomprendidos y desplazados, abandonan el hogar por propia voluntad o las mujeres prescinden absolutamente de ellos y desprecian su papel. Así, los hijos no pueden respetarlos y a la vez no quieren llegar a ser como ellos, renunciando a su futura paternidad. Si la paternidad ha sido devaluada, ¿cómo podemos esperar que nuestros hijos quieran convertirse en padres responsables en un futuro?

La gran pérdida cultural no es del padre en sí mismo, sino de la paternidad como función insustituible y esencial. Sufrimos actualmente lo que el psicólogo David Gutmann denomina la «desculturización de la paternidad». Cuyo principal y más patente resultado es la fragmentación de la sociedad en individuos atomizados, aislados unos de otros, y extraños a las necesidades y bienestar que demanda la familia, la comunidad, la nación. En una sociedad en la que los ideales de la emancipación femenina son prioritarios, son los hombres, y muy especialmente los padres, los que salen perdiendo. Como señaló Alexandre Mitscherlinch, «cada vez más, los procesos sociales han privado al padre de su importancia funcional» (Sullerot, 1993).
 


 

sábado, 5 de noviembre de 2016

AGRESIVIDAD NO ES VIOLENCIA


AGRESIVIDAD NO ES VIOLENCIA, SINO CORAJE, EMPUJE

Como hemos apuntado en otras ocasiones y en las partes anteriores  Crisis, What Crisis?, The Rise of Women y The End of Men, de este artículo CRISIS DEL VARÓN. CRISIS DE PATERNIDAD, si bien el Feminismo en sus orígenes era “una batalla por la justicia y la dignidad de la mujer”, en esta lucha, “la mujer, sin apenas percibirlo, comenzó a renunciar a su propia feminidad, sin ser consciente del menoscabo que esto implicaría a largo plazo para su libertad y su pleno desarrollo personal”.

Hemos visto como el Aborto y la Ideología de Género se entronizaban en el Feminismo en un supuesto Nuevo Orden Mundial que ya no se expone sino que se necesita imponer por sus connotaciones contra-natura; mientras que surge simultáneamente un NEOFEMINISMO liberador para la mujer y también para el hombre, y capaz de volver las aguas a su cauce.


El varón no es inmune a toda esta simbiosis de una sociedad feminizada, sino que padece en mayor medida los efectos del Feminismo de Género hasta el punto de encontrarse en una verdadera crisis ante un avance de la mujer en la sociedad.
Vemos ahora como la Agresividad es una cualidad del varón mal entendida. Agresividad que no es violencia, sino empuje, coraje.


Continuamos con María Calvo Charro, en el Capítulo Crisis del varón, crisis  de paternidad  de su libro Alteridad Sexual. Razones Frente a la Ideología de Género hablando The End of Men.

AGRESIVIDAD SIN VIOLENCIA

El Dr. Macnamara, tras un análisis exhaustivo de miles de retratos masculinos en los medios de comunicación, encontró que en la mayoría de las ocasiones los hombres aparecen como villanos, agresores, pervertidos y vividores, mostrando pobres ejemplos de masculinidad para los jóvenes. En muchas series de televisión, el único modelo aceptable de hombre es el afeminado o el homosexual. En la misma línea, señala Rosin, como las mujeres casi siempre son presentadas como emprendedoras organizadas, casi perfectas; mientras que los hombres aparecen como vagos, torpes, sin ambiciones y teleadictos (Rosin, 2012).

El feminismo de género se niega a aceptar la existencia de una crisis del varón. Y se amparan en los sucesos, casi a diario, de casos de violencia en los que las mujeres son agredidas o mueren a manos de sus parejas, para someter a la masculinidad a un juicio colectivo en el que carece de presunción de inocencia. Y rescatan a los hombres de su masculinidad creyendo que nos hacen un favor a toda la humanidad, cuando lo que realmente ocasionan es un inmenso perjuicio, pues alimentan al monstruo que querían aniquilar: la incomprensión hacia las especificidades propias del varón puede producir sentimientos de frustración y violencia. De este modo, sin percibirlo, echan más leña al fuego que pretendían sofocar. Como afirma Sinay, «nadie es violento cuando puede ser como es. Cuando una mujer desprecia la agresividad de los hombres confundiéndola con violencia contribuye a sembrar gérmenes de violencia. Cuando una mujer y un hombre construyen un espacio de convivencia en el que todas las expresiones emocionales (con sus diferencias) les están permitidas a ambos, construyen también un antídoto contra la violencía... El fantasma, y a menudo el prejuicio, de la violencia sobrevuela sobre cada varón. Muchos, para no ser acusados de violentos, terminan por sofocar su agresividad. Esta confusión produce una suerte de castración emocional. Debemos tomar conciencia (una conciencia no culposa) de que la agresividad es parte de nuestro equipaje natural. Cuando nos aceptemos y seamos aceptados agresivos, dejaremos de ser destructivos. Con agresividad se construyen edificios y catedrales, se cruzan mares, se atraviesa el espacio, se exploran experiencias desconocidas. Con la violencia de hacen guerras, se somete al prójimo, se destruye el amor. La agresividad no da motivos de vergüenza. La violencia, sí» (Sinay, 2001: p. 75).

Esta incomprensión hacia los hombres y sus especificidades está trayendo una serie de efectos perversos cuyas consecuencias todavía no hemos comenzado a percibir con claridad. A pesar de todo, hoy las políticas, medidas administrativas y simpatías sociales siguen dirigiéndose hacia las mujeres; ignorando la profunda crisis por la que atraviesa el sexo masculino, capaz de provocar un desequilibrio en la sociedad de consecuencias muy graves en un corto plazo si no se toman medidas antes de que sea demasiado tarde.
 

viernes, 4 de noviembre de 2016

THE END OF MEN


THE END OF MEN

Como hemos apuntado en otras ocasiones y en las dos partes anteriores  Crisis, What Crisis?, y The Rise of Women de este artículo CRISIS DEL VARÓN. CRISIS DE PATERNIDAD, si bien el Feminismo en sus orígenes era “una batalla por la justicia y la dignidad de la mujer”, en esta lucha, “la mujer, sin apenas percibirlo, comenzó a renunciar a su propia feminidad, sin ser consciente del menoscabo que esto implicaría a largo plazo para su libertad y su pleno desarrollo personal”.

Hemos visto como el Aborto y la Ideología de Género se entronizaban en el Feminismo en un supuesto Nuevo Orden Mundial que ya no se expone sino que se necesita imponer por sus connotaciones contra-natura; mientras que surge simultáneamente un NEOFEMINISMO liberador para la mujer y también para el hombre, y capaz de volver las aguas a su cauce.

El varón no es inmune a toda esta simbiosis de una sociedad feminizada, sino que padece en mayor medida los efectos del Feminismo de Género hasta el punto de encontrarse en una verdadera crisis ante un avance de la mujer en la sociedad.

Continuamos con María Calvo Charro, en el Capítulo Crisis del varón, crisis  de paternidad  de su libro Alteridad Sexual. Razones Frente a la Ideología de Género hablando The End of Men.

THE END OF MEN

Los hombres parecen estar más desubicados que nunca. Muchos han desertado de su papel de valedores de la autoridad, cuidadores de la familia, maridos y padres responsables, defensores de los valores. Los cambios provocados por el feminismo radical han dejado un paisaje social prácticamente irreconocible generando novedades ciertamente confusas, como el nuevo papel del hombre en la sociedad actual. Y es que en el loable intento por conseguir la igualdad entre los sexos, sin apenas percibirlo, se han aniquilado simultáneamente las diferencias existentes entre ellos, con la pérdida de personalidad y de identidad que esto conlleva, tanto para las mujeres como para los hombres.

Las consecuencias de la despersonalización sexual instada por los ideólogos de género son peores para los varones, ya que les ha tocado vivir por vez primera «el tiempo de las mujeres», que gozan del apoyo de los políticos y la sociedad. De ahí las constantes iniciativas que se están tomando al respecto en su beneficio: Cátedras de estudios sobre la mujer; Centros e institutos dedicados a ellas; Planes de Igualdad; Cuotas para acceder a puestos de trabajo y cargos políticos; Leyes de discriminación positiva... El papel de las mujeres se ha sobrerrepresentado y asistimos a una clara depreciación del hombre, del padre, del varón, que sufre así un complejo de inferioridad. No saben qué es lo que se espera de ellos y se avergüenzan de su masculinidad. Muchas de las aptitudes típicamente masculinas han sido erradicadas y resultan mal vistas: cualquier expresión de virilidad se considera virilismo; la exigencia de respeto se confunde con autoritarismo; el intento de imponer alguna norma como cabeza de familia le puede llevar a ser tachado de tirano; y la ingeniería genética amenaza con su total sustitución.

En muchos ámbitos laborales y también en el educativo, la competitividad ha sido sustituida por la colaboración; la escala jerárquica ganada a base del esfuerzo y valía personal ha sido sustituida por la igualdad sin necesidad de alegar mérito alguno; la valentía o asunción de riesgos se considera temeridad e imprudencia; se cree que la introspección y falta de expresividad emocional típica masculina oculta la existencia de algún problema psíquico o trauma infantil que convendría liberar; y se confunde la agresividad (energía innata masculina para el logro de objetivos) con la violencia (carácter destructivo que adquiere la agresividad cuando no es canalizada de manera adecuada). En estas circunstancias, el promedio de los varones se encuentra desorientado, incómodo, con sensación de precariedad, inestabilidad, inseguridad y amenaza.

En ocasiones, son las propias mujeres las que les obligan a revisar su masculinidad no solo en el ámbito público y profesional, sino incluso en el marco más íntimo de su vida personal y familiar. Se produce cierta evolución hacia los hombres «blandos» o intercambiables con las mujeres. Muchos caballeros bienintencionados intentan ponerse a tono con los tiempos feminizándose, adoptando como deseables cualidades culturalmente atribuidas al sexo femenino y sienten que tienen que pedir perdón por su masculinidad, como si fuera negativa o disfuncional, sin darse cuenta de que hay maneras integradoras y valiosas de ser hombre sin renunciar ni renegar de lo propio. Estamos ante lo que el poeta norteamericano Robert Bly denominó el «varón suave» (Bly, 1990).

En el proceso histórico de creación de un mundo nuevo más justo con las mujeres, hemos demonizado al hombre y postergado su masculinidad al cuarto oscuro, como si se tratase de un monstruo que hubiéramos de mantener oculto y encerrado bajo siete llaves. Cargando con las injusticias de siglos pasados, los hombres actuales son ridiculizados en la plaza pública, privados de sus potestades como padres y sometidos a un matriarcado social en el que está prohibida cualquier exteriorización de masculinidad.

Actualmente, la imagen del hombre fuerte, noble, valiente, con autoridad y seguro de sí mismo ha quedado descartada y sustituida por la de hombres blandos, sensibles, maternales, «modelos femeninos de lo masculino» (Sinay, 2006), muchas veces ridículos, incluso esperpénticos, que huyen del conflicto (aunque sea por una causa justa), de la responsabilidad y del compromiso.



 


jueves, 3 de noviembre de 2016

THE RISE OF WOMEN



THE RISE OF WOMEN

 Como hemos apuntado en otras ocasiones y más en concreto en la primera parte CRISIS, WHAT CRISIS?, de este artículo CRISIS DEL VARÓN. CRISIS DE PATERNIDAD, si bien el Feminismo en sus orígenes era “una batalla por la justicia y la dignidad de la mujer”, en esta lucha, “la mujer, sin apenas percibirlo, comenzó a renunciar a su propia feminidad, sin ser consciente del menoscabo que esto implicaría a largo plazo para su libertad y su pleno desarrollo personal”.

Hemos visto cómo el Aborto y la Ideología de Género se entronizaban en el Feminismo en un supuesto Nuevo Orden Mundial que ya no se expone sino que necesita ser impuesto por sus connotaciones contra-natura; mientras que simultáneamente surge un NEOFEMINISMO liberador, capaz de volver las aguas a su cauce.

El varón no es inmune a toda esta simbiosis de una sociedad feminizada, sino que padece en mayor medida los efectos del Feminismo de Género hasta el punto de encontrarse en una verdadera crisis ante un avance de la mujer en la sociedad.

Recurrimos de nuevo a María Calvo Charro, que en el Capítulo Crisis del varón, crisis  de paternidad  de su libro Alteridad Sexual. Razones Frente a la Ideología de Género lo expone con maestría.

THE RISE OF WOMEN

Plantear una posible crisis de los varones es algo atípico e incorrecto políticamente en la actualidad. Al fin y al cabo, el mundo sigue dominado principalmente por hombres, aunque esta es una realidad más que cuestionable en los países desarrollados, donde las mujeres están comenzando a ocupar los puestos de liderazgo antes copados por varones. Así lo expone en su libro The End of Men: and the Rise of Women, la periodista Hanna Rosin, donde aporta algunos datos -sobre todo de EE.UU.­ que muestran el ascenso económico de las mujeres frente al estancamiento de los hombres

http://www. theatlantic.com/magazine/archive/2010/07/the-end-of­men/308135/

Desde principios de 2010, ellas ocupan el 51,4% de los puestos profesionales y administrativos del país, mientras que en 1980 ese porcentaje se situaba en el 26%. En 2006, la OCDE, en un estudio en el que se analizó el poder económico y político de las mujeres en 162 países, concluyó que, cuanto mayor era el poder económico y político de las mujeres en un determinado país, mayor era el éxito y desarrollo económico del mismo. En la misma línea, a nivel empresarial, a mayor participación de las mujeres en órganos de decisión, mayores beneficios. Investigadores de la Escuela de negocios de la Universidad de Columbia junto con la Universidad de Maryland analizaron los datos de las 1.500 mejores empresas entre 1992 y 2006, llegando a la conclusión de la estrecha relación entre la eficacia de la empresa, la generación de beneficios y la presencia de mujeres en los altos cargos de dirección (Rosin, 2010).

Echando un vistazo a las Universidades y centros de postgrado pronto nos damos cuenta de que una revolución silenciosa está teniendo lugar. Actualmente casi un 20% más de mujeres que de hombres adquiere un título universitario, requisito imprescindible en la actualidad para acceder a la clase política y lograr estatus social y económico http://www.ine.es/prensa/np712.pdf

 Y demográficamente podemos ver con absoluta claridad que en las décadas próximas estos puestos de relevancia estarán copados por mujeres. Además, el sector público y privado se inclinan por líderes con dotes típicamente femeninas, como: capacidad de resolución pacífica de conflictos, inteligencia emocional, colaboración y empatía, autocontrol, aptitudes verbales... Los puestos de liderazgo comienzan a estar dominados por mujeres, muchas de las cuales no encontrarán un hombre de su nivel para formar una familia.

La ESTADÍSTICA UNIVERSITARIA Curso 2008/2009 indica una Mayor presencia de las mujeres en los estudios universitarios, incluidos los posgrados. Fuente: Eustat.

La realidad es que, por primera vez en la historia de la humanidad, en los países desarrollados, el hombre ha pasado a un segundo plano, cediendo todo el protagonismo a la mujer, cuyas pautas de comportamiento, exigencias, gustos, preferencias y habilidades son consideradas prioritarias e ideales en una sociedad que sospecha de la masculinidad y la presume malvada y nociva para el correcto desarrollo de la persona.

Hasta la segunda década del siglo XX, toda la estructura social y política se regía por estilos masculinos de actuación. Sin embargo, desde entonces y hasta la actualidad la «Cultura femenina», respaldada por las feministas de género, se ha ido imponiendo hasta suprimir y reprimir como intolerable cualquier posible atisbo de expresión de masculinidad. Estas posturas feministas, radicalizadas y dogmáticas, como afirma Sinay, «solo tienen diferencias de forma con el machismo: proponen un dogma basado en la supuesta superioridad de un accidente biológico (el sexo) sobre otro y elaboran desde allí su propio modelo de competencia, intolerancia, descalificación y resentimiento» (Sinay, 2006).

Los hombres son hoy, como hace tiempo adelantó Chesterton, «... una clase incomprendida en el mundo moderno». Mayo del 68 significó para ellos el inicio de una mutación en su propia esencia que ha culminado actualmente con la negación de la alteridad sexual, el repudio a la masculinidad y la exaltación de una feminidad empobrecida, deconstruida y deforme, carente de la dimensión maternal, lo que ha provocado una alteración de las relaciones paterno-filiales, de pareja y familiares

El gran énfasis que durante años se ha puesto en conseguir la emancipación de la mujer ha provocado un fenómeno colateral con el que nadie contaba: un oscurecimiento de lo masculino, cierta indiferencia, cuando no desprecio, hacia los varones y una inevitable relegación de estos a un segundo plano. Una cultura que ya no espera que la mayoría de los hombres sean padres y maridos fiables promueve una visión degradada de la masculinidad, profundamente en desacuerdo con la dignidad humana de los hombres y de las mujeres, y contraria a las necesidades de los niños. Esta situación, si bien puede ser lógica -han sido muchos los siglos de dominación masculina-, no debe ser ignorada o minusvalorada, pues una crisis del varón nos conduce -igual que si se tratase de la mujer­ a una crisis de la sociedad entera.

En el siguiente apartado veremos la otra cara de la moneda:  los efectos en el varón. THE END OF MEN

martes, 1 de noviembre de 2016

CABALLEROS ANDANTES





CABALLEROS ANDANTES DE LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO EN EL CORAZÓN DE LAS ESPAÑAS


¡Hola amigo coleccionista y no coleccionista!


A través de este coleccionable, valga la redundancia, quiero enseñarte algo que ya sabes. La Ideología de Género es un disparate. Por si acaso alguien te dice lo contrario, quiero reafirmarte en tus convicciones.


Consigue tu Álbum virtual. Baja las dos leyes desde el enlace. No una, sino dos. Son un poco “puñeteras” de bajar pero lo conseguirás. Llévalas a Word y debajo de cada artículo pega las imágenes coleccionables que encontrarás en twitter.






También hay dos Series. No una sino dos.  Y no una serie para cada ley, sino las dos series para las dos leyes. Todas para todas. O si prefieres, una para todas y todas para una.

Serie Joven él y Joven ella y punto. Conocerás la ley de la mano de Cervantes: Don Quijote y Rocinante, Sancho Panza y su Rucio, Dulcinea del Toboso, el ama, el cura y la sobrina... y un sinfín de personajes más. Entenderás por qué algunos artículos semejan un relincho, otros un rebuzno.

Serie Adultos. Conocerás la ley de la mano de prestigiosos psiquiatras, psicólogos, juristas, científicos, escritores… Todos ellos hombres de bien. Entenderás por qué algunos, bastantes, artículos son un disparate. Pero un disparate que encadena.

¡Animo amigo! Tú construyes tu futuro, pero afortunadamente, la naturaleza nos es dada. ¡Afortunadamente! Porque la mejor manera de no ser nada, es ser lo que uno quiera.

La Ideología de Género es un camino de frustración y sufrimiento que conduce hacia la soledad, pero, ¿a quién beneficia que el hombre esté solo? The answer, my friend, is blowing in the wind. The answer is blowing in the wind.