martes, 22 de noviembre de 2016

AT THE FOOT OF THE HORSES



AT THE FOOT OF THE HORSES

Cristina Cifuentes se inventa odio donde no lo hay y lo persigue con odio y con saña. Por si hubiera quedado algún cabo sin atar con las dos leyes Trans y LGTBI de la Asamblea de Madrid, Cifuentes, en un “come y calla sin rechistar”, amenaza con amordazar a los ya amordazados madrileños con una nueva ley más virulenta, si cabe, que las dos anteriores.

En el preámbulo de la ley LGTBIfobia de Julio de 2016 se menciona que El informe de delitos de odio en España sitúa los incidentes que tienen que ver con la orientación sexual y/o expresión de género de la víctima a la cabeza del ranking, por delante del racismo o la xenofobia.” y sin embargo, cuando cuándo consultas dicho informe del 2015 en la web del Ministerio del Interior observas que los incidentes por Discriminación por sexo/género son un 1,8% del total, los de Orientación o identidad sexual un 12,73% (habiendo descendido respecto al 2014 un -67,1%), mientras que los de Racismo/Xenofobia son un 38,03% en el 2015 y los de Ideología con un 23,19%.

El mismo informe asegura en su página 49 que son los únicos que no incrementan: “A excepción de los ámbitos delictivos “antisemitismo” y “orientación e identidad sexual”, todos los demás recogidos en el SEC han experimentado un incremento en relación al año anterior” .  O sea que se crean problemas donde no los hay.

Si algo está aflorando es el lado más oscuro de Cifuentes que parece llena de odio contra la libertad y en concreto contra la libertad religiosa y que se manifiesta como un “dime de que presumes y te diré de que careces”.

Esta señora nos está colocando leyes que vienen ya precocinadas en los “antros” del Nuevo Orden Mundial de aborto e Ideología de Género que han tomado la ONU y gran parte de las Instituciones de Bruselas.

Si algún asambleario, de Podemos o de Ciudadanos, se pensó que habían hecho unas leyes “sui generis” o made in Spain, sepa que les han metido un gol por toda la escuadra. Son leyes predefinidas y prefabricadas y que sólo necesitan un “tonto útil”, con perdón, que haga su ensamblaje final.

Pero en todo este lío, los grandes perjudicados precisamente son las personas que padecen AMS, que pierden su libertad y quedan a expensas, “At the foot of the horses”,  del colectivo Gay. Colectivo cuyo principal error es haber emprendido la huida hacia delante de la Ideología de Género. Y todo esto regado con abundancia de liquidez asignada mediante subvenciones o partidas presupuestarias con los motivos más pintorescos, que en este país nunca ha faltado imaginación.

Cuando las Ideologías se introducen en un problema nunca solucionan nada, sino todo lo contrario. Tienen un efecto multiplicador. Así ocurrió cuando se utilizó el marxismo para resolver los problemas laborales de los siglos pasados. Así ha ocurrido con la Ideología de Género aplicada a resolver el problema de la violencia doméstica, ahora llamada violencia de género, que no para de aumentar. Así ha ocurrido con el problema del aborto que no sólo aumenta sino que degenera con la píldora del día después, con en el tráfico de órganos de niños abortados, con la investigación con la vida humana, con los vientres de alquiler y un largo etcétera porque esto es un pozo sin fondo.

Y así va a ocurrir con el problema de la AMS (Atracción por el mismo sexo) que teniendo su origen en la desestructuración familiar, se pretende que sea aceptada como algo natural. Cuando se imponen actos que, por su condición contra-natura, producen aversión o repugnancia en el buen sentido de la palabra, -repugnancia a los actos, no a las personas-, y se utilizan mecanismos jurídicos perversos como romper la presunción de inocencia, el efecto que se consigue es justamente aquel que se dice querer evitar. La ley contra la violencia de género fabrica violencia de género. Las leyes que se han hecho contra el odio son leyes que por sí mismas producen indignación, rabia, cabreo, rebelión….

En fin, que cuando los madrileños no sepan cómo protegerse o dónde refugiarse, pueden remontar la meseta hacia a las montañas astur-cántabras, como ya ocurriera en el año 711. Hoy por hoy los madrileños están amordazados, pero en el Norte todavía se puede respirar y hablar.

 


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