AVANZA VERSUS VOX en las europeas, y VOX AVANZA en las
generales.
En los momentos que vivimos, no es importante ser de
izquierdas o de derechas, ni liberal o social demócrata; ni estar a favor o en
contra de la energía nuclear o del trasvase del Ebro, hoy tan olvidado. Estamos
en lo más básico, en los primeros pasos que garantizan la convivencia, en los
valores más elementales. Y estos valores son la vida y la familia. Y cuando
estos valores son cuestionados, vulnerados, denostados, atacados, poco sentido
tiene dejar de votar a quién los tiene claros, porque no estemos de acuerdo
en la estrategia o en temas más triviales.
Si miramos el arco parlamentario, entre los partidos que
tienen representación, no hay ninguno en quien se puede depositar el voto. Si
analizamos sus líderes, son líderes sin liderazgo. Y no tienen liderazgo porque
no tienen el norte claro, confunden los contravalores con los valores. Entre
Rajoy y Pablo Iglesias, entre Albert Ribera y Pedro Sánchez, parece que la
decisión esté clara a favor del primero de cada par de dos, pero recordemos el caso
de la rana: si la echas a una olla de agua hirviendo salta antes de tocar el
agua y se va, si la echas en una olla de agua fría y la vas calentando poco a
poco hasta que hierva, la rana se cuece. ¿Qué es preferible, cocernos con Rajoy
o Albert Ribera, o estar a “cara de perro” con Pedro Sánchez o Pablo Iglesias?
Cada cual responderá en función de sus valores y sus contravalores.
Personalmente no voto a ninguno de los cuatro.
Afortunadamente están saliendo partidos nuevos -algunos no
tan nuevos- que quieren llenar esa falta de representación con que nos
encontramos muchos ciudadanos. Vox lleva algún recorrido, pero no ha conseguido
representación parlamentaria. Otros, como PFyV y AES, llevan años y han
conseguido menos.
Para algunos, la aparición de AVANZA es la forma de romper el
maleficio del voto del miedo que permite a Rajoy seguir “reinando”, para otros es
una forma de estar divididos. Sin embargo, en la práctica el planteamiento
puede se más sencillo. Concurrir por separado en las próximas europeas es
un planteamiento razonable que permitirá que cada cual marque sus techos. Sin
embargo, en las generales, donde los votos no se suman, una alianza en función
de los resultados de las europeas es un planteamiento deseable.