PÁJAROS DE JAULA
Con frecuencia te encuentras en las redes sociales parejas del mismo sexo que tienen en adopción a un niño y transmiten, o parecen transmitir, un testimonio de felicidad y de paz; como si hubieran conseguido recrear el amor que la naturaleza no fue capaz de crear.
Publicado en EL MUNDO HERALDO-DIARIO DE SORIA el 21-08-2020
Algo te dice que no, que hay algo que no es real. Y es que aunque esos testimonios fueran verdaderos, no son válidos porque no reflejan la falta de madurez en la psicología del niño. El desconocimiento de nuestra identidad y de nuestra forma de comportarnos es una profunda contradicción interior que genera frustración y sufrimiento.
Pero, como en el juego de los trileros, no te ves capaz de acertar dónde está la bolita, dónde está el error. Y con estos testimonios, que nadie ha validado y que no están soportados por investigaciones y estudios veraces, sencillamente porque estas investigaciones hay quedado prohibidas y arrinconadas en el ostracismo… y con estos testimonios, repito, se va imponiendo una forma de vida que repugna por su carácter antinatural, y que arrebata al niño su derecho a tener un padre y una madre.
Pero podemos tratar de mostrar “dónde esta el error” con un símil:
Una persona homosexual, con todo el respeto que se merece, es como un pájaro que no aprendió a volar. Y esos niños, criados con dos padres o dos madres, tampoco aprenderán a volar.
Y se perderán la grandeza del amor entre un hombre y una mujer. Un amor basado en la complementariedad, un amor que enriquece y engrandece a la persona. Un amor que nos hace mas personas; y cuyo fruto son los hijos
Un pájaro de jaula parece feliz, porque nunca supo qué es volar. Un pájaro libre en una jaula, morirá de tristeza en unos días.
Algunos cometen el error -intencionado- de pretender convertir a todos los que nacen en pájaros de jaula, para que así, al no haber libertad, nadie sienta la tristeza de la falta de libertad, la tristeza de no poder volar. Sin embargo, se trata de que todos tengan la libertad de volar que es la razón de su existencia.
Por eso, poner a un niño dos padres o dos madres es privarle de uno de los referentes que necesita para desarrollar su sicología. Es una canallada que clama justicia.
Y es que: "Los valores producen bien y felicidad, los contravalores producen frustración y sufrimiento. Los contravalores no soportan los valores porque en el contraste los contravalores se ven como lo que son, contravalores.
El afán de los contravalores es siempre eliminar los valores, hacerlos desaparecer y una vez que hayan sido eliminados presentarse ellos como valores. Pueden conseguirlo, pero no pueden dar la paz de estar a bien con uno mismo, que es lo que necesita el ser humano.
“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertadI así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”.