Las palabras de Elena Valenciano
que recogía la prensa del sábado 5 de mayo reflejan sin tapujos el trasfondo
ideológico del Partido Socialista y la falsedad con la que intentan etiquetar
la sociedad española. Habla de que el Gobierno del PP está buscando “un
cambio de modelo educativo, sanitario y laboral, que busca, en el fondo, un
cambio de modelo social” y que para ese cambio el PP necesita “asignar
otro rol a las mujeres españolas que supone un retroceso que nunca se había
pensado.”. En realidad son ellos los que están intentando cambiar el modelo
social como sea; suponiendo que podamos hablar de modelos, porque una cosa es
lo natural y otra lo irracional.
Ya en Cantabria, Rosa Inés García
unos días antes en un sensacionalista artículo sobre Rajoy que titulaba La Gran
Estafa, también hablaba de la “reducción de derechos y libertades que están
aplicando en cuestiones morales como la interrupción voluntaria del embarazo y
la educación” y más adelante que “Rajoy cogió un país con las mayores
cotas de libertad en derechos civiles”.
Ambas olvidan que todos los
cambios los inició Zapatero y que su gobierno tuvo que aplicar una férrea
disciplina de voto para sacar adelante la ley de salud sexual y
reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo del 2010 convirtiendo
a sus diputados en hombres de paja incapaces de decir esta boca es mía. Esa
ley cuyo nombre correcto es Ley de introducción de la Ideología de Género y
del aborto debería ser derogada por el gobierno de Rajoy íntegramente y sin
vacilaciones.
La fuerte oposición que están
haciendo en la calle a los recortes en educación y sanidad tienen una “lectura”
muy clara cuando se considera que es en la sanidad y la educación dónde la ley
del aborto está incubando la ideología de género y la cultura de la muerte.
Sorprende que todas las que
alardean del derecho de la mujer al aborto como Elena Valenciano y Rosa Inés
García nunca digan cuántas veces han ejercido ese derecho. Será que en el fondo
no lo tienen tan claro. Como muy bien ha dejado claro Gallardón lo que existe
es el derecho a la maternidad y antes de hablar de aborto hay que
preguntarse cuándo empieza la vida humana y qué valor tienen la vida humana.
Cuando se legisla en base al “todo es relativo” enseguida se pasa al
“todo vale” y este es el caldo de cultivo idóneo para la corrupción, cuyo
único freno es que no te pillen.Rafael Ruiz, Santander