"el Fondo Monetario Internacional en su informe semestral Perspectivas de la Economía Mundial proponía como forma de solucionar la crisis inmobiliaria una quita hipotecaria para las familias españolas, condonando de forma generalizada una parte de la deuda. Se trataría de engancharse a “este carro”.
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De guindos ha confirmado que el
Gobierno va aprobar en las próximas semanas una regulación para que los bancos
separen sus activos inmobiliarios tóxicos: suelo, promociones en construcción y
viviendas terminadas, creando su propio banco malo del que tendrán una
participación minoritaria y para el que tendrán que buscar inversores privados
que aporten el capital mayoritario de estas sociedades.
Lo difícil será encontrar esos
capitales dispuestos a financiar estas entidades y que tengan capacidad de
aguantar hasta que la crisis económica toque fondo; pero lo que está claro es
que no es un mal negocio para aquellos que tengan esta capacidad de aguantar
hasta que los precios de la vivienda dejen de caer porque entonces se
encontrarán con un buen patrimonio.
En definitiva parece que se trata
de hacer paquetes en cada banco con aquellas inversiones procedentes del sector
inmobiliario que ahora no están siendo rentables y buscarles capitales que los
financien y que asuman que su rentabilidad se producirá en el largo o muy largo
plazo.
La idea de Guindos es interesante
pero en mi opinión su eficacia es parcial porque no considera el fuerte
endeudamiento existente en las economías privadas –particulares- que está haciendo
que los bancos transformen “créditos por cobrar” en “viviendas para
vender”. Y este flujo no ha terminado todavía y la sangría de desahucios
continuará durante muchos años mientras el paro siga “machacando” la población.
El plan propuesto por el Ministro
Guindos sólo será realmente eficaz cuando los inversores y gestores de estos
múltiples “bancos malos” les interese estabilizar los precios de la
vivienda y consigan hacerlo. Esta estabilidad de precios en la vivienda es
necesaria porque recuperaría el mercado inmobiliario y permitiría a los
particulares salir de la “ratonera” en que les metió la burbuja inmobiliaria; y
digo “les metió la burbuja inmobiliaria” porque aunque nadie fue obligado a
endeudarse, la burbuja inmobiliaria prolongada a lo largo de siete años fue una
auténtica ratonera en la que cayeron muchas familias y particulares actuando de
forma razonable y con buena fe. Y también es necesaria la estabilidad en los
precios de la vivienda porque permitirá restablecer el sistema de garantías
crediticias que facilitará el flujo de crédito a las pequeñas empresas y
autónomos.
Pero también hay otras opciones
que se pueden añadir a este plan del Ministro Guindos para frenar la sangría de
desahucios. Y estas opciones consistirían en que estos múltiples bancos malos
que se pretende crear estén integrados no sólo por las viviendas para vender ya
en poder del banco sino también por créditos hipotecarios para cobrar. Es decir
se trataría de hacer que, para la vivienda familiar, se puedan opcionalmente
acumular los créditos junto con los intereses en la escritura de propiedad,
debiendo ser liquidados en una compraventa o cambio de titularidad.
El inconveniente de esta opción
añadida es que los inversores privados no van a tener incentivos para financiar
estos bancos malos porque su rentabilidad a muy largo plazo ya no estará tan
clara, y habrá que financiarlos con deuda soberana comprada por el banco
central Europeo.
Pero esta opción que propongo sí
que tiene ventajas importantes por el efecto beneficioso que sobre el
crecimiento de la economía produce la descarga a las economías domésticas de la
losa que las aplasta. Las reformas y recortes que está haciendo y tiene que
hacer el gobierno serían fácilmente “digeribles” por la sociedad.
Hace unas semanas el Fondo
Monetario Internacional en su informe semestral Perspectivas de la Economía
Mundial proponía como forma de solucionar la crisis inmobiliaria una quita
hipotecaria para las familias españolas, condonando de forma generalizada una
parte de la deuda. Se trataría de engancharse a “este carro”.
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