Únicamente en Japón teníamos un referente que podía indicar
el peligro que nos acechaba, ¿pero el ama de casa, el trabajador podían saber
lo que había pasado y pasaba en Japón? ¿No debían ser las instituciones las que
alertaran de forma eficaz y efectiva de la “gota fría” que se estaba acumulando
en las altas capas de la atmósfera y los efectos devastadores que iba a tener?
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Los desahucios en España no sólo tienen tintes dramáticos
–cada desahucio es un drama- sino que se han convertido en un problema social
de dimensiones considerables. La burbuja inmobiliaria fue una auténtica ratonera
en la que muchas familias se endeudaron actuando razonablemente y ahora no
pueden pagar sencillamente por que no eran expertos en burbujas inmobiliarias
ni adivinos para prevenir el calado de la crisis que se nos echaba encima. A
nadie se obligó a pedir una hipoteca para comprar su vivienda pero las
expectativas de que si no podemos pagar la vendemos y tenemos una plusvalía,
era un pensamiento generalizado.
La mala configuración del euro llevo a políticas monetarias
de bajos tipos de interés para reanimar las economías centroeuropeas como la
alemana, pero muy nocivas para los países periféricos como España dónde se
generaron las burbujas inmobiliarias. Todos los expertos sabían que los
inmuebles estaban sobrevalorados, que había burbuja inmobiliaria, pero su
prolongación en el tiempo antes de “pincharse” y la existencia de una burbuja
anterior de escasas consecuencias como la que se extendió en España desde 1989
a 1992 generó la sensación colectiva de que aquí no va a pasar nada. Únicamente
en Japón teníamos un referente que podía indicar el peligro que nos acechaba,
¿pero el ama de casa, el trabajador podían saber lo que había pasado y pasaba
en Japón? ¿No debían ser las instituciones las que alertaran de forma eficaz y
efectiva de la “gota fría” que se estaba acumulando en las altas capas de la
atmósfera y los efectos devastadores que iba a tener?
El banco central europeo tiene por objetivo controlar la
inflación, a diferencia de la Reserva Federal que además tiene como objetivo el
crecimiento económico. La inflación se mide por el índice de precios al consumo
y si consultamos en Wikipedia encontramos que una de las críticas que se hace
al IPC es que “no incorpora una medición del precio de la vivienda en
propiedad”. ¿No se le ocurrió al Banco Central Europeo pensar que debía
controlar el precio de la vivienda? Es evidente que no, pero debería haberlo
hecho. Tampoco lo está haciendo ahora porque ignora las disfunciones que crea
en la economía la caída del precio de la vivienda; en concreto el sistema de
garantías que permite a los bancos prestar a las pymes y autónomos está
desactivado, y no habrá crédito mientras no haya sistema de garantías y no hay
sistemas de garantías mientras los precios de la vivienda no se estabilicen. Si
algo está claro es que el Banco Central Europeo es responsable. Quizá no sea el
único, ni el principal pero lo es y nadie le está exigiendo responsabilidades.
Cuando un banco ejecuta un desahucio lo único que hace es
cambiar una hipoteca por cobrar por una vivienda para vender y además asume
unos gastos de comunidad y mantenimiento; deja al ciudadano en la calle y no
recupera su liquidez, y encima tiene que ser rescatado con dinero público. La
banca también es responsable y tampoco se le están exigiendo responsabilidades.
Ahora se está articulando un “banco malo” donde se están
incluyendo las viviendas vacías en poder de la banca. Este “banco malo” es una
inversión a muy largo plazo. Cuando la economía se recupere tendrá un gran
valor, pero mientras tanto ha de ser financiado. La constitución española
dice en su artículo 47 que “Todos los
españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada.”. Al gobierno de Rajoy –el anterior fue incapaz de
hacer nada; estaba obsesionado en imponer la ideología de género y la cultura
de la muerte: estas fueron sus únicas ocupaciones- y en concreto al ministro
Luis de Guindos ¿no se le ha ocurrido ampararse en este precepto constitucional
para proteger la vivienda familiar? El mecanismo es tan sencillo como eficaz, y
además genera votos. Se trataría de permitir para aquellas viviendas donde se
está censado –la vivienda familiar- que se pueda dejar de pagar la hipoteca
opcionalmente y se acumulen los intereses y el principal en la escritura de propiedad
mientras no se produzca una compraventa. El banco prestamista aportaría al
“banco malo” un crédito hipotecario para cobrar en vez de una vivienda para
vender y el propietario no sería desahuciado. El gobierno anterior, también es
“responsable” y el actual lo está empezando a ser.
Este banco malo tendrá que ser
financiado por el Banco Central Europeo. No hemos de olvidar nunca que si bien
una vivienda necesita un año o más para ser construida, el dinero se fabrica de
hoy para mañana. La inflación está controlada y el tipo de cambio respecto al
dólar está “fuerte” y nos vendría mejor que se devaluara. Una inyección de
dinero de nueva creación introducido en el sistema financiero mediante
préstamos a muy largo plazo dirigido a financiar el banco “malo” en estos
momentos, dicen los expertos que sería beneficiosa para la economía española,
europea y el fortalecimiento del euro como sistema monetario.
Está bien que Bruselas y en concreto
Ángela Merkel se preocupe de controlar el déficit y provocar que se hagan
reformas estructurales que acaben entre otras cosas con el despilfarro de las
subvenciones públicas; pero esta mentalidad “germánica” con la que se aplica y
la indecisión de Rajoy rayana en la pusilanimidad, nos están prestando un flaco
servicio. Bruselas y Merkel también son responsables.
Y en el reparto de responsabilidades no
olvidemos tampoco como ya hemos dicho antes que a nadie se obligó a pedir un
préstamo hipotecario para comprar su vivienda, y que cada cual ha de asumir su
propia responsabilidad; pero no es justo que sea la economía doméstica, el
particular, el ciudadano el que cargue con todas las consecuencias. Crece la
indignación y la rabia contenida.
Por último y para colmo, que aparezca
Rubalcaba y la izquierda radical queriendo solucionar el problema causa “pavor”
porque ya sabemos de qué pie cojean y a donde nos suelen llevar.