Pero antes de proseguir obligado es repasar “
los libros autores del daño” de dónde mana la ideología de género
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“Él se enfrascó tanto en su lectura, que se le
pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio, y
así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro, de manera que
vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los
libros, así de encantamientos, como de pendencias, batallas, desafíos, heridas,
requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles, y asentósele de tal modo
en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones
que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo.” Si Miguel de Cervantes tuviera que
escribir hoy su obra magistral no habría fijado el origen de la locura de don
Quijote en la lectura de novelas de caballerías, lo habría visto, sin duda, en
la ideología de género, la mayor irracionalidad antropológica de toda la
historia, la más profunda de los tiempos que corren y “la última rebelión del
hombre contra su condición de criatura” en palabras de Benedicto XVI. Ideología
que pretenden colarnos, antes a hurtadillas y ahora de “obra vista” en centros
de enseñanza y sanidad, gracias a la ley 2/2010.
La ideología de género definida por
algún autor como “una visión de la persona que
consiste en afirmar que en materia de sexualidad no hay nada que sea natural y
que, por tanto, todo lo que tiene que ver con la sexualidad es una construcción
cultural, subjetiva, uno no es ni hombre ni mujer, es la orientación
afectivo-sexual que autónomamente decida…lo que somos sexualmente lo
construimos con nuestra libertad, con lo que hacemos” tiene ese
punto de irracionalidad profunda como diría Feliciano de Silva a quién don
Quijote gustaba de leer: “La razón de la
sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con
razón me quejo de la vuestra fermosura”.
A lo largo de la geografía española,
bajo el encantamiento de la ideología de género deambulan también hoy los
caballeros andantes, pero parece sin duda que la Junta de Andalucía está en la
vanguardia de estos lances. En la Proposición de Ley para la no discriminación
por motivos de identidad de género y de reconocimiento de los derechos de las
personas transexuales publicada en el BOPA el 13 de febrero de 2013, que
pretenden aprobar en el mes de diciembre actual, y que a lo largo de 17 páginas
que no tienen desperdicio se hacen múltiples afirmaciones como que “En la persona imperan las características psicológicas
que configuran su forma de ser y se ha de otorgar soberanía a la voluntad
humana sobre cualquier otra consideración física” se establece el
derecho a cambiar el sexo-género a todos los efectos administrativos y
sanitarios, la obligatoriedad para los médicos de atenderlo y se evita
cualquier pronunciamiento de la ciencia médica, o intervención de los jueces.
El caso del niño que se siente niña del Colegio San Patricio se está utilizando
como excusa para preparar el caldo de cultivo para la aprobación de esta Ley.
Olvidan por completo la afirmación del psiquiatra
Joseph Nicolosi cuando dice que “la mente, el cuerpo y el espíritu
deben trabajar juntos en armonía para que el hombre y la mujer estén a bien
consigo mismo y maduren en su potencial como persona”. La condición de
hombre o mujer reflejada en la cadena de cromosomas ADN de cada una de las
células de nuestro cuerpo que se refleja en la complementariedad física y
fisiológica del hombre y la mujer deben estar en consonancia con el sentir de
la mente y del espíritu; y las disfunciones que se produzcan serán siempre una
fuente de frustración y sufrimiento: es el mensaje de este autor.
Pero antes de proseguir obligado es
repasar “los libros autores del daño”
de dónde mana la ideología de género causante del disparate y la sinrazón de
nuestra casta nacional, de aquel “se les fue la olla” de los tiempos modernos; “para en este trance no … perdonar a ninguno, porque todos
han sido los dañadores, y mejor será arrojarlos por las ventanas al patio,
hacer un rimero de ellos, y pegarles fuego, y si no, llevarlos al corral, y
allí se hará la hoguera, y no ofenderá el humo. Lo mismo dijo el ama: tal era
la gana que las dos tenían de la muerte de aquellos inocentes; mas el cura no
vino en ello sin primero leer siquiera los títulos”
El feminismo es un movimiento histórico que pretendía algo
justo: lograr la igualdad de la mujer con el varón en la vida social, superando
los prejuicios históricos que habían llevado a excluir a la mujer de la
cultura, de la vida profesional, económica, etc. sin embargo la ideología de
género como toda ideología pretende dar razón de la historia de la sociedad en
base a unos principios elementales que permitirían diagnosticar la raíz de
todos los conflictos y proponer una solución a todos ellos. Es un
reduccionismos intelectual, asociado a una fe ciega en sus diagnósticos, que
trae consigo una agenda política de transformación de la sociedad, y que
importa los planteamientos de la lucha de clases del marxismo y los introduce
en la familia. El ideólogo se siente un dios omnisciente capaz de recrear el
mundo feliz que el Dios verdadero no consiguió hacer. Comienza a hablarse de
género con el Mayo del 68 francés con una serie de feministas muy influidas por
los planteamientos de la francesa Simone de Beauvoir, que había sostenido la
teoría de que la mujer no nace, sino que se hace, es decir, es un producto
cultural. Simone de Beauvoir argumentaba que el feminismo había equivocado el
objetivo al plantear como meta la igualación en derechos entre el varón y la
mujer.
Junto a los planteamientos de Simone
de beauvoir en Francia y los de algunas de las primeras feministas como
Sulamith Firestone, Alison Jagger o Germaine Greer están los de Judith Butler
que los lleva a extremos radicales: “Comprender
el Género como una categoría histórica es aceptar que el género, entendido como
una forma cultural de configurar el cuerpo, está abierto a su continua reforma,
y que la anatomía y el sexo no existen sin un marco cultural. Términos como
masculino y femenino son notoriamente intercambiables; los términos para
designar el género nunca se establecen de una vez por todas, sino que están
siempre en el proceso de estar siendo rehechos…Se puede ser hombre con un
cuerpo de mujer y se puede ser mujer con un cuerpo de hombre ”.
La ideología de género pretende
suprimir la distinción entre hombre y mujer en todos los órdenes de la vida: en
el leguaje, en la moral, en el derecho, en las relaciones familiares,
etc.; y para ello es imprescindible acabar con el matrimonio y la familia como
estructuras opresoras de la mujer para alcanzar una sociedad sin clases de sexo
mediante una labor de “deconstrucción” cambiando el significado del lenguaje,
reescribiendo la historia, rehaciendo la ética, el derecho y la sexualidad. Se
intenta “deconstruir” la educación para rehacer la conciencia de las nuevas
generaciones para que piensen con las categorías propias de la ideología de
género.
Rematado ya su juicio,
vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue
que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra, como
para el servicio de su república, hacerse caballero andante, e irse por todo el
mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras, y a ejercitarse en todo
aquello que él había leído, que los caballeros andantes se ejercitaban,
deshaciendo todo género de agravio, y poniéndose en ocasiones y peligros, donde
acabándolos, cobrase eterno nombre y fama.
Queda para otra ocasión hablar de la
agenda política de la ideología de género en España cuyo culmen es la Ley
2/2010 de Salud sexual y reproductiva y de la Interrupción voluntaria del embarazo,
donde se regula la nueva orden de caballería que profesan los caballeros
andantes de los tiempos que corren, que ya no cabalgan a lomos de jumento ni
rocín, sino en arcadas de dragones apocalípticos de múltiples cabezas.
Publicado en El Mundo Cantabria el 18
de diciembre de 2013
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Buitrago de Lozoya. Foto del autor. |
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