¿Se convertirán, Pablo Iglesias y sus amigos Monedero y el pequeño Errejón en el Capitán Trueno, Goliat y Crispín, y liberarán a España de bellacos y malandrines al grito de Santiago y cierra España? ¿O bien son una versión actualizada del Capitán Garfio y sus piratas, y nos llevarán al País de Nunca Jamás?
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Corría el mes de Agosto del pasado año cuando Arriola, la pitonisa del PP, conjuró a los dioses del Olimpo, o de Sierra Nevada, para que le anticiparan el futuro de la España electoral y los sacrificios que debían ofrecer para conseguir aplacar su ira, y también información privilegiada y un trato de favor. Sacó la bola, hecho las cartas, hizo los conjuros, rayos truenos, chirríos, ruidos de cadenas y alguna palabra codificada, venida del más allá, o del más acá, que se repetía machaconamente una y otra vez. Lanzó un exabrupto, un “demonios” –nunca mejor dicho- y llamó a Mariano transmitiéndole la ininteligible buena nueva. Entendieron que había que convocar la Junta Nacional –observe el lector que he dicho Junta Nacional, no Junta Autonómica- y por aquello del “ruido de cadenas” debía ser, como siempre, en el otrora castillo de Sigüenza, hoy confortable Parador Nacional.
Y así fue como allí, en las
mazmorras del castillo, se reunió la cúpula, las mejores huestes, la pata negra
del partido popular, un martes 9 de septiembre, festividad de San Pedro Claver.
Amordazaron a Montoro por su propensión a decir lo que no toca, y repitieron
los rituales, sacaron las bolas, echaron las cartas, hicieron los conjuros,
algún rabo “fresco” de lagartija, -que era tiempo de lagartijas-, y los mismos
resultados: rayos, truenos, chirríos, ruidos de cadenas, algún olor fétido,
venido del más allá, o del más acá, que en Sigüenza se cocinan las mejores
alubias, y la misma palabra codificada, que se repetía machaconamente una y
otra vez. De nuevo exabruptos, demonios –nunca mejor dicho- y exhortos. Alguien
mencionó, por asociación de imágenes y memoria audio-visual, al cocodrilo de
Peter Pan en la película de Disney. Carcajadas generalizadas. Pero el espontáneo
insistió. El cocodrilo, cada vez que se lanzaba por sorpresa a comerse al
capitán Garfio, era descubierto por un Tic-Tac que salía de su interior, pues
antaño había engullido la sabrosa mano del Capitán Garfio con reloj incluido.
Las carcajadas se tornaron agridulces. ¿Has dicho Tic, Tac? Sí, insistió
el espontáneo – ¿el pequeño Nicolás, quizás?-. De nuevo repitieron los
rituales, sacaron las bolas y echaron las cartas. Núñez Feijoo sugirió aprovechar para hacer una
queimada, a lo que Mónago se adhirió con manifiesto entusiasmo y solicitó
permiso para invitar a su novia canaria. Sánchez-Camacho en diez
segundos dio diez razones por las cuales era diez veces mejor un cremat que una
queimada. ¡Y la chica canaria se queda en su estancia!, añadió. Arriola pidió
evitar las distracciones y se pusieron manos a la obra con tanto ímpetu y
concentración que despertaron de su eterno sueño al mismísimo Doncel. Y
efectivamente lo que se oía era un TIC-TAC. Arriola, la pitonisa del PP, había
dado en el clavo, era un TIC-TAC, pero ¡qué demonios –nunca mejor dicho-
significaba aquello!. Por más que insistieron y ofrecieron sacrificios –todos a
una quemaron y pisotearon, por maldito, su viejo programa electoral- los
dioses no les dieron más información privilegiada. Y de nuevo un espontáneo –
¿el pequeño Nicolás, quizás?- sugirió: ¡lo averiguaremos!.
Y así corrieron los días, pasaron
los meses, y cuando el 25 de Enero último, Pablo Iglesias le espetó a Mariano
“en Grecia esta noche ya se escucha 'TIC, TAC'” todos los augurios
quedaron descifrados. Al fin, la buena nueva de Arriola ya tenía nombre y
apellidos. Se llamaba Pablo Iglesias. Y el susodicho convocó también a sus
dioses de Sol para el pasado 31 de Enero; y los dioses le dieron su beneplácito
en forma de multitudes. Pero, ¿podrán más los dioses de Pablo Iglesias que los
de Arriola? ¿Ofrece también sacrificios ocultos a sus dioses el mencionado
Pablo Iglesias? ¿Se convertirán, Pablo Iglesias y sus amigos Monedero y el
pequeño Errejón en el Capitán Trueno, Goliat y Crispín, y liberarán a España de
bellacos y malandrines al grito de Santiago y cierra España? ¿O bien son una
versión actualizada del Capitán Garfio y sus piratas, y nos llevarán al País de
Nunca Jamás? Y en ese caso, ¿quién hará de Peter Pan? y ¿quién de Campanilla?
Continuará. Como decía la canción del grupo Santabárbara “Le llamaban Charly,
la encontré en la calle tendida y lloró de hambre, Oh Charlie Charlie”. No se
pierdan el próximo capítulo de esta trepidante serie “De Pitonisas, Brujos y
Hechiceros”.