EL PAPEL DEL PADRE EN LA IDENTIDAD SEXUAL DE LOS
HIJOS
En
ocasiones anteriores hemos hablado del Feminismo, que si bien en sus orígenes
era “una batalla por la
justicia y la dignidad de la mujer”, en
esta lucha, “la mujer, sin apenas
percibirlo, comenzó a renunciar a su propia feminidad, sin ser consciente del
menoscabo que esto implicaría a largo plazo para su libertad y su pleno
desarrollo personal”.
Hemos visto
también como el Aborto y la Ideología de Género se entronizaban en el Feminismo
en un supuesto Nuevo Orden Mundial que ya no se expone sino que necesita ser
impuesto por sus connotaciones contra-natura; mientras que surge también un
NEOFEMINISMO liberador para la mujer y también para el hombre, y capaz de
volver las aguas a su cauce.
Y hemos
visto como en la otra cara de la moneda, el varón padece en mayor medida los
efectos del feminismo de género. Hemos insistido en la importancia de la
función paterna que no puede ser eliminada, ni desvalorizada, ni ignorada, ni
tergiversada, sin consecuencias graves.
También hemos
hablado en otra ocasión de la Identidad del niño varón y la importancia de los
referentes. Ahora lo vamos a hacer de la mano de Maria Calvo Charro que en su
libro Alteridad Sexual. Razones frente a la
ideología de Género 2014, y lo
vamos a hacer en tres pates
El papel del padre en la identidad sexual de
los hijos
El padre, modelo de masculinidad
El padre, primera imagen de Dios para los hijos
EL PAPEL DEL PADRE EN LA IDENTIDAD SEXUAL DE LOS
HIJOS
Como escribió el poeta
estadounidense Robert Bly: «Solamente una mujer puede convertir un embrión en niño, pero solamente un
hombre puede convertir a un niño en hombre».
La diferencia de sexos encarnada por el padre juega
un papel de revelación y confirmación de la identidad sexuada. La masculinidad
no se puede aprender en los libros, es algo que los padres pasan a los hijos
sin percibirlo apenas. «La mujer es, el hombre debe ser hecho»,
afirma con rotundidad Guy Corneau (1989).
Tanto la chica como el chico tienen tendencia, al comienzo
de su vida, a identificarse con el sexo de la madre. Como afirmaba Chesterton,
a cualquier niño «la carne y el espíritu de
la femineidad le rodean desde el principio de sus orígenes como las cuatro paredes
de una casa». Sin embargo, es el padre, en la medida en que es
reconocido por la madre, el que va a
permitir al hijo situarse sexualmente. «Solo frente al padre el chico será confirmado en su masculinidad y la
chica podrá feminizarse» (Anatrella, 2008, p.
224). La sola existencia del padre al lado de la madre proporciona alimento
psíquico al niño para distinguirse y acceder a la autonomía. Es a través de la
intermediación del padre que se realiza de la mejor manera el proceso de
sexualización y la interiorización de la identidad sexual del niño.
El psicoanalista Stoller ha demostrado que
el niño, sea del sexo femenino o masculino, vive una identificación primera con
su madre y, por lo tanto, con la sexualidad femenina. El chico comprometido en
esta identificación primitiva conoce un itinerario más difícil que la chica
para liberarse de su madre y afirmar su virilidad.
A este propósito, señala el Dr. Liaño que todo hace
pensar que la condición básica del fenotipo sexual es femenina y a ella tiende
de forma espontánea el nuevo ser; ha de haber un esfuerzo añadido para que se
quiebre esa tendencia a la feminidad y aparezca el ser masculino. Como afirmó Alfred
Host: «Llegar a ser macho es una
aventura larga, difícil y arriesgada. Es una especie de lucha contra la
inherente tendencia a la feminidad ». El acompañamiento que el padre realiza en
el proceso en el que el niño construye su propia
identidad es insustituible (Liaño, 2008, p. 22).
Por su parte, Kirkpatrick sostiene que: «La identidad de los chicos (...) comienza con la identidad femenina, pero
la fuerza biológica los impulsa hacia una identidad masculina diferente y más
frágil que la identidad femenina de las mujeres» (Gurian, 2004, p.
196).
Asimismo, la psicóloga A.
Horner explica: «Una vez establecido el
curso de la identidad femenina de la chica, es relativamente interrumpido. La
identidad femenina esencial se origina en las primeras relaciones con la
matriz. Mientras que la identidad sexual del chico depende de su capacidad de
diferenciarse de la matriz» (Gurian, 2004, p. 196).
En el próximo artículo
veremos al Padre como modelo de masculinidad.
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