COMER INSECTOS, ¿CULTURA O MAL GUSTO?
Seguramente ya conocen la afición de los chinos a comer cosas
raras, insectos y gusanos incluidos. Puede ser también, que conozcan sitios
dónde se compran y degustan estos bichos o que, incluso, los hayan degustado
alguna vez. Y probablemente se habrán preguntado si es normal comer insectos, o
es cosa de chinos. Y habrán pensado que, ¿si los españoles comemos caracoles,
porque los chinos no pueden comer insectos?
Y es verdad. ¡Con lo buenos que están los caracoles y lo
asquerosos que son para algunos! En el Norte de España se cocinan gordos, con
salsa; y en Andalucía, cuando no los hay, se cocinan las
caracolas pequeñas, con caldo fino, de hinojo y yerbas del campo, que recuerda
la cerveza mejicana. Mi madre los tenía colgados de una red, durante unos días,
para que el caracol vaciase el intestino, o sea que “cagase”, con perdón;
después los limpiaba con vinagre, una y otra vez, hasta que al pobre bicho no
le quedaba más baba que expulsar. Y todo esto, de forma artesanal, con las
manos; así quedaban suaves, pero a la vez asquerosas, pensaba yo. ¿Qué tienen
los insectos que no tengan los caracoles, para no ser aceptados en sociedad?
San Juan Bautista se alimentaba de langostas; no de las
que se sirven acompañadas de centollos, sino de las que llevan guarnición de
saltamontes. Algunos de ustedes habrán comido perdices y palomas de campo. Sin
embargo, como dice la canción, las palomas de ciudad ¡no hay quién las coma ni
pueda masticar!
La caza es exquisita. Es carne sin aditivos, carne que no engorda,
carne con sabor. Y quizá, por esta misma razón, los del kétchup y la
hamburguesa no la pueden ni ver.
Los humanos somos omnívoros, o sea, que comemos de todo, ¿Pero
todo se puede comer? En la desembocadura del río Pas, en Cantabria, se practica
la pesca sin muerte. Los lugareños dicen que son “mules”, que se alimentan de
porquería que trae el río, que procede de las cloacas. Si quieres comerte uno,
lo tienes que cocinar con vinagre para quitarle el sabor amargo.
Y no hablemos de comer culebras, ratas o ratones, aunque sean
de campo. ¿Y es que hay algo que hace que unos animales o bichos se puedan comer
y otros no? Ante todo hay que decir que cada cual come lo que le da la gana,
que sobre gustos no hay nada escrito. Y dicho esto, para saber si un bicho se
puede comer, hay que saber primero ¿qué, come el bicho en cuestión?
¿Han observado que casi toda la carne que comemos es de
animales que no comen carne, de animales herbívoros? Comemos palomas de campo,
pero no comemos urracas o picarazas, como las llaman en Aragón. Comemos
perdices, pero no comemos cuervos ni grajos. Comemos conejos y liebres y antaño
ardillas, pero incluso a las liebres, algunos, tampoco las tragan; y es que
mientras el conejo y la ardilla come vegetales, la liebre se lo come todo. Y si
siguen analizando verán que la regla se cumple, o por lo menos casi siempre,... bueno bastantes veces.
La carne de los animales carnívoros es de sabor fuerte y los
jugos gástricos de su aparato digestivo, más fuertes todavía. Se ha de limpiar
bien al animal antes de cocinarlo para que, a pesar de estar muerto, no nos
haga daño todavía. Si se fijan, ni siquiera los carnívoros comen carnívoros.
¿Han visto alguna vez un video de un león comiéndose una hiena? Y si lo han
visto será como algo extraño; el pobre león debía estar hambriento, y
probablemente se le fueron las ganas de comer hiena para siempre. Y no hablemos
ya de comerse un buitre. Recuerdo que mi abuelo me contaba que en la posguerra
civil española se pasó hambre; ¡tanta!... que un perro se comió una pastilla de
jabón. Al menos no se comieron al perro, le dije yo.
En fin, que, si los insectos comen vegetales, entonces comer
insectos es un tema cultural, cuestión de gustos y costumbres. Pero si los
insectos comen porquería, entonces comer insectos es cosa de guarros, con
perdón. Saltamontes sí, pero comer cucarachas del cubo de la basura es de
mal gusto, aunque estén crujientes.
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