viernes, 22 de septiembre de 2017

HORMONADOS CON ESTRÓGENOS


CUANDO “LA SEÑO” TIENE PENE, SE HORMONA CON ESTRÓGENOS Y ADQUIERE APARIENCIA DE MUJER
Si un niño con “o” dice un día en casa que “cuando sea mayor le gustaría ser princesa como mamá”, probablemente no se le dé más importancia y mamá recibirá la frase con una sonrisa de oreja a oreja.
Si esta frase la repite con frecuencia alguien pensará que el niño con “o” está un poco “en-mamado” o bien que su papá debe dedicarle más tiempo.
Pero si esta frase la dice en el parvulario, y si además ocurre que la “seño” del niño con “o” es un “seño” macho, con pene, hormonado hasta las orejas, con estrógenos, y apariencia de mujer, el niño con “o” y sus papas pueden tener un serio problema.
Previsiblemente la “seño” macho con pene, hormonado con estrógenos, y apariencia de mujer, no va a soltar su presa y le dirá a su niño, con ”o”, que puede ser una princesa  como el/ella y que él/ella también tiene “colita”; y si se aprueba la Proposición de Ley Mordaza de Pablo Iglesias, tendrá a su favor toda la fuerza de la ley, injusta e inicua, pero ley publicada en el BOE.
Los padres tienen toda la fuerza de la naturaleza y de la verdad, pero eso no va a ser suficiente porque el Artículo 20 bis. 2 dice que: “A partir de los 16 años de edad, los menores transexuales y transgénero podrán prestar por sí mismos el consentimiento informado para acceder a la reasignación sexual quirúrgica. A partir de la pubertad podrán prestar por sí mismos el consentimiento informado para acceder a los bloqueadores hormonales y al tratamiento hormonal cruzado.
Ciertamente se habla de pubertad y de 16 años, pero es para cirugía y hormonas, y no es suficiente para frenar a la “seño” macho, con pene, hormonado hasta las orejas, con estrógenos, y apariencia de mujer, e impedirle que cree confusión en el niño.
La sicología del niño está en proceso de maduración y necesita del referente materno y paterno para descubrir su identidad, identidad que ya está escrita en la cadena de cromosomas del ADN de cada una de las células de su cuerpo, pero el niño sólo descubrirá lo que eso significa cuando tenga referentes. En otro artículo hemos comentado que “necesitamos saber lo que somos para desarrollarnos como tales, estar a bien con nosotros mismos y madurar en nuestro potencial como personas. El desconocimiento de nuestra identidad y por tanto de nuestra forma de comportarnos es una fuente de frustración y sufrimiento” y hemos hablado del proceso en el que el niño adquiere su identidad, primero como persona, después como varón o mujer, y finalmente conoce lo que significa ser varón respecto a la mujer y viceversa.
La complementariedad entre el varón y la mujer exige del referente paterno y materno para entender qué significa ser varón respecto a la mujer y viceversa. Hemos comentado también que si no se han cerrado etapas cuando llega la pubertad, si el niño no ha descubierto su identidad como varón y se ha integrado sicológicamente en el mundo de sus “iguales”, los varones, tendrá un anhelo latente que puede acaparar el objeto de su sexualidad, y de forma similar ocurrirá en las niñas: “Este anhelo profundo que subyace en su psicología puede acaparar el objeto de la sexualidad de su cuerpo y disputar el lugar que correspondería a la atracción por el sexo opuesto. Si llegados a este punto incidimos con una fuerte carga mediática acompañada de argumentación intelectual coherente pero errónea, el conflicto tiene muchas probabilidades de aparecer. Posteriormente las terapias de curación tendrán que reabrir etapas anteriores y cerrarlas adecuadamente. La figura paterna será fundamental para ello.”
Ignorar todo este proceso en el niño y de forma similar en la niña, es un grave error; y aprobar una ley que lo legaliza es una IRRESPONSABILIDAD TAN GRANDE que solo se entiende desde la ignorancia o desde la maldad.
Los hijos son algo muy importante en la vida de las personas y por defenderlos se acometen heroicidades y se para los pies a quien haga falta. La paz solo se construye sobre la justicia y la libertad. No lo olvide señor Pablo Iglesias. No lo olviden señores diputados.

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