Lo que rompe España es saltarse el Principio de
Legalidad; lo que rompe España son los contravalores con los que se está impregnando nuestro Ordenamiento Jurídico
La constitución dice que Todos tienen derecho a la
Vida. La ciencia dice que el ADN del óvulo fecundado es distinto del ADN del
padre y de la madre. La policía utiliza la prueba del ADN para identificar las
personas, luego el concebido no nacido ya es una persona y entra en ese “Todos”
del que habla la Constitución.
La ley 2/2010 del Aborto de Rodríguez Zapatero (Ley
Aído) dice que el aborto es un derecho, ergo la Ley 2/2010 incurre en fraude de
Ley, fraude a la Constitución.
El partido Popular presentó contra la misma un Recurso
de Inconstitucionalidad que fue admitido a trámite pero su Sentencia fue
aplazada sin fecha en Abril del 2014 y no ha sido resuelto todavía; ergo el
tribunal Constitucional es responsable también de la aplicación de la Ley del Aborto.
El gobierno de Rajoy hizo una mini-reforma de la Ley
del Aborto de Zapatero que supuso la validación de dicha ley. Ergo el gobierno
de Rajoy también es responsable.
La realidad es que en España mueren cada año más de cien mil niños abortados.
En estos momentos tenemos tres Proposiciones de Ley Inconstitucionales, la primera de ellas es la Prop. Ley Mordaza LGTBI de Pablo Iglesias, una profunda aberración que con apariencia de buenismo pretende cambiar la naturaleza humana y da al traste con todos los valores de la Constitución en todos los ámbitos de la sociedad, rompiendo el principio de presunción de inocencia y abriendo las puertas a la corrupción de menores en la enseñanza.
La segunda de ellas es la doble Proposición de Ley de
Eutanasia de los independentistas catalanes y de Pedro Sánchez, que pretenden
sacar adelante antes del verano; y la tercera anda ahí medio oculta y es la Ley
de Vientres de alquiler de Albert Rivera.
Todas ellas claramente inconstitucionales, además de
lo que ya han avanzado en estas materias las Comunidades Autónomas con el
soporte de la Ley 2/2010
En este contexto donde la legalidad y la Constitución
no es respetada por nadie y parece no importar a nadie, pongamos los ojos en
Cataluña.
La situación actual de Cataluña es un problema de
respeto a la legalidad. Se puede ser independentista y lo que se quiera, pero
las leyes justas hay que respetarlas siempre y no se puede proclamar la
independencia de Cataluña al margen de la Constitución.
Lo hemos contado en el artículo “Caminante no hay camino” el 26-09-2015,
el 22-11-2015 en el artículo Legalidad Internacional
Al final el problema es el mismo, un problema de
Respeto a la Legalidad. Parece que el único que respeta la legalidad es el
ciudadano.
Y la conclusión es que si el Estado Español no respeta
la legalidad en temas cruciales como es el inicio y el final de la vida humana,
la gestación y la naturaleza humana, ¿va a tener autoridad suficiente el Estado
para proteger la Unidad de España, frente a unos independentistas que también
actúan en la ilegalidad?
Si ambos, el gobierno Español, y el gobierno de la
Generalitat de Cataluña están en la ilegalidad, ¿Quién puede ilegalizar a
quien? Y si el Tribunal Constitucional no actúa para tramitar el Recurso de
Inconstitucionalidad de la Ley del Aborto de Zapatero y defender la
Constitución, ¿Qué autoridad tiene el Tribunal Constitucional frente a la
Generalitat de Cataluña? La respuesta es clara, ninguna.
Esto es lógica pura, matemáticas, excel para tontos,
"faves comptades que diuen a Catalunya"
Y Rajoy era un hombre prudente, o al menos no era
incendiario; pero Pedro Sánchez es como Zapatero, astuto para sus intereses,
pero totalmente ajeno al Bien común y a la concordia entre Españoles.
Y con esto no estoy justificando para nada la
ilegalidad de Cataluña, estoy defendiendo a los cien mil niños que mueren al
año, a los 500 que han muerto hoy y a la mucha más de media Cataluña que es
catalana y española y es agredida por los independentistas.
En la película “Un
Hombre para la Eternidad” el sentido
jurídico y la importancia del respeto a la legalidad de Tomás Moro quedan
reflejados con maestría cuando se manifiesta a favor de conceder al diablo el
beneficio de la ley si hiciera falta. Roper, el yerno de tomas Moro, le exige
que arreste a Richard Rich, un turbio personaje, que más tarde se convertirá,
con perjurio, en su principal acusador.
“-Roper: Hazle arrestar / -Tomas
Moro: ¿Por qué? / -Roper: Es peligroso.
-Margaret: Por libelo y espía. Padre ese hombre es malo / -Tomas Moro: No hay ley alguna contra eso / -Roper: Está la ley de Dios / -Tomas Moro: Que lo arreste Dios. Sería libre de irse aunque
fuera el diablo en persona, hasta que violara la ley. / -Roper: Vaya con que daríais al Diablo el beneficio de la ley 7 -Tomas Moro: Sí ¿tú qué harías? Dar un rodeo alrededor de la ley
para coger al diablo / -Roper: Sí. Me
saltaría todas las leyes de Inglaterra para hacerlo. / -Tomas Moro: Ya y cuando te hubieras saltado la última ley y el
diablo se volviera contra ti ¿dónde te esconderías, Roper, sin leyes de por
medio? Este país está sembrado de guerras de costa a costa, leyes humanas, no
divinas, si te las saltaras, y eres muy capaz de hacerlo Roper ¿crees de
veras que podrías resistir impasiblemente los vientos que se levantarían?
Sí. Yo concedería al Diablo el beneficio de la ley por mi propia seguridad
Por su parte Jutta Burggaff en su libro “Libertad vivida con
la fuerza de la fe”, hace una descripción de un diálogo entre un
funcionario nacionalsocialista y un fiscal, que ha tenido lugar en uno de los
famosos procesos judiciales después de la segunda guerra mundial. El relato es
el siguiente: P: ¿Mataron a alguien
en el campo de concentración? R: Sí. P: ¿Asfixiados por gas? R: Sí. P:
Enterrados vivos? R: Ocurrió alguna vez. P: ¿Ayudó usted personalmente a matar
a estas personas?. R: En absoluto, yo era solamente el tesorero del campo. P:
¿Qué efectos le producían estas acciones? R: Era duro al principio, pero nos
acostumbramos. P: ¿Sabe usted que los rusos le van a colgar?. R: (rompiendo a
llorar): ¿Por qué? ¿Qué he hecho?.
Es
cierto que no hizo nada; se limitó a cumplir órdenes. Los funcionarios del
Estado nazi explicaron sus actuaciones inmorales con el argumento de que ellos
se limitaron a cumplir órdenes. Ante el peligro de la pérdida del trabajo, del
exilio, de desgracias para toda su familia, de la tortura y de la propia muerte
(física o moral), abdicaron a los dictámenes de su conciencia y algunos se
convirtieron en asesinos sin escrúpulos. La situación era, ciertamente, muy
compleja, y no se trata de juzgar a personas concretas, sino de comprender la
condición humana.
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