¿Cómo queremos salir de la crisis? ¿Qué tipo de sociedad queremos? y ¿cómo sería una sociedad menos consumista y con capacidad para emplear a toda la población activa? La respuesta es simple, sería una sociedad que consumiera más bienes inmateriales, y estos bienes inmateriales son formación y cultura, presencial y “online”; pero formación y cultura no contaminada y desparasitada de ideologías.
_________________________________
Cuenta la Biblia que un Faraón de
Egipto tuvo un sueño en el que vio siete vacas “lustrosas y de hermoso
aspecto paciendo en el carrizal” que fueron devoradas por otras siete vacas
macilentas y de mala catadura; y vio también como siete espigas “henchidas y
buenas” eran consumidas por otras siete espigas secas, flacas y asolanadas que
brotaban después de las primeras. Nadie de su corte supo interpretar el sueño
del Faraón excepto el israelita José hijo de Jacob, que por aquel
entonces estaba en los calabozos acusado injustamente.
José hizo saber al Faraón que
vendrían siete años de gran hartura a los que seguirían otros siete años de
hambre que asolaría el país haciendo olvidar toda la hartura anterior.
Recomendó también al Faraón que se fijase en algún hombre inteligente y sabio y
lo pusiera al frente de Egipto para que recogieran y almacenaran el grano
sobrante en los siete años de abundancia para cuando llegasen los siete años de
escasez. Sabiamente el Faraón decidió que ese hombre era José y lo puso al
frente de su casa; y ocurrió todo tal y como José había previsto y gobernó con
gran acierto.
No nos hubiera venido mal haber
tenido también un “José” que nos hubiera vaticinado que tras los siete años de
burbuja inmobiliaria con creación de empleo vendrían siete años de “vacas
flacas” que asolarían la economía batiendo records de paro; y tampoco nos
hubiera venido mal que ese “José” hubiera conducido nuestra economía con
acierto. Pero no ha sido así, y hemos tenido lo que hemos tenido, con los
gobernantes que hemos tenido que en los años de bonanza se han enfangado, algunos
de ellos hasta las orejas, en corrupción e ideologías extrañas.
Si hacemos los cómputos, los
siete años de “vacas gordas” encajan más o menos con lo que ocurrió en la época
de bonanza y los siete años de “vacas flacas” podrían terminar a mediados del
2014, empezándose a ver en este otoño los ansiados “brotes verdes”.
Quizá esta argumentación a algún
político le pueda venir bien para soportar su deseado clima de confianza que
incremente el consumo, que a su vez genere crecimiento económico. Pero si algo
bueno ha tenido esta crisis es que nos ha conducido a llevar una vida más
austera y menos consumista y sería deseable no aparcar a las primeras de cambio
las buenas costumbres y hábitos adquiridos. Y llegados a este punto podemos
acabar deshojando la margarita: ¿Me tomo o no me tomo el café de media mañana,
mejor con croissant, para así reactivar el sector de la hostelería, los
benditos bares que dicen algunos, y que la salida de la crisis será más rápida?
¿Nos cambiamos o no nos cambiamos el coche ¡ya!, aunque sea a crédito, y así
contribuimos a reactivar el sector del automóvil generando trabajo para salir
de la crisis, aunque sea a costa de nuestro a ahorros y de volver otra vez a
endeudarnos?
Ciertamente para salir de la
crisis lo mejor es que entre dinero “fresco” de fuera que mueva nuestra
economía, ya que con la entrada del euro entregamos la llave de la caja y ya no
podemos darle a la manivela. Y para que entre dinero “fresco” de fuera no hay
nada como exportaciones y turismo, mejor exportaciones que mejoran nuestra
tecnología y nuestra capacidad industrial. Pero si no entra dinero fresco, o
entra en cantidad insuficiente porque nuestros precios no son competitivos
siempre podemos poner un ventilador para hacer que el dinero que ya hay dentro
se mueva más deprisa. Un billete de cinco euros puede estar todo un día metido
en una caja o puede haber intervenido en cinco transacciones al cabo del día y
haber generado PIB por veinticinco euros en ese día.
Salir de la crisis ha de suponer
generar trabajo para los seis millones de parados quienes a su vez contribuirán
a que se mantengan el sistema de pensiones, pero quizá deberíamos plantearnos
¿cómo queremos salir de la crisis? ¿Qué tipo de sociedad queremos? y ¿cómo
sería una sociedad menos consumista y con capacidad para emplear a toda la
población activa? La respuesta es simple, sería una sociedad que consumiera más
bienes inmateriales, y estos bienes inmateriales son formación y cultura,
presencial y “online”; pero formación y cultura no contaminada y desparasitada
de ideologías.
Zapatero soñó con los brotes
verdes pero como no los aró ni los regó se quedó sin ver la tierra prometida.
Rajoy ha hecho algunas reformas pero ni todas ni con la profundidad suficiente
y podemos perder la oportunidad que nos brindan estos tiempos difíciles. Y
aunque todavía conserva la mayoría absoluta cada vez lo tiene más difícil
porque anda acorralado por presunta corrupción, por otros con una presunta
corrupción en sus espaldas todavía mayor, amén de los parásitos de las
ideologías. En lo referente a la crisis de valores debería haber derogado ya la
ley de implantación de la ideología de género y de reconocimiento del aborto
como un derecho, -este es su verdadero nombre- y haberla sustituido por otra de
apoyo a la mujer embarazada y fomento de la natalidad; y dejar de marear la
perdiz. Trescientos niños no nacidos que son eliminados cada día sin que
ninguna ley se pregunte cuando empieza la vida humana, son razón suficiente.
Hay muchas estadísticas y datos que muestran que el aborto destroza la
psicología de la mujer y en esta situación la respuesta acertada es tratar de
reparar pero también está la respuesta de quién emprende una huida hacia
adelante entrando en una espiral de justificación y destrucción de valores
todavía mayor. Quien ha digerido un aborto, no le hace ascos a una factura sin
iva, ni a un complemento de sueldo en “b”, ni a un “regalito” de un proveedor
de la empresa.
En el campo de las reformas de la
administración poco o nada se ha hecho para eliminar duplicidades y recuperar
la idea del Bien común y el Principio de Subsidiariedad para que el Estado se
retire de allí dónde la iniciativa privada pueda llegar. No se ha abordado la
reforma de los criterios de financiación de los partidos políticos y los
sindicatos ni la forma de asignar las subvenciones. La decisión se ha de
trasladar al ciudadano evitando cualquier clientelismo político. El sistema de
marcar la X en la renta que se utiliza para asignar la financiación a la
Iglesia es el procedimiento a seguir para partidos políticos, sindicatos y
cualquier subvención a asociaciones ONG y similares. La figura del cheque
escolar es otra de las grandes figuras para financiar la enseñanza y que aporta
equidad y libertad a nuestro sistema escolar. Se ha hecho una ley que pretende
recuperar la cultura del esfuerzo pero que tampoco reconoce que el derecho a
educar es de los padres y puede acabar siendo rechazada por unos y otros.
Es triste perder unas elecciones
supuestamente por haberse metido en la guerra de Irak, pero hay cosas por las
podemos jugarnos el gobierno, las elecciones y también la vida. Abraham Lincoln
fue asesinado unas semanas después de que consiguiera abolir la esclavitud,
pero seguro que si en sus últimos momentos le hubieran preguntado, habría dicho
que ha merecido la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario