viernes, 23 de agosto de 2013

SALIR DE LA CRISIS


 
¿Cómo queremos salir de la crisis? ¿Qué tipo de sociedad queremos? y ¿cómo sería una sociedad menos consumista y con capacidad para emplear a toda la población activa? La respuesta es simple, sería una sociedad que consumiera más bienes inmateriales, y estos bienes inmateriales son formación y cultura, presencial y “online”; pero formación y cultura no contaminada y desparasitada de ideologías.
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Cuenta la Biblia que un Faraón de Egipto tuvo un sueño  en el que vio siete vacas “lustrosas y de hermoso aspecto paciendo en el carrizal” que fueron devoradas por otras siete vacas macilentas y de mala catadura; y vio también como siete espigas “henchidas y buenas” eran consumidas por otras siete espigas secas, flacas y asolanadas que brotaban después de las primeras. Nadie de su corte supo interpretar el sueño del Faraón excepto  el israelita José hijo de Jacob, que por aquel entonces estaba en los calabozos acusado injustamente.

José hizo saber al Faraón que vendrían siete años de gran hartura a los que seguirían otros siete años de hambre que asolaría el país haciendo olvidar toda la hartura anterior. Recomendó también al Faraón que se fijase en algún hombre inteligente y sabio y lo pusiera al frente de Egipto para que recogieran y almacenaran el grano sobrante en los siete años de abundancia para cuando llegasen los siete años de escasez. Sabiamente el Faraón decidió que ese hombre era José y lo puso al frente de su casa; y ocurrió todo tal y como José había previsto y gobernó con gran acierto.

No nos hubiera venido mal haber tenido también un “José” que nos hubiera vaticinado que tras los siete años de burbuja inmobiliaria con creación de empleo vendrían siete años de “vacas flacas” que asolarían la economía batiendo records de paro; y tampoco nos hubiera venido mal que ese “José” hubiera conducido nuestra economía  con acierto. Pero no ha sido así, y hemos tenido lo que hemos tenido, con los gobernantes que hemos tenido que en los años de bonanza se han enfangado, algunos de ellos hasta las orejas, en corrupción e ideologías extrañas.

Si hacemos los cómputos, los siete años de “vacas gordas” encajan más o menos con lo que ocurrió en la época de bonanza y los siete años de “vacas flacas” podrían terminar a mediados del 2014, empezándose a ver en este otoño los ansiados “brotes verdes”.

Quizá esta argumentación a algún político le pueda venir bien para soportar su deseado clima de confianza que incremente el consumo, que a su vez genere crecimiento económico. Pero si algo bueno ha tenido esta crisis es que nos ha conducido a llevar una vida más austera y menos consumista y sería deseable no aparcar a las primeras de cambio las buenas costumbres y hábitos adquiridos. Y llegados a este punto podemos acabar deshojando la margarita: ¿Me tomo o no me tomo el café de media mañana, mejor con croissant, para así reactivar el sector de la hostelería, los benditos bares que dicen algunos, y que la salida de la crisis será más rápida? ¿Nos cambiamos o no nos cambiamos el coche ¡ya!, aunque sea a crédito, y así contribuimos a reactivar el sector del automóvil generando trabajo para salir de la crisis, aunque sea a costa de nuestro a ahorros y de volver otra vez a endeudarnos?

Ciertamente para salir de la crisis lo mejor es que entre dinero “fresco” de fuera que mueva nuestra economía, ya que con la entrada del euro entregamos la llave de la caja y ya no podemos darle a la manivela. Y para que entre dinero “fresco” de fuera no hay nada como exportaciones y turismo, mejor exportaciones que mejoran nuestra tecnología y nuestra capacidad industrial. Pero si no entra dinero fresco, o entra en cantidad insuficiente porque nuestros precios no son competitivos siempre podemos poner un ventilador para hacer que el dinero que ya hay dentro se mueva más deprisa. Un billete de cinco euros puede estar todo un día metido en una caja o puede haber intervenido en cinco transacciones al cabo del día y haber generado PIB por veinticinco euros en ese día.

Salir de la crisis ha de suponer generar trabajo para los seis millones de parados quienes a su vez contribuirán a que se mantengan el sistema de pensiones, pero quizá deberíamos plantearnos ¿cómo queremos salir de la crisis? ¿Qué tipo de sociedad queremos? y ¿cómo sería una sociedad menos consumista y con capacidad para emplear a toda la población activa? La respuesta es simple, sería una sociedad que consumiera más bienes inmateriales, y estos bienes inmateriales son formación y cultura, presencial y “online”; pero formación y cultura no contaminada y desparasitada de ideologías.

Zapatero soñó con los brotes verdes pero como no los aró ni los regó se quedó sin ver la tierra prometida. Rajoy ha hecho algunas reformas pero ni todas ni con la profundidad suficiente y podemos perder la oportunidad que nos brindan estos tiempos difíciles. Y aunque todavía conserva la mayoría absoluta cada vez lo tiene más difícil porque anda acorralado por presunta corrupción, por otros con una presunta corrupción en sus espaldas todavía mayor, amén de los parásitos de las ideologías. En lo referente a la crisis de valores debería haber derogado ya la ley de implantación de la ideología de género y de reconocimiento del aborto como un derecho, -este es su verdadero nombre- y haberla sustituido por otra de apoyo a la mujer embarazada y fomento de la natalidad; y dejar de marear la perdiz. Trescientos niños no nacidos que son eliminados cada día sin que ninguna ley se pregunte cuando empieza la vida humana, son razón suficiente. Hay muchas estadísticas y datos que muestran que el aborto destroza la psicología de la mujer y en esta situación la respuesta acertada es tratar de reparar pero también está la respuesta de quién emprende una huida hacia adelante entrando en una espiral de justificación y destrucción de valores todavía mayor. Quien ha digerido un aborto, no le hace ascos a una factura sin iva, ni a un complemento de sueldo en “b”, ni a un “regalito” de un proveedor de la empresa.

En el campo de las reformas de la administración poco o nada se ha hecho para eliminar duplicidades y recuperar la idea del Bien común y el Principio de Subsidiariedad para que el Estado se retire de allí dónde la iniciativa privada pueda llegar. No se ha abordado la reforma de los criterios de financiación de los partidos políticos y los sindicatos ni la forma de asignar las subvenciones. La decisión se ha de trasladar al ciudadano evitando cualquier clientelismo político. El sistema de marcar la X en la renta que se utiliza para asignar la financiación a la Iglesia es el procedimiento a seguir para partidos políticos, sindicatos y cualquier subvención a asociaciones ONG y similares. La figura del cheque escolar es otra de las grandes figuras para financiar la enseñanza y que aporta equidad y libertad a nuestro sistema escolar. Se ha hecho una ley que pretende recuperar la cultura del esfuerzo pero que tampoco reconoce que el derecho a educar es de los padres y puede acabar siendo rechazada por unos y otros.

Es triste perder unas elecciones supuestamente por haberse metido en la guerra de Irak, pero hay cosas por las podemos jugarnos el gobierno, las elecciones y también la vida. Abraham Lincoln fue asesinado unas semanas después de que consiguiera abolir la esclavitud, pero seguro que si en sus últimos momentos le hubieran preguntado, habría dicho que ha merecido la pena.
 

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