"En un régimen de libertad religiosa y libertad de expresión el Islam da paso al Cristianismo como la noche al día con los primeros rayos de sol."
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“Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra”
Estas palabras del Evangelio son una realidad
viviente en Mohammed convertido en Josep Fadelle. EL precio a pagar es una
historia verídica que “engancha”. Un libro que testimonia la vivencia de la Fe
Cristiana conocida en la edad adulta y permite ver desde fuera algo que has
vivido siempre desde dentro. Un libro que permite conocer la sociedad islámica,
su forma de vivir la religión y proporciona las claves para entender los
últimos acontecimientos producidos en la mezquita ceutí de Benzú.
“Durante el servicio militar, Mohammed,
un joven musulmán iraquí miembro de una importante familia chiíta, descubre con
espanto que su compañero de cuarto es un cristiano llamado Massoud. Entre ambos
surge una relación paradójica, de la que Mohammed saldrá transformado”.
Los prejuicios de Mohammed contra el cristianismo
se van desmoronando a medida que va conociendo a Massoud a quién intenta
convertir a la religión islámica para obtener la recompensa celestial prometida
a los valientes: mujeres hermosas como sirenas, y leche y miel en abundancia y
también por la buena reputación que se ganaría entre los suyos. La personalidad
de Massoud le va cautivando poco a poco, pero Massoud no manifiesta ningún
interés en convertirle ni en transmitirle su Fe cristiana. Se limita
simplemente a pedirle que lea el Corán en profundidad antes de acceder a
dejarle los Evangelios que Mohammed le pide para demostrarle la
superioridad del Corán.
Mohammed es consciente de que los maestros le han
enseñado siempre que, antes que la comprensión del texto, lo que se premia es
la lectura completa del Corán: basta descifrar las letras para avanzar en la
piedad y ganar indulgencias, aun cuando no se comprenda el sentido completo de
las palabras. De ahí que cualquier musulmán pueda estar seguro, fuera de toda
duda, de llegar al paraíso.
Mohammed se sumerge en el Corán y es entonces
cuando empiezan los problemas. Debería haber sido menos confiado y recordado el
versículo del Corán que aconseja no ahondar en nada capaz de trastornar la
propia fe. En la segunda sura, llamada de la Vaca o Al-Baqara las cosas se
complican. No entiende que versículo tras versículo, Alá se rebaje a dictar las
leyes de repudio, los plazos de los pleitos y tantos otros detalles que a su
entender, carecen de valor religioso. Otro de los puntos que Mohammed considera
conflictivo es la insistencia con que el Corán determina la superioridad y el
poder de los hombres sobre las mujeres, consideradas casi siempre seres
inferiores, con la mitad de cerebro que el hombre, cuando no impuras si están
menstruando. El versículo 34 de la sura An-Nisâ o de las mujeres ordena, por
ejemplo, amonestar a aquellas cuya infidelidad sospechéis y a encerrarlas en habitaciones
apartadas y ve necesario golpearlas.
Cuando lee que Mahoma contrae matrimonio con Aisha
una niña de siete años o que después de casar a su hijo adoptivo, Zaïd, hace de
la mujer de éste –es decir, de su nuera- su séptima esposa, se siente aún más
decepcionado.
Las consultas a Jeques y ayatolás no le satisfacen.
Su fe en el islam se resquebraja y se ve obligado a cambiar de estrategia y
llevar a Massoud hasta el mismo lugar en que se encuentra él. Convencerle de que
también su religión es una engañifa para estar en una posición de igualdad y
confiarle con tranquilidad sus dudas sobre el islam.
El día de su conversión Mohammed tiene un sueño que
le sitúa junto a un río no demasiado grande, de apenas un metro de ancho. En la
otra orilla ve a un personaje más bien alto, de unos cuarenta años, hacia el
que se siente irresistiblemente atraído, y experimenta un fuerte deseo de
cruzar al otro lado para reunirse con él. Empieza a atravesar el rio y se
siente suspendido en el aire. El hombre que tiene enfrente tiende su mano para
ayudarle y pronuncia una frase enigmática: “Para cruzar el río tienes que
comer el pan de vida”.
Al despertar no da mayor importancia a su sueño y
posteriormente se encuentra con Massoud que casualmente le presta el Evangelio.
Contra toda lógica, Mohammed empieza a leer por el evangelio de San Juan en vez
de hacerlo por el principio y termina leyendo las mismas palabras “pan de vida”
que acababa de oír hace unas horas en su sueño. Dentro de él sucede algo
extraño, como una explosión que lo arrastra todo a su paso y va acompañada de
una sensación de bienestar y calor; una pasión casi violenta y cargada de amor
hacia ese Jesucristo del que hablan los Evangelios. Tiene la certeza de que su
vida nunca volverá a ser como antes.
De vuelta a la vida civil,
Mohammed es casado por su padre con una mujer que no elige pero a la que
después ama y es correspondido, y con la que tiene dos hijos. Tiene una única
idea: bautizarse y recibir el “pan de vida”. ¡Una auténtica locura, algo
impensable para familiares y allegados! En el islam el cambio de religión
constituye un crimen. Su familia es capaz de todo con tal de hacerle desistir,
aunque en vano. A las amenazas y los golpes les suceden la prisión durante
dieciocho meses y las torturas; y felizmente la conversión de su mujer.
Mohammed, convertido en Joseph una vez bautizado, vive un largo calvario, pero
no cede un milímetro. Se dicta una fatwa contra él, y sus hermanos le disparan
en plena calle en Jordania saliendo con vida milagrosamente”.
Finalmente consiguen
abandonar el país y huir a Francia y aquí . Actualmente Joseph es una persona
obligada, por prudencia, a cambiar de residencia cada poco tiempo y que siente
la necesidad de ayudar a través de la red a sus compatriotas musulmanes que se
encuentran en circunstancias parecidas a las de él.
Muchas otras cosas muy interesantes se cuentan en este libro
que no procede aquí transcribir. Cuando te sumerges en su lectura hay momentos
en que la indignación te domina, pero entras en conflicto contigo mismo cuando
consideras el encuentro de Asís promovido por Juan Pablo II o sus palabras
sobre el Islam en “Cruzando el Umbral de la Esperanza: "La Iglesia mira
también con afecto a los musulmanes que adoran al único Dios, vivo y
subsistente, misericordioso y todopoderoso, creador del cielo y de la
tierra" (n. 3). Gracias a su monoteísmo, los creyentes en Alá nos son
particularmente cercanos.. En este libro encuentras la clave
para entender. En un régimen de libertad religiosa y libertad de expresión el
Islam da paso al Cristianismo como la noche al día con los primeros rayos de
sol.
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