Si el ilustre hidalgo Don
Quijote de la Mancha perdió el juicio leyendo novelas de caballerías, la
ideología de género tiene convertido a todo un partido socialista en caballero
andante.
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Varios intentos tuvo que hacer
Felipe González para que el PSOE abandonara las tesis marxistas y se acercara a
los postulados de la social democracia europea. Según fuentes de Wikipedia
después de ser elegido en el exilio secretario general, lo intentó por primera
vez ya en territorio español en el Congreso de 1976, pero el congreso
rechazó la propuesta. En mayo de 1979 en el XXVIII Congreso del partido lo
intentó por segunda vez siendo rechazada la propuesta de nuevo. Felipe González
renunció a su cargo de Secretario General y en Septiembre de 1979 en un
Congreso Extraordinario se abandonaron definitivamente las tesis marxistas y se
aceptaron los postulados de la social democracia europea volviendo a ser elegido
Secretario General.
La visita del primer ministro
francés, Manuel Valls, nacido en Barcelona y que se expresa en un correcto
castellano, nos ha dejado declaraciones de principios muy acertadas y bien
recogidas por Casimiro G-Abadillo: “Me defino como patriota, no como
nacionalista”. La diferencia es que el patriota “ama a los suyos” mientras que
el nacionalista “odia a los otros”. O sentencias económicas como: “¿Cómo
compaginar políticas de izquierdas con el mayor programa de ajuste económico
que se ha puesto en práctica en Francia?” Hemos vivido por encima de nuestras
posibilidades. Tenemos que hacer compatible la reducción del déficit con
políticas de crecimiento que ayuden a reducir el paro… El equilibrio
presupuestario debe llevarse a cabo preservando la educación y salvando de los
recortes a los salarios y a las pensiones más bajas. Eso es ser
socialdemócrata.”
Desde los tiempos de la UCD, los
grandes partidos de la democracia siempre tuvieron claro que para gobernar
había que hacerlo desde el centro. El inicio de las leyes perniciosas para la
sociedad española como la del aborto se realizó bajo la creencia en la falsa y
manipulada premisa de que había demanda social. Con el gobierno de Zapatero
todo cambió y se pasó a crear la demanda social con la legislación. Mientras
hablaba de diálogo, sólo dialogaba con sus afines ideológicamente. Mientras
hablaba de talante nos ponía en la vanguardia mundial de las nuevas tesis
ideológicas como la ideología de género y el aborto como derecho que figuraban
el programa electoral de Izquierda Unida. Nunca se entenderá como un personaje
tan poco acertado, con una mayoría tan simple, pudo hacer tantos destrozos en
tampoco tiempo en la sociedad española.
Así como el aspecto siniestro de
Rubalcaba le delataba, el efecto más dañino del iluminado Zapatero
radicaba en su apariencia de “buena persona”, de bobo solemne como le llamaría
Mariano Rajoy después de que Zapatero le llamara patriota de hojalata. Ante
Zapatero sólo quedaba el recurso a aquella advertencia “por sus frutos los
conoceréis”.
Pocos se han dado cuenta de que
Rubalcaba se va por no haber sabido ver a tiempo que el PSOE debía renunciar a
la ideología de género y al supuesto aborto como derecho. En las europeas ese
ha sido el centro y el único objeto de su discurso y aunque son muchos los
socialistas afectados por la ideología de género y el supuesto aborto como
derecho, esa “pestilencia intelectual” desconectada de la realidad sólo puede
ser admitida por el ciudadano a base de presión mediática y como algo que tiene
que tolerar pero bajo la condición de que no le afecte.
Sin embargo Rubalcaba, en su
apoyo y defensa de la monarquía con motivo de la abdicación del rey Juan Carlos
y la coronación del príncipe Felipe, ha hecho alarde de nobleza y rasgos de
hombre de Estado, y ha cosechado grandes alabanzas. Políticamente hablando
podríamos decir de él como de Don Quijote, que vivió loco y murió cuerdo: “Miráronse unos a otros, admirados de las razones de don
Quijote, y, aunque en duda, le quisieron creer; y una de las señales por donde
conjeturaron se moría fue el haber vuelto con tanta facilidad de loco a cuerdo,
porque a las ya dichas razones añadió otras muchas tan bien dichas, tan
cristianas y con tanto concierto, que del todo les vino a quitar la duda, y a creer
que estaba cuerdo.” (De la segunda parte
de D. Quijote de la Mancha).
José Luis Corcuera también está
dando lecciones de sentido común y de buen hacer. Recientemente ha afirmado con
claridad que la función de los partidos es estudiar los problemas reales de la
sociedad y resolverlos. Ha mantenido en alguna tertulia televisiva que no tiene
sentido atacar la enseñanza concertada puesto que la mitad de la enseñanza en
nuestro país es de este tipo y el Estado no tiene capacidad de asumirla y menos
cuando la enseñanza concertada tiene un coste muy inferior al de la pública; y
ha afirmado también que en último término son los ciudadanos los que la tienen
que aceptar o rechazar para sus hijos, pero no el gobierno.
Si el ilustre hidalgo Don Quijote
de la Mancha perdió el juicio leyendo novelas de caballerías, la ideología de
género tiene convertido a todo un partido socialista en caballero andante. La
corrupción que asola a nuestra clase política y en particular al Partido
Socialista y algunos sindicatos, y de la que algunos no parecen ser capaces de
desengancharse, es más bien un efecto secundario de ideologías que relativizan
el bien y el mal y lo confunden entre sí. Ciento veinte mil abortos al año no
es algo inocuo en la población, ni tampoco lo es decir que es un derecho
eliminar a un “embrión no nacido”, etapa por la que hemos pasado todos; sin
fomentar otras alternativas, ni preguntarse ¿cuándo empieza la vida humana? La
ideología de género definida como “una visión de
la persona que consiste en afirmar que en materia de sexualidad no hay nada que
sea natural y que, por tanto, todo lo que tiene que ver con la sexualidad es
una construcción cultural, subjetiva, uno no es ni hombre ni mujer, es la
orientación afectivo-sexual que autónomamente decida… Cuando nacemos, nacemos
unisex y lo que somos sexualmente lo construimos con nuestra libertad, con lo
que hacemos” genera una confusión moral de gran calibre que afecta a
todos los demás aspectos de la vida ordinaria.
En estos momentos en que el
flamante electo secretario general socialista Pedro Sánchez “vela armas antes
de ser armado caballero” en las primarias que podrían llevarle a candidato de
su partido a las elecciones generales, debe entender que la desparasitación
ideológica del PSOE es una de las primeras labores a abordar. Enterrar de una
vez por todas el aborto como derecho, y la pretendida neutralidad sexual de los
niños, disfrazada con florituras de igualdad y de libertad de la mujer, es una
labor prioritaria como en su día lo fue enterrar la hoz y el martillo. Abrir
los ojos a la realidad que nos rodea les permitirá ver las cosas como son: los
niños son niños y las niñas son niñas y el concebido no nacido un ser humano
con todos los derechos. De lo contrario Pedro Sánchez y el Partido Socialista
no harán sino continuar las andaduras de caballero andante emprendidas por
Zapatero, Rubalcaba y Elena Valenciano.
“No
esperaba yo menos de la gran magnificencia vuestra, señor mío, respondió D.
Quijote; y así os digo que el don que os he pedido, y de vuestra liberalidad me
ha sido otorgado, es que mañana, en aquel día, me habéis de armar caballero,
y esta noche en la capilla de este vuestro castillo velaré las armas; y mañana,
como tengo dicho, se cumplirá lo que tanto deseo, para poder, como se debe, ir
por todas las cuatro partes del mundo buscando las aventuras en pro de los
menesterosos, como está a cargo de la caballería y de los caballeros andantes,
como yo soy, cuyo deseo a semejantes fazañas es inclinado. El ventero, que como
está dicho, era un poco socarrón, y ya tenía algunos barruntos de la falta de
juicio de su huésped, acabó de creerlo cuando acabó de oír semejantes razones,
y por tener que reír aquella noche, determinó seguirle el humor.
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