lunes, 23 de junio de 2014

DESAHUCIOS Y DESAHUCIADOS I


 
 
La batería de medidas de política monetaria anunciada por el presidente del Banco Central Europeo desata la euforia de los inversores”. “Lluvia de liquidez”. “Rebajas del tipo oficial de interés al 0,15%, penalización de la facilidad de crédito  y en otoño barra libre LTRO (Long Term Refinancing Operation)  de 400.000 millones a condición de que los fondos se destinen a financiar la economía real”. “El IBEX 35 sube y la prima de riesgo baja a niveles que no se veían desde mayo del 2010”. “Fin de la debacle del mercado inmobiliario en el 2014 y estabilización de precios de la vivienda”. “Incremento del consumo interno”. “Reducción del déficit”. “Boom de crecimiento económico y mejor ritmo de creación de empleo”. “El segundo trimestre será mejor que el primero”. “Continúa la fiesta”.

Son algunos de los titulares de la prensa económica de comienzos de Junio que se llena con los ansiados brotes verdes.

También alguna noticia “insólita” como “la inclusión -por imposición de Bruselas- en el cómputo del PIB de las actividades ilegales como el tráfico de drogas y la prostitución”. ¿Quo Vadis Europa?

Y alguna precaución como la de Francisco Uría “estas medidas tienen el riesgo de generar un exceso de expectativas (…). A mi juicio, el volumen de nuevo crédito concedido y su evolución tiene más que ver con el flujo de demanda solvente, entendida como solicitudes de financiación ligados a proyectos empresariales viables”.

Y también alguna precisión por mi parte: con los particulares, autónomos y PYMES la banca nunca se conforma con proyectos empresariales viables sino que quiere también garantías personales, o reales que se sustentan en la vivienda; y mientras los precios de la vivienda y los inmuebles desciendan, el volumen de transacciones del mercado inmobiliario sea reducido y los bancos tengan saturado su stock, la vivienda y los inmuebles no sirven como garantía válida, por tanto no somos solventes, por tanto no hay crédito. Quizá ahora que los precios de la vivienda empiezan a estabilizarse, para el que todavía conserve la suya y no se la haya quedado el banco, las cosas empiecen a cambiar.

El 26 de Julio de 2012 afirmó Draghi que "Bajo nuestro mandato el BCE hará todo lo que esté en su mano por proteger al euro. Y créanme, será suficiente", asegurando que "ningún país saldrá de la zona euro". "Si la prima soberana daña el funcionamiento de los canales de transmisión de la política monetaria, entonces entra en nuestro mandato", Fueron palabras tan “mágicas” para resolver la crisis financiera como evidenciadoras de que la raíz del problema de nuestros males estaba en el diseño del euro, en los Estatutos del Banco Central Europeo y en  la obstinación germánica del gobierno de Merkel.

Esta lluvia de dinero parece interesante, sobre todo cuando nace con el requisito de que no acabe financiando deuda pública, pero puede ser también el “caldo de cultivo” para la aparición de nuevas burbujas, aunque ahora podemos estar más organizados.

En Noviembre del 2012 en un artículo en esta misma Tribuna tuve ocasión de hablar sobre el grave problema de los desahucios comentando que “La burbuja inmobiliaria fue una auténtica ratonera en la que muchas familias se endeudaron actuando razonablemente y ahora no pueden pagar, sencillamente porque no eran expertos en burbujas inmobiliarias ni adivinos para prevenir el calado de la crisis que se nos echaba encima. A nadie se obligó a pedir una hipoteca para comprar su vivienda pero las expectativas de que si no podemos pagar la vendemos y tenemos una plusvalía era un pensamiento generalizado.

La mala configuración del euro llevó a políticas monetarias de bajos tipos de interés para reanimar las economías centroeuropeas como la alemana pero muy nocivas para los países periféricos como España dónde se generaron las burbujas inmobiliarias. Todos los expertos sabían que los inmuebles estaban sobrevalorados, que había burbuja inmobiliaria, pero su prolongación en el tiempo antes de “pincharse” y la existencia de una burbuja anterior de escasas consecuencias como la que se extendió en España desde 1989 a 1992 generó la sensación colectiva de que aquí no va a pasar nada. Únicamente en Japón teníamos un referente que podía indicar el peligro que nos acechaba, ¿pero el ama de casa, el trabajador podían saber lo que había pasado y pasaba en Japón? ¿No debían ser las instituciones las que alertaran de forma eficaz y efectiva de la “gota fría” que se estaba acumulando en las altas capas de la atmósfera y los efectos devastadores que iba a tener?

El banco central europeo tiene por objetivo controlar la inflación, a diferencia de la Reserva Federal que además tiene como objetivo el crecimiento económico. La inflación se mide por el índice de precios al consumo y si consultamos en Wikipedia encontramos que una de las críticas que se hace al IPC es que “no incorpora una medición del precio de la vivienda en propiedad”. ¿No se le ocurrió al Banco Central Europeo pensar que debía controlar el precio de la vivienda? Ya se ve que no, pero debería haberlo hecho. Tampoco lo está haciendo ahora porque no se “entera” de las disfunciones que crea en la economía la caída del precio de la vivienda. En concreto el sistema de garantías que permite a los bancos prestar a las pymes y autónomos está desactivado, y no habrá crédito mientras no haya sistema de garantías y no hay sistemas de garantías mientras los precios de la vivienda no se estabilicen. (…) Cuando un banco ejecuta un desahucio lo único que hace es cambiar una hipoteca por cobrar por una vivienda para vender y además asume unos gastos de comunidad y mantenimiento; deja al ciudadano en la calle y no recupera su liquidez y encima tiene que ser rescatado con dinero público.

Han pasado ya un par de años más y los desahucios han dejado tras sí una estela de injusticia, desolación y miseria fácilmente convertida y convertible en actuaciones “antisistema” en la calle. Se elaboró una ley de desahucios cuya efectividad ha sido limitada porque no ha evitado que siga habiendo desahucios y en la práctica apenas ha aportado soluciones a los que ya han sido desahuciados. Ha incluido la suspensión durante dos años de los desahucios en los que los afectados cumplan unas condiciones de especial vulnerabilidad, ha modificado el régimen de subastas de viviendas y ha promovido un sistema de quitas, un Fondo Social de Vivienda de alquiler destinado a familias desahuciadas y un código de buenas prácticas, pero no ha incorporado la dación en pago universal y retroactiva que se pedía en la Iniciativa Legislativa Popular; y también por el Consejo General de la abogacía española y por The economist que también reprochó al Gobierno que se preocupara más por los bancos que por los ciudadanos. 

La defensora del pueblo, Soledad Becerril, en fecha 23 de diciembre de 2013 recordó a la AEB y a la CECA que se siguen produciendo actuaciones “no acordes con la legalidad ni con el código de buenas prácticas y esto provoca “situaciones graves” en  personas deudoras de buena fe, que no pueden hacer frente a sus compromisos por razones claramente fundamentadas y mencionadas en la ley.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictaminó que “vulnera la normativa comunitaria porque no garantiza a los ciudadanos una protección suficiente frente a cláusulas abusivas en las hipotecas, no permite a los jueces paralizar un desahucio invocando cláusulas abusivas en las hipotecas, sino que esta cuestión ha de resolverse en otro juicio una vez que ya se ha ejecutado la expulsión.

En la segunda parte analizaremos las razones del gobierno para no aceptar la dación de pago generalizada y retroactiva y las posibilidades que ofrece la coyuntura actuar para resolver el problema de los desahucios y los desahuciados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario