“La batería de medidas de
política monetaria anunciada por el presidente del Banco Central Europeo desata
la euforia de los inversores”. “Lluvia de liquidez”. “Rebajas del tipo oficial de interés al 0,15%,
penalización de la facilidad de crédito y en otoño barra libre
LTRO (Long Term Refinancing Operation) de 400.000 millones
a condición de que los fondos se destinen a financiar la economía real”. “El
IBEX 35 sube y la prima de riesgo baja a niveles que no se veían desde mayo del
2010”. “Fin de la debacle del mercado inmobiliario en el 2014 y estabilización
de precios de la vivienda”. “Incremento del consumo interno”. “Reducción del
déficit”. “Boom de crecimiento económico y mejor ritmo de creación de empleo”.
“El segundo trimestre será mejor que el primero”. “Continúa la fiesta”.
Son algunos de los titulares de la prensa económica de
comienzos de Junio que se llena con los ansiados brotes verdes.
También alguna noticia “insólita” como “la inclusión -por
imposición de Bruselas- en el cómputo del PIB de las actividades ilegales como
el tráfico de drogas y la prostitución”. ¿Quo Vadis Europa?
Y alguna precaución como la de Francisco Uría “estas medidas
tienen el riesgo de generar un exceso de expectativas (…). A mi juicio, el
volumen de nuevo crédito concedido y su evolución tiene más que ver con el
flujo de demanda solvente, entendida como solicitudes de financiación ligados a
proyectos empresariales viables”.
Y también alguna precisión por mi parte: con los
particulares, autónomos y PYMES la banca nunca se conforma con proyectos
empresariales viables sino que quiere también garantías personales, o reales
que se sustentan en la vivienda; y mientras los precios de la vivienda y los
inmuebles desciendan, el volumen de transacciones del mercado inmobiliario sea
reducido y los bancos tengan saturado su stock, la vivienda y los inmuebles no
sirven como garantía válida, por tanto no somos solventes, por tanto no hay
crédito. Quizá ahora que los precios de la vivienda empiezan a estabilizarse,
para el que todavía conserve la suya y no se la haya quedado el banco, las
cosas empiecen a cambiar.
El 26 de Julio de 2012 afirmó Draghi que "Bajo nuestro mandato el BCE hará todo lo que esté en su
mano por proteger al euro. Y créanme, será suficiente", asegurando
que "ningún país saldrá de la zona euro". "Si la prima soberana daña el funcionamiento de los
canales de transmisión de la política monetaria, entonces entra en nuestro
mandato", Fueron palabras tan “mágicas” para resolver la crisis
financiera como evidenciadoras de que la raíz del problema de nuestros males
estaba en el diseño del euro, en los Estatutos del Banco Central Europeo y
en la obstinación germánica del gobierno de Merkel.
Esta lluvia de dinero parece interesante, sobre todo cuando
nace con el requisito de que no acabe financiando deuda pública, pero puede ser
también el “caldo de cultivo” para la aparición de nuevas burbujas, aunque
ahora podemos estar más organizados.
En Noviembre del 2012 en un artículo en esta misma Tribuna
tuve ocasión de hablar sobre el grave problema de los desahucios comentando que
“La burbuja inmobiliaria fue una auténtica
ratonera en la que muchas familias se endeudaron actuando razonablemente
y ahora no pueden pagar, sencillamente porque no
eran expertos en burbujas inmobiliarias ni adivinos para prevenir el calado de
la crisis que se nos echaba encima. A nadie se obligó a pedir una hipoteca para
comprar su vivienda pero las expectativas de que si no podemos pagar la
vendemos y tenemos una plusvalía era un pensamiento generalizado.
La mala configuración del euro llevó a
políticas monetarias de bajos tipos de interés para reanimar las economías
centroeuropeas como la alemana pero muy nocivas para los países periféricos
como España dónde se generaron las burbujas inmobiliarias. Todos los expertos
sabían que los inmuebles estaban sobrevalorados, que había burbuja
inmobiliaria, pero su prolongación en el tiempo antes de “pincharse” y la
existencia de una burbuja anterior de escasas consecuencias como la que se
extendió en España desde 1989 a 1992 generó la sensación colectiva de que aquí
no va a pasar nada. Únicamente en Japón teníamos un referente que podía indicar
el peligro que nos acechaba, ¿pero el ama de casa, el trabajador podían saber
lo que había pasado y pasaba en Japón? ¿No debían ser las instituciones las que
alertaran de forma eficaz y efectiva de la “gota fría” que se estaba acumulando
en las altas capas de la atmósfera y los efectos devastadores que iba a tener?
El banco central europeo tiene por objetivo
controlar la inflación, a diferencia de la Reserva Federal que además tiene
como objetivo el crecimiento económico. La inflación se mide por el índice de
precios al consumo y si consultamos en Wikipedia encontramos que una de las
críticas que se hace al IPC es que “no incorpora una medición del precio de la
vivienda en propiedad”. ¿No se le ocurrió al Banco Central
Europeo pensar que debía controlar el precio de la vivienda? Ya se ve que no,
pero debería haberlo hecho. Tampoco lo está haciendo ahora porque no se
“entera” de las disfunciones que crea en la economía la caída del precio de la
vivienda. En concreto el sistema de garantías que permite a los bancos prestar
a las pymes y autónomos está desactivado, y no habrá crédito mientras no haya
sistema de garantías y no hay sistemas de garantías mientras los precios de la
vivienda no se estabilicen. (…) Cuando
un banco ejecuta un desahucio lo único que hace es cambiar una hipoteca por
cobrar por una vivienda para vender y además asume unos gastos de comunidad y
mantenimiento; deja al ciudadano en la calle y no recupera su liquidez y encima
tiene que ser rescatado con dinero público.
Han pasado ya un par de años más y los desahucios han dejado
tras sí una estela de injusticia, desolación y miseria fácilmente convertida y
convertible en actuaciones “antisistema” en la calle. Se elaboró una ley de desahucios
cuya efectividad ha sido limitada porque no ha evitado que siga habiendo
desahucios y en la práctica apenas ha aportado soluciones a los que ya han sido
desahuciados. Ha incluido la suspensión durante dos años de los desahucios en
los que los afectados cumplan unas condiciones de especial vulnerabilidad, ha
modificado el régimen de subastas de viviendas y ha promovido un sistema de
quitas, un Fondo Social de Vivienda de alquiler destinado a familias
desahuciadas y un código de buenas prácticas, pero no ha incorporado la dación
en pago universal y retroactiva que se pedía en la Iniciativa Legislativa
Popular; y también por el Consejo General de la abogacía española y por The
economist que también reprochó al Gobierno que se preocupara más por los bancos
que por los ciudadanos.
La defensora del pueblo, Soledad Becerril, en fecha 23 de
diciembre de 2013 recordó a la AEB y a la CECA que se siguen produciendo
actuaciones “no acordes con la legalidad ni con el código de buenas prácticas y
esto provoca “situaciones graves” en personas deudoras de buena fe, que
no pueden hacer frente a sus compromisos por razones claramente fundamentadas y
mencionadas en la ley.
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictaminó que
“vulnera la normativa comunitaria porque no garantiza a los ciudadanos una
protección suficiente frente a cláusulas abusivas en las hipotecas, no permite
a los jueces paralizar un desahucio invocando cláusulas abusivas en las
hipotecas, sino que esta cuestión ha de resolverse en otro juicio una vez que
ya se ha ejecutado la expulsión.
En la segunda parte analizaremos las razones del gobierno
para no aceptar la dación de pago generalizada y retroactiva y las
posibilidades que ofrece la coyuntura actuar para resolver el problema de los desahucios
y los desahuciados.
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