“El 22 de noviembre el futuro de
las generaciones venideras estará en nuestras manos”
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“Votos emitidos 340, votos negativos 183, Votos
afirmativos 151 Abstenciones 6. Queda rechazada la proposición no de ley, que
pide la retirada del anteproyecto de ley de Protección de los Derechos del
Concebido y de la Mujer Embarazada” Estas palabras del Presidente de la Cámara de Diputados del
pasado mes de febrero tenían sabor histórico. El grupo socialista que
impuso con una férrea disciplina de voto una Ley 2/2010 que proclamaba el
aborto como derecho e introducía la ideología de género en la enseñanza y la
sanidad, vio cómo en un régimen de libertad de conciencia se ratificaba la Ley
de Protección del Concebido de Alberto Ruiz Gallardón.
La votación se realizó de forma secreta y el número de votos
favorables fue superior a los escaños del PP. El resultado fue espectacular si
consideramos que el no al aborto actualmente es políticamente incorrecto en la
opinión pública. Después de esta votación no se entiende qué extrañas consignas
han llevado a Mariano Rajoy a echar por tierra un proyecto que le hubiera
permitido revalidar mayorías y cuyo anteproyecto ya había sido aprobado por el
Consejo de Ministros. Ruiz Gallardón tampoco lo entiende y lo ha
manifestado con claridad el pasado día 13 de noviembre en el XVI Congreso
Católicos y Vida Pública de la Asociación Católica de Propagandistas: «Me da igual, no me importa que haya sido porque
lo haya promovido un lobby económico o porque alguien haya podido pensar que es
un beneficio electoral, es lo de menos (…) Ninguno de los motivos esgrimidos se
puede anteponer al deber moral de cualquier ser humano de defender la vida de
sus semejantes”
Gallardón consideró “terrible que las personas
ostenten distintos derechos en función de que tengamos una discapacidad o no”.
Últimamente, se ha hablado de nuevo de la aprobación de un
plan de familia, hecho positivo que hay que valorar. Entre el blanco y el negro
está la escala de los grises y ahí es donde se encuentra cómodo Rajoy, pero en
el tema del aborto la “delgada línea roja” es la derogación de la Ley Zapatero,
de un plumazo, sin miramientos. Si el gobierno no lo hace, ya puede poner
maquillajes, aunque sean medidas acertadas, que no va a recuperar el voto
pro-vida. El voto pro-vida es un voto intelectual, racional que se basa en la
búsqueda de la verdad y en la apuesta desinteresada por el bien Común. No se le
engaña fácilmente con sucedáneos, ni con técnicas de “spot publicitario”.
Gallardón ha reconocido que el cambio que él preconizaba tuvo
“menos apoyo” de la opinión pública del que esperaba. Pretender que un
ministro, un gobierno, solucione un problema de gran calibre como este,
mientras vemos los debates tranquilamente por televisión es demasiado
pretencioso. El testigo lo ha de recoger ahora la sociedad civil, el ciudadano,
para restaurar la cultura de la vida, de la maternidad y la familia en el
corazón de nuestra legislación. Mañana día 22 de
Noviembre todas las personas de buena voluntad sin “discriminación alguna por razón de nacimiento, raza,
sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o
social”, están llamadas a MANIFESTARSE bajo el lema CADA
VIDA IMPORTA, para defender a aquellos que protege la constitución en su
artículo número 15 cuando dice “Todos tienen
derecho a la vida y a la
integridad física y moral, …; y el Tribunal constitucional
cuando en el fundamento jurídico 9 de la Sentencia 53/85 plantea el aborto como
un conflicto entre los derechos de la mujer y la protección de la vida del nasciturus.
“Ni esta puede prevalecer incondicionalmente
frente a aquellos, ni los derechos de la mujer pueden tener primacía absoluta
sobre la vida del nasciturus, dado que dicha prevalencia supone la
desaparición, en todo caso, de un bien no solo constitucionalmente protegido,
sino que encarna un valor central del ordenamiento constitucional” y
el Tribunal Europeo cuando señala que “el
aborto no es un asunto privado ni un derecho incondicional de la mujer, ya que
“el derecho a la vida privada de la mujer debe ser ponderado con otros derechos
en conflicto, incluyendo los derechos del niño no nacido”. Y la
voz de la conciencia cuando nos dice
“No matarás”. Y el sentido común cuando nos pide “prudencia, porque todos
hemos sido embriones y no estamos hablando de melones ni de sandías”.
Y la ciencia cuando confirma que “el
óvulo recién fecundado ya tiene un código genético propio que determinará su
desarrollo físico”.
Ruiz Gallardón acertó cuando comparó la reforma del aborto
con la abolición de la esclavitud y afirmó que no hay nada más progresista que
defender al concebido no nacido. Aunque el drama del aborto es mucho mayor que
el de la esclavitud podemos establecer un claro paralelismo entre ambos. Cada
día mueren en España más de 300 niños no nacidos víctimas del aborto; unos
120.000 al año más todos los destrozos causados por la píldora del día después.
Demasiada sangre derramada sin que ninguna ley se pregunte ¿cuándo empieza la
vida humana? y ¿qué valor tiene la vida humana?.
La magistral película Lincoln de Steven Spielberg describe
cómo fue abolida la esclavitud en los Estados Unidos de América. Tiene diálogos
de gran calado donde contrasta la profundidad de los momentos históricos que se
viven con la falta de miras en algunos políticos republicanos que se pliegan
ante las dificultades y no ven más allá del corto plazo. En un determinado
momento Lincoln les reprende con palabras duras como estas:
“Escuchar todo esto me supera y no puedo tomar
ni una condenada medida que tenga un mínimo valor o sentido humano hasta
que logremos curarnos de la esclavitud y acabemos con la pestilente guerra. Y
me da igual que ustedes o cualquier otro lo sepa o no lo sepa; yo sé que lo que
necesito es esto. Esta enmienda es la cura. Ahora somos el centro de atención
del mundo entero. Ahora, el futuro de la dignidad humana está en nuestras
manos. Se ha derramado sangre para alcanzar este momento. Ahora, ahora, ahora …
y ustedes refunfuñan, incordian y escurren el bulto como mercachifles,
politicastos, fatigosos… Vean lo que tienen ante ustedes. Vean el aquí y el
ahora, eso es lo más difícil, es lo único que cuenta. La abolición de la
esclavitud mediante disposiciones constitucionales señala y determina el
destino de los tiempos venideros, no sólo de los millones que hoy viven sometidos,
también de los futuros millones que nacerán”. A continuación sentencia con energía:
“Soy el presidente de los EEUU de América,
investido de un poder inmenso. Van a procurarme esos votos”.
Palabras claras que marcan un horizonte y un sendero para
construir el futuro. Parafraseando a Lincoln podemos decir que “a pesar de la
crisis de valores, a pesar de la corrupción y la crisis económica, a pesar de
la indecisión del gobierno, este es el aquí y el ahora, este es el Norte, la
defensa de la vida que requieren los tiempos que corren “y que determina el destino de los tiempos venideros”.
El día 22 de Noviembre los ojos del mundo entero estarán puestos en Madrid y el
futuro de las generaciones venideras estará en nuestras manos. La sociedad
ha de dar un fuerte SI A LA VIDA, ha de lanzar un mandato imperativo a los que gobiernan,
que marque un punto de inflexión hasta hacer desaparecer la cultura de la
muerte y la ideología de género que nos han impuesto.
Publicado en El Mundo Cantabria el 21 de noviembre de 2014
Publicado en El Mundo Cantabria el 21 de noviembre de 2014
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