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La Renta Básica se daría por cada
hijo a partir del embarazo y hasta los 18 años. Su importe sería
decreciente"
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Las personas
que vivieron la posguerra comentan que fueron años duros en los que se
pasó hambre. Hasta el Plan de Estabilización de 1959, España vivía en un
régimen de autarquía donde el problema era producir. Faltaba tecnología,
personal cualificado… y la agricultura, que ocupaba a la mayor parte de la
población, necesitaba modernizarse para aumentar su capacidad productiva.
En la situación
actual, el problema no es producir sino vender. Nuestras empresas buscan
clientes como locos. La situación es muy distinta. Tenemos tecnología,
capacidad productiva, y varios millones de personas en paro con ganas de
trabajar. Y tenemos gente que pasa necesidad, que necesita cubrir sus
necesidades básicas. Sin embargo no somos capaces de poner a trabajar a las
personas en paro para que, con la capacidad productiva y la tecnología de
nuestras empresas, produzcan los bienes y servicios que necesitan los que pasan
necesidad.
El problema es ¿cómo
“arrancar” el motor de la economía y ponerla a buen ritmo? Se imaginan
la cantidad de riqueza que generaríamos si consiguiéramos poner a trabajar a
todas las personas en paro de nuestra sociedad. Se imaginan, por
ejemplo, el tirón de la producción de leche que experimentaría el Norte de
España si la Unión Europea, en vez de poner cupos, comprara esa leche para
donarla a los países del tercer mundo, con financiación del BCE. Se imaginan
como afectaría al paro y al PIB.
¿Por qué no se
cierran estos círculos? ¿Por qué no se arrancan estos motores? La crisis
de valores que hay en nuestra sociedad tiene mucho que ver con todo esto.
Mientras los que gobiernan no se olviden de sus intereses personales, de las
encuestas de opinión, de la opinión publicada que es distinta de la opinión
pública, y se preocupen por el bien común, es muy difícil que estos
problemas se solucionen.
Pero nuestra
sociedad tiene también otros problemas muy importantes que resolver. El más
importante es el aborto, la caída de la natalidad y el envejecimiento de la
población. Problemas que inciden en nuestra economía y en nuestra sociedad
de formas diversas.
Se ha hablado
mucho de la Renta Básica. De la forma de instrumentarla.
Se han expuesto pros y contras y se ha utilizado como slogan político. Yo
voy a proponer una de ellas que no estaría dirigida a las personas que
están en condiciones de trabajar, por que ya cuentan con el seguro de desempleo
en sus diversas modalidades, entre las que incluyo el PER que ha permitido que
en los pueblos de Andalucía siga habiendo “vida”.
La Renta Básica
se daría por cada hijo a partir del embarazo y hasta los 18 años. Su importe
sería decreciente, 180 euros mensuales hasta que el niño cumple un año; 170
euros mensuales hasta que cumple dos años y así sucesivamente; de forma que
cuando cumple 17 años y hasta los 18 cobraría 10 euros mensuales.
En épocas de
“vacas flacas” esta renta se ponderaría con un coeficiente que podría
oscilar entre 0 y 1 en función del tirón de la economía. En época de
vacas gordas oscilaría entre 1 y 2. Se pondría un importe mínimo a cada pago,
por ejemplo 10 euros, para evitar que los costes de transferencia sean
superiores a los beneficios que se crean.
La renta básica
la cobrarían las personas a cuyo cargo hay menores de edad.
La imaginación
que ha puesto, y el esfuerzo que ha hecho Mario Draghi para inyectar dinero
en la economía, buscando recovecos para soslayar las dificultades de los
estatutos del BCE que solo prevén como objetivo el control de la inflación y no
la recuperación económica, son evidentes y plausibles. Cuando se inyecta dinero
en la economía, uno de los principales problemas que puede aparecer es la
inflación, otro son las burbujas, de las que ya tenemos experiencia. Si
el BCE inyecta dinero para financiar la puesta en marcha de la Renta Básica ninguno
de estos dos problemas va a aparecer; más bien al contrario, el crecimiento
del PIB provocará un ingreso aún mayor en la renta per cápita.
En el crack
de la economía mundial en 1929 se produjo un efecto dominó que en
poco tiempo provocó caídas importantes del PIB de los países industrializados y
un rápido empobrecimiento, no sólo en bolsa, sino también en la economía real. No
había seguro de desempleo. El efecto de la Renta Básica en la Economía
no sólo es similar al del seguro del desempleo sino que además incide en
ese “motor” de la economía que comentábamos al principio y que parece que no
sabemos cómo arrancar
.
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