sábado, 30 de enero de 2016

CORRUPCIÓN Y DESAHUCIOS



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Algunos políticos se corrompen cuando llegan al poder, otros han interpretado que hace falta corromperse para poder llegar al poder".

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"Cuando Pablo Iglesias dijo "El cielo no se toma por consenso, sino por asalto" no estaba pensando en el Cielo de los que creemos en Dios, sino que estaba pensando en el poder, en la Presidencia del Gobierno."

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En una sociedad de consumo lo material y lo económico adquieren una importancia superior a la que tienen en sí mismos. Tenemos muchas necesidades materiales que se pagan con dinero, pero también nos hemos creado otras de las que podríamos prescindir con una vida más austera. La lectura de la encíclica “Laudatio Si” del Papa Francisco es muy recomendable para profundizar en esta idea. Alguien se preguntará ¿cómo sería una sociedad que no fuera de consumo y si tendría capacidad para generar puestos de trabajo? Sería una sociedad que consumiría cultura y formación, pero cultura y formación desparasitada de ideologías.

En una sociedad de consumo la corrupción se penaliza con dureza, sin embargo los fondos públicos defraudados se recuperan con facilidad cuando la economía se pone a funcionar a buen ritmo. Pero el deterioro de las personas es de difícil recuperación. Y toda persona tiene derecho a no ser juzgada dos veces. Una en los juzgados y otra en la prensa. No podemos convertirnos en una España justiciera. Me duele el juicio a la Infanta Cristina y Urdangarín, y me indigna que el juez Castro no haya entendido desde el principio que debía evitar el linchamiento mediático.

La corrupción está haciendo mucho daño al PP y al PSOE, pero no tanto la corrupción como los desahucios. No haber resuelto adecuadamente y en el momento oportuno el problema de los desahucios ha provocado grandes injusticias y “mala bilis” en muchos ciudadanos.

La combinación de ambos, es una bomba explosiva, que se engrasa con la degradación de valores que produce el elevado número de abortos y las leyes ideológicas de zapatero.

En este contexto no sólo se han de tomar medidas que permitan cerrar puertas a la corrupción, sino que hay que dar soluciones efectivas que prevengan los desahucios futuros y medidas paliativas para los ya realizados. La calificación de la vivienda familiar como Bien de consumo de primera necesidad, su incorporación en el IPC y la carencia financiera voluntaria financiada por la Sareb y el BCE permitirían extraer esa “bilis” acumulada.

Algunos políticos se corrompen cuando llegan al poder, otros han interpretado que hace falta corromperse para poder llegar al poder. Por desgracia, Pablo Iglesias no parece ser el Capitán Trueno que iba a librar España de bellacos y malandrines sino más bien el Capitán Garfio que nos puede llevar al país de Nunca Jamás, hablando de una forma desenfadada.

Y en medio de esta maraña, los diputados no tienen muchas herramientas para defenderse, pero entre ellas sí que está romper la disciplina de voto, con el precedente de la “purga” que ha aplicado Rajoy a los diputados que no aprobaron su mini-reforma del aborto que validaba la ley del aborto de Zapatero.

El ciudadano por su parte durante muchos años ha estado “tapado” por los medios de comunicación que configuraban la opinión pública, que en muchas ocasiones se convertía en opinión publicada distinta de la opinión del ciudadano. El hecho de que el ciudadano no pague el coste de la prensa y esta se financie con subvenciones, anuncios y entre ellos anuncios de contactos, introduce otro factor de degradación moral y pérdida de valores que lleva operando más de treinta años. El que paga manda y cuando el que paga no es el que consume, la tentación de decidir qué va a consumir el consumidor es una tentación difícil de vencer y se abre la puerta a la manipulación de la opinión pública.

Las redes sociales ofrecen oportunidades de liberación, aunque con el precedente de lo fácilmente que se manipulan las reuniones asamblearias, como la de los indignados del 15M, convertido por Pablo Iglesias en punta de lanza, no ya para solucionar los problemas de la sociedad, sino para llegar al poder por asalto  y una vez allí levantar barricadas y barreras de entradas. Cuando Pablo Iglesias dijo "El cielo no se toma por consenso, sino por asalto" no estaba pensando en el Cielo de los que creemos en Dios, sino que estaba pensando en el poder, en la Presidencia del Gobierno.

Y esta degradación de valores que engrasa la bomba desahucios-corrupción, la tenemos en Chile, Argentina y Polonia, dónde se intentan imponer leyes como las de ZP y probablemente en más países de Latinoamérica. Porque, si no, ¿qué ha hecho ZP en sus viajes por Latam durante estos años pasados? El cambio de valores y la destrucción de la familia es el objetivo que se han planteado determinadas organizaciones mundiales que operan en Occidente y lo hacen a hurtadillas.

El caso de China también es digno de mención. La política de hijo único en una primera generación lleva a individuos sin hermanos. En una segunda generación individuos sin hermanos ni tíos, ni primos, y en una tercera generación individuos aislados y solitarios; y si el matrimonio se rompe, viene la soledad más absoluta. “No es bueno que el hombre esté solo”, se dijo al principio de los tiempos y algunos se empeñan en imponer esta soledad y aislamiento que desquicia a las personas, rompe sus voluntades y su resistencia al mal.

España necesita un gran Pacto Político para salir de la crisis de valores, y hace falta un hombre de Estado, que se olvide de sus intereses particulares, de las encuestas de opinión, de los medios de comunicación; que atienda únicamente al Bien Común y aúne a toda la clase política de buena voluntad, que es mucha y sufre en su piel el desprecio del adversario y de la sociedad, para encontrar aquello que les une, y liderar esta nueva transición democrática hacia una regeneración en valores y sin ideologías
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