Se
pueden hacer muchas lecturas de la situación política. Unas serán más acertadas
y otras menos. El
día 26 de septiembre en un artículo titulado “Caminante no hay camino…”
comenté que en Cataluña previsiblemente
habría un pacto de última hora que permitiría a Mas volver a la Presidencia de
la Generalitat de Cataluña. Acerté en un 50%. Se produjo el pacto de última
hora pero no fue Mas el elegido.
En
el momento actual, a alguien le puede haber sorprendido el enfado del PSOE hace
unos días, y en concreto la pataleta casi infantil de César Luenga, cuando
Rajoy renunció a presentar su candidatura porque no tenía mayorías suficientes.
Que Rajoy presentara
su candidatura significaba la apertura del plazo de dos meses para convocar nuevas
elecciones. Esto hubiera permitido a Pedro Sánchez aplicar una política de
desgaste, de acoso y derribo, rociadas de vez en cuando con la gasolina de las
imputaciones en la Comunidad de Valencia, para después en el
último momento presentar su candidatura con el apoyo de Podemos, IU y los
separatistas catalanes y vascos. Estos, conscientes del desespero de Pedro
Sánchez y teniendo poco que perder en unas nuevas elecciones, y Podemos incluso
algo que ganar, han puesto buen precio.
“No quedaba otro remedio para evitar que la derecha
recalcitrante continuara en el poder”. Con este argumento se vende
bien un pacto, aunque sea con el mismo diablo, con tal que este pacto sea de última
hora. Y como además el ciudadano puede opinar poco, porque la opinión
pública es la opinión de los medios de comunicación, y como lo importante es
tener un argumento que suene bien y sirva de escudo, tanto si es verdadero como
si es más falso que judas, el asalto al poder estaba garantizado. Y una vez allí sólo
hay que seguir la hoja de ruta del gobierno Venezolano, y si procede se
organiza un Referendum Reivindicativo que permita recoger información
suficiente para después realizar una buena purga en las administraciones y en
la vida pública como hizo el amigo Chávez.
A
estas alturas los pactos ya están hechos y la mercancía vendida. Sin embargo Rajoy,
astutamente, les ha aguado la fiesta. Astucia de Rajoy que también podía haber
utilizado para sacar adelante el Proyecto Gallardón de Defensa del concebido no
nacido, sino fuera por esas extrañas razones...
Pero
aún así, Pedro y Pablo, encontrarán otras fórmulas de sacar adelante su pacto y
llegar al poder. No sé si Susana Diaz, Francisco Vázquez y en general los
barones del PSOE, que tanta corrupción tienen que tapar algunos de ellos,
tendrán capacidad suficiente para meter en vereda a Pedro Sánchez; pero el diputado de a pie
siempre tiene la opción de romper la disciplina de voto y evitar que Pedro Sánchez,
en su desespero acabe vendiendo España y llevándonos al País de Nunca
Jamás. Romper la disciplina de voto es el último recurso para salvar
España de la subasta.
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