La Unión de los Pueblos para construir un Estado, Unión de
Estados o, en general, una Comunidad Mayor, no sólo es un enriquecimiento para
todos, sino que además soluciona muchos problemas como el de las fronteras. Y
para que esto sea posible hay algunos requisitos necesarios como el respeto a
la cultura, la identidad y los valores de cada pueblo. Esta Unión de los
Pueblos, y las Naciones se ha de construir sobre el Bien Común y la
Subsidiariedad de las Instituciones Mayores sobre las Menores.
La Organización de las Naciones Unidas con su Declaración
Universal de los Derechos Humanos hizo una gran aportación al Bien Común de toda
la humanidad después de la devastadora guerra mundial. El inicio de la Unión
Europea fue también otro paso hacia adelante, no sólo para prevenir conflictos,
sino también para alcanzar mayores cuotas de prosperidad.
El afán de poder y la propagación de ideologías han hecho que
muchos grupos de presión y sociedades secretas hayan visto en el control de la
ONU y la Unión Europea una golosa herramienta para propagarse, ignorando los
medios legítimos como el uso de la palabra, la persuasión, el ejemplo y el
respeto a la libertad. En concreto el Aborto y la Ideología de Género, vistos
inicialmente como una herramienta para afrontar los supuestos problemas de superpoblación,
se extienden hoy día de forma coactiva desde la ONU y la Comisión Europea como
una herramienta de opresión. Esta realidad tiene mucho que ver con el
desencanto en la Unión y el Brexit de Inglaterra.
Si los beneficios de la Unión no son tales, los costes se
convierten en algo inaceptable, entre ellos la pérdida de soberanía. Que el
Reino Unido quisiera en su día, mantener la Libra y no formar parte del euro,
en estos momentos puede verse como una decisión acertada. Que España no lo vea
así con la peseta, es comprensible, pero hay que hacer notar que la explosión de
la burbuja Inmobiliaria que tanto daño ha hecho, es fruto, entre otros, de una
mala configuración del Euro. Que el Reino Unido quiera hacer un Brexit puede no
verse ya con tanto acierto, porque ha cogido de sorpresa a todos sus actores. Parecía
una maniobra del Primer Ministro David Camerón para fortalecerse políticamente;
y se esperaba que la jugada le saldría bien, como el Referendum de Escocia. Muchos
errores se han visto en este Referendum de Cameron; quizá el más importante es
que no se haya previsto que una decisión de este calibre debe tomarse con algo
más que una exigua mayoría simple. La confusión que se ha generado es
importante, sin embargo este hecho, de entrada, favorece a España porque desmonta
al independentismo catalán.
Pero aun así, cuando las ventajas de la Unión Europea han
quedado diluidas por su utilización ideológica, comprendo que haya muchos británicos
que prefieran el Brexit porque en el momento actual, el mayor problema que se
resuelve con la Unión Europea es el de las fronteras; fronteras que tantas
guerras han propiciado a lo largo de la historia. Fronteras artificiales que
pueden ser movidas arbitrariamente. Sin embargo las fronteras del Reino Unido
son naturales y la Unión Europea más bien le crea un problema al Reino Unido. La libre
circulación de personas puede implicar que los refugiados se acaben concentrando en los países
más desarrollados, como Alemania e Inglaterra sin que ellos puedan evitarlo porque
son competencias cedidas.
Al Reino Unido le interesa el Mercado Único Europeo pero no
le interesa, ni la moneda única ni la libre circulación de personas, que supone
abrir las puertas de forma descontrolada a los refugiados. Esto tampoco implica
que el Reino Unido rechace la solidaridad con los refugiados, sino simplemente
que no quiere que este tema, que puede controlar fácilmente,
lo decidan en el continente.
En España nos enfrentamos al independentismo catalán desde hace
ya algunos años, pero no somos muy conscientes de que con una supuesta
independencia de Cataluña, el primer problema que aparecerá será el de las
fronteras.
Los valores unen, los contravalores dividen. No se construye
un Estado ni una Unión Europea sobre contravalores. La corrupción económica no
es la corrupción más corrosiva. El aborto y la ideología de género introducidos
en el derecho, torrente circulatorio de la sociedad, no sólo corrompen,
sino que destruyen la convivencia y descomponen los Estados.
Y el primer valor que hay volver a recomponer es la existencia
de Dios. Vivir como si Dios no existiera, cuando no sabemos dónde estaremos cada
uno de nosotros dentro de cien años, tiene poco de racional y mucho de
estupidez. Como decía Cervantes en boca de Don Quijote “Primeramente,
¡oh hijo!, has de temer a Dios, porque en el temerle está la sabiduría, y
siendo sabio no podrás errar en nada. (…) Lo segundo, has de poner los ojos en
quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento
que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que
quiso igualarse con el buey, que si esto haces, vendrá a ser feos pies de la
rueda de tu locura la consideración de haber guardado puercos en tu tierra”.
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