“
“En lo que se refiere a los diablos, la raza humana puede caer en dos errores iguales y de signo opuesto. Uno consiste en no creer en su existencia. El otro, en creer en los diablos y sentir por ellos un interés excesivo y malsano. Los diablos se sienten igualmente halagados por ambos errores, y acogen con idéntico entusiasmo a un materialista que a un hechicero….Se aconseja a los lectores que recuerden que el diablo es un mentiroso”.
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El
demonio también existe. Así
lo recordó, el obispo D. Carlos Osoro en la contra del Mundo
Cantabria el pasado domingo 16 de agosto: “claro que existe el demonio y tiene
rostros”, y así nos lo
recuerda CS Lewis, autor de las “Crónicas
de Narnia”, en su libro “Cartas del
Diablo a su sobrino”. En el prólogo, Lewis advierte que “En lo que se refiere a los diablos, la raza humana puede
caer en dos errores iguales y de signo opuesto. Uno consiste en no creer en su
existencia. El otro, en creer en los diablos y sentir por ellos un interés
excesivo y malsano. Los diablos se sienten igualmente halagados por ambos
errores, y acogen con idéntico entusiasmo a un materialista que a un
hechicero….Se aconseja a los lectores que recuerden que el diablo es un
mentiroso”. La obra se publicó por primera vez en el Manchester
Guardian en 1941. Recogen la correspondencia entre demonios: uno ya anciano y
retirado, y otro joven en su primera misión con un “paciente”. “Las Cartas”
–dice el propio Lewis- tuvieron una acogida como
nunca hubiera soñado. “Cartas del diablo a su sobrino” es un “pata
negra” de la literatura anglosajona. La profundidad de los contenidos, su
enfoque práctico y el fino sentido del humor del autor permiten aprender,
reflexionar y sacar conclusiones prácticas.
Maurice Caillet lo afirma también, en su libro Yo fui Masón y en una
entrevista realizada el 20 de febrero de 2013 por la Radio Internet Cultura
cattolica. Ante la pregunta de si el demonio está presente en la masonería,
Caillet afirma “Si, lo está. Yo mismo sentí esa
presencia”. Caillet afirma que “la
masonería no existiría sin misticismo, es una forma de esoterismo. Y sus
rituales tienen que ver con la magia, con la invocación a las fuerzas
oscuras, a partir de la iniciación. (…) En los bajos niveles, en especial los
tres primeros grados no hay ni la más mínima idea de lo que está sucediendo en
los altos grados (…) aquellos que pertenecen a los grados inferiores, no
son más que instrumentos para sus superiores. (…) Yo alcancé hasta el
grado 18. Conozco que desde el grado 30 uno tiene que patear la “Tiara
de los Papas” con los pies. El Papa es el enemigo número uno”.
Caillet narra su conversión al catolicismo en
1984 acompañando a su esposa enferma a Lourdes. Desde entonces “reza todos los días por la conversión de los masones.
Muchos masones son hombres que han perdido su camino. Se han perdido en busca
de respuestas sobre la vida y el destino. No saben nada de Jesús
(…) Yo ruego por ellos.
Por
su parte Manuel Guerra en
su libro “Masonería, Religión y Política” afirma que “La
Masonería venera a Lucifer, no a Satanás”. “M.
Hernández, masón (14º) me reconoce, en carta privada, que la “francmasonería
solo tiene relación con el luciferismo en el Grado 3º, en su leyenda, jamás con
el satanismo” También lo reconoce Juan Carlos Daza iniciado en 1987. En el
ritual del grado 29º el iniciando realiza el rito de pisar una cruz con el pie
izquierdo y luego con el derecho. Concluye que, “los masones veneran a Lucifer, ya con este nombre, ya
con el de Baphomet, pero no lo identifican con el Satanás de la fe cristiana o
el Maligno, sino con el Principio del Bien, el dios verdadero según ellos.
Por
su parte Santa Faustina
Kowalska, monja polaca que vivió en los años entreguerras
mundiales del siglo XX, y fue canonizada por Juan Pablo II, anuncia al mundo entero
en su diario, un mensaje
sobre la Divina Misericordia cuya fiesta se celebró este año el
día 12 de Abril. Misericordia
sin límites de Jesucristo, para cualquier persona que quiera “dejarse ayudar”,
o aun siendo incapaz de pedir ayuda, basta con que no rechace la ayuda. Mensaje
de gran consuelo en una sociedad que carga en sus espaldas la tremenda losa de
un número multimillonario de abortos. También manifiesta que la
venida final de Jesús será de justicia. Faustina Kowalska en el punto 741 de su
diario narra cómo conoció los abismos del infierno.
“Yo, Sor Faustina, por orden de Dios, estuve en los abismos del infierno para
hablar a las almas y dar testimonio de que el infierno existe. (…). Los
demonios me tenían un gran odio, pero por orden de Dios tuvieron que
obedecerme. Lo que he escrito es una débil sombra de las cosas que he
visto (…) la mayor parte de las almas que allí están son las que no creían que
el infierno existe. Cuando volví en mí no pude reponerme del espanto. Qué
terriblemente sufren allí las almas. Por eso ruego con más ardor todavía
por la conversión de los pecadores, invoco incesantemente la misericordia de
Dios para ellos. ”. Un conocimiento similar tuvo Sor Lucia en las
apariciones de Fátima.
Cervantes, por boca de Don Quijote, nos da también una
pinceladas distendidas y maestras: “-No te
maravilles deso, Sancho amigo -respondió don Quijote-; porque te hago saber que
los diablos saben mucho, y puesto que traigan olores consigo, ellos no huelen
nada, porque son espíritus, y si huelen, no pueden oler cosas buenas, sino
malas y hediondas. Y la razón es que como ellos, dondequiera que están, traen
el infierno consigo, y no pueden recebir género de alivio alguno en sus
tormentos, y el buen olor sea cosa que deleita y contenta, no es posible que
ellos huelan cosa buena; y si a ti te parece que ese demonio que dices huele a
ámbar, o tú te engañas, o él quiere engañarte con hacer que no le tengas por
demonio.”
Pero como decía el Santo Cura de Ars “El demonio es un gran perro encadenado, que acosa, que mete mucho ruido, pero que solamente muerde a quienes se le acercan demasiado”. Y nuestro Dios es Amor, y el sabio Papa Benedicto XVI dedicó toda una encíclica a mostrarlo. “Deus Caritas Est”.
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