No es otro que el legado de Zapatero. Rajoy insiste en hablar de la evolución de la economía pero hay temas más básicos, más elementales.
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¿Si pudiendo abolir las leyes ideológicas de Zapatero y en concreto la ley del aborto, si estando autorizado por su programa electoral y teniendo las mayorías parlamentarias necesarias, no lo hizo, se puede esperar que lo haga cuando no tenga, ni programa, ni mayorías? No hay duda de que no lo hará, por tanto cualquier presidente, cualquier gobierno es preferible al de Rajoy. Y si había alguna duda ha quedado despejada al quedar fuera de las listas electorales los parlamentarios y senadores que no votaron la mini-reforma del PP que validaba la ley del aborto de Zapatero.
Pero ¿cuál es el contenido de
esta ley perversa? La definición de
salud reproductiva se hace en el apartado c) del artículo 2 como “condición de bienestar físico, sociológico y socio
cultural en los aspectos relativos a la capacidad reproductiva de la persona,
que implica que se pueda tener una vida sexual segura, la libertad de tener
hijos y de decidir cuándo tenerlos” y en el artículo 3 se consagra como un derecho básico propio de la salud sexual y reproductiva “el derecho a la maternidad libremente decidida”,
que no quiere decir otra cosa que el derecho al aborto. Más que un derecho a ser madre se trata de un derecho a no serlo.
En la perspectiva de la salud sexual y reproductiva, el único mal que puede
limitar en la práctica un ejercicio irrestricto en todas las posibilidades de
una sexualidad lúdica y placentera es quedarse embarazada. En el concepto de la
salud sexual y reproductiva está implícito el derecho a la anticoncepción, a la
esterilización y al aborto.
En los once primeros artículos,
lo que busca la ley no es regular derechos subjetivos, sino regular las obligaciones de los poderes
públicos para con el ejercicio de la salud sexual y reproductiva, por eso
en el apartado 4 del artículo 3 dice “los poderes
públicos llevarán a cabo las prestaciones y demás obligaciones que establece la
presente ley”. Es una ley que bajo la apariencia de establecer
derechos, realmente regula competencias administrativas en un ámbito como la
sexualidad hasta ahora excluido del Derecho, cuando se suponía que una de las
conquistas de la modernidad era la de haber apartado al Estado del ámbito
sexual dejando este campo a la libertad de cada cual. Ahora el Estado vuelve a entrar en la intimidad
sexual de las personas. Se politiza lo más privado.
¿Cómo pueden los poderes públicos obligarnos a vivir nuestra salud
sexual y reproductiva? Este campo se desarrolla en los artículos 5 y
siguientes. En el apartado 1.b del artículo 5 se garantiza “el acceso universal a los servicios y programas de
salud sexual y reproductiva”. Universal
quiere decir sin límites. En el apartado e) se dice que uno de los objetivos
será “la educación sanitaria integral con
perspectiva de género sobre salud sexual y salud reproductiva”. Es
decir que todo lo que se haga, se
hará con “perspectiva de género”. Que una ley diga que todos los poderes
públicos deben comportarse en un ámbito tan sensible para la libertad
particular como el de la sexualidad con una perspectiva ideológica concreta, la
de género, es un gesto de totalitarismo.
En el campo de la educación, ¿cómo
se van a desarrollar estos planteamientos? En el artículo 6 se dice “Los poderes públicos desarrollarán acciones informativas y de
sensibilización sobre salud sexual y salud reproductiva”. En el
artículo 9 se especifica que se promocionará la visión de la sexualidad en términos de igualdad, de reconocimiento
y aceptación de la diversidad sexual –todas las orientaciones afectivo-sexuales
posibles- y en el artículo 10 se incluye a los padres en esta utilización de la escuela como instrumento
ideológico al servicio de los planteamientos de género.
Hasta ahora las campañas informativas que durante 30 años se han
desarrollado en España –recordemos el póntelo, pónselo- sólo han conseguido animar a la promiscuidad sexual y aumentar las
conductas de riesgo. ¿Por qué no se
quiere rectificar? Porque quienes promueven estas compañas piensan que la promiscuidad es positiva e
inevitable y por tanto su única obsesión es evitar las consecuencias no
deseadas, pero no admiten educar a los jóvenes para que no sean promiscuos.
La sexualidad se ha de cuidar como algo valioso de nuestra persona, para que dé
de sí todo lo que puede dar en el seno de esa relación estable y complementaria
entre hombre y mujer abierta a recibir la vida. Los padres nos sentimos
responsables y reivindicamos el derecho a ser los primeros educadores de
nuestros hijos en estos temas porque los queremos, no porque lo diga la
Constitución.
En cuanto al sistema sanitario, en el artículo 8 se habla de “La incorporación de la salud sexual y reproductiva
en los programas curriculares de las
carreras relacionadas con la medicina y las ciencias de la salud, incluyendo la
investigación y formación en la práctica clínica de la interrupción voluntaria
del embarazo”. Es decir que para
la obtención de un título será necesario acreditar haber participado en la
investigación y práctica clínica de la interrupción voluntaria del embarazo.
¿Puede haber mayor ataque a la libertad?Esta Ley es una “bomba química” contra la libertad de las personas, un arma jurídica de destrucción masiva. Los “destrozos” que se pueden hacer con ella y las bocas que se pueden llegar a tapar, son incalculables. Hasta el momento se ha optado por no asustar, mientras existía alguna opción de que fuese derogada, pero ha permitido que durante estos años la ideología de género vaya calando en la sanidad y en la enseñanza. Ahora ya sólo queda la carta del Tribunal Constitucional
“-M.A (Marco Aurelio).: Quiero que
tú seas el protector de Roma después de mi muerte. Te otorgaré poderes
por un único fin. Entregar de nuevo el poder al pueblo de Roma y acabar con la
corrupción que la ha mutilado. …¿No aceptas este gran honor que te ofrezco?
-Máx. (Máximo): De todo
corazón no.-M.A.: Máximo, he ahí la razón por la que debes ser tú.
-Máx.: Sería mejor un precepto o un senador. Hay que conocer la ciudad, entender su política.
-M.A.: Tú no estás corrompido por su política
-Máx.: ¿Y Cómodo?
-M.A.: Cómodo es un hombre sin moral. Eso lo sabes desde siempre. Cómodo no puede gobernar. Es más no debe gobernar. Tú eres el hijo que debí haber tenido. Cómodo aceptará mi decisión. Sabe que tú cuentas con la lealtad del ejército.
-M.A.: Necesito tiempo, Señor
-M.A.: Ya. Al atardecer espero que hayas aceptado. Abrázame como hijo mío y trae otra manta a este anciano.”
De la película Gladiator
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