La diferenciación
sexual entre el hombre y la mujer y las facultades sexuales reflejan la
capacidad de unión entre ambos y la fecundidad sexual. Por nuestra propia naturaleza, el hombre y la mujer sentimos una inclinación mutua que tiende a ser afectiva
y a establecer el trato conyugal, que dará origen a nuevas vidas. Es un mecanismo natural que se desencadena en parte fuera de nuestro control, y en parte, también, bajo nuestro control.
La atracción sexual es la más fuerte de las atracciones
que tenemos, después del instinto de supervivencia. Sin embargo a diferencia de
lo que ocurre en los animales está
sometida a la razón y podemos gobernarla hasta cierto punto. Los animales
tienen épocas de celo, pero nosotros no. Tenemos que ordenar la actividad
sexual con la inteligencia.
Pero no siempre resulta fácil porque los bienes materiales se nos presentan con una capacidad de atracción
engañosa y prometen más de lo que luego pueden dar. Esto también sucede con la atracción sexual,
y en mayor medida que con otras atracciones del hombre porque es más fuerte.
Por eso se nos puede presentar con una
particular violencia.
La razón gobierna la atracción sexual y todas las
demás atracciones, de una manera indirecta. Aristóteles habla de que ejerce un poder político y no un poder
despótico y pone el ejemplo del auriga que conduce los caballos de una
cuadriga. Los caballos obedecen al guía, pero conservan parte de su autonomía.
La atracción sexual tiene también sus mecanismos propios, y la inteligencia lo
controla en la medida en que controla sus resortes.
Por ejemplo, podemos decidir tratar a una mujer
y como consecuencia de este trato podemos llegar a enamorarnos. Enamorarse tiene mucho de resorte natural,
porque no podemos enamorarnos simplemente con un acto de voluntad, pero en
cambio podemos poner la ocasión de enamorarnos con el trato. Si después viéramos
que aquella mujer no nos conviene, podríamos decidir alejarnos de ella (a pesar
de sentirnos enamorados) y de ese modo olvidarla poco a poco o enamorarnos de
otra. Las reacciones naturales se combinan con el gobierno de la inteligencia. Ante determinados estímulos, no está en nuestra
mano controlar su respuesta instintiva, que surge casi mecánicamente. En cambio, podemos controlar sus respuestas
si controlamos los estímulos. Esta
es la clave que sirve para que la inteligencia establezca orden en esta
materia.
La sexualidad es un
factor humano importantísimo, afecta a todos los
estratos de nuestra personalidad. Por otra parte, la relación matrimonial entre un hombre y una mujer es mucho más que
una relación sexual. La sexualidad es sólo un aspecto de aquella relación.
Porque un matrimonio no es solo la
relación entre dos cuerpos, sino sobre todo entre dos seres inteligentes,
unidos por una amistad peculiar. En el
seno de esa relación es donde se originan las nuevas vidas y donde estas vidas
encuentran los recursos materiales y humanos para poder crecer y desarrollarse
hasta la madurez humana. Por eso la
familia constituye una institución de vital importancia para la sociedad,
porque es el lugar donde surgen y se educan sus miembros. Por esto, la vida sexual no se puede trivializar,
porque afecta a lo más hondo del hombre y la mujer, y al núcleo de la vida
social. El orden en material sexual es uno de los factores que contribuyen en
mayor medida a hacer que la convivencia en la sociedad, sea sana y constructiva.
Cuando no hay orden en material sexual, la convivencia se deteriora.
La sociedad en que
vivimos ha trivializado las dimensiones de la sexualidad, hasta tratarla como
un artículo de consumo más. Esto ha supuesto también trivializar
el amor, y cuando el amor se
trivializa se hace imposible gustar la felicidad que produce el amor.
Desparecido el aspecto
más noble de la sexualidad, queda solo la satisfacción del instinto. Toda una enorme industria vive
explotando algo tan simple como el placer sexual físico. Si sonarse la nariz
produjera un placer semejante, habría también una industria que viviría de eso,
del placer de sonarse la nariz. Sin embargo el amor y la felicidad se escapan a esta industria.
Pero, como tampoco estamos fuera del alcance de sus estímulos
debemos proteger los resortes de nuestra
propia intimidad sabiendo lo que nos jugamos. Con la sexualidad está en juego amar y ser feliz.
Me comentó un amigo que, unos años después de casarse, cuando
trabajaba en un despacho, una chica de su edad, se quejó de que por las mañanas,
cuando bajaba a desayunar, siempre quedaba con alguien pero nunca quedaba con
ella. Le explicó que, su mujer, que
entonces trabajaba en un banco, le comentó no hacía muchos días, que el jefe la
invitaba a ir a desayunar. Le pidió que dijera al jefe que no, o que se “escaqueará”
sutilmente como saben hacerlo las mujeres. Esta compañera de trabajo lo entendió
sin sentirse ofendida. En el 2015 han celebrado los 25 años de casados y seguro
que celebrarán muchos más.
Ante los asaltos a
nuestra intimidad,
que nos llegan a través de los medios de comunicación, y como resorte habitual
de la publicidad, hay que reaccionar.
Mucho más cuando sabemos que hay dentro de nosotros algo que está dispuesto a
pactar inmediatamente. Si dejamos que los procesos afectivos se desencadenen, suele
resultar muy difícil volverlos a su cauce y causan muchos daños. Controlar
adecuadamente la sexualidad da una gran capacidad de amar. La experiencia del
enamoramiento, del flechazo, es una realidad llena de belleza como camino
normal hacia la amistad conyugal. Sin
embargo, cuando ya hemos entregado estas posibilidades de afecto a otra
persona, hemos de saber controlar estos afectos. “Quién mira a
una mujer deseándola ya adulteró con ella en su corazón”.
El aspecto central de
la cuestión es el amor. Donde hay un auténtico amor, se obtienen las fuerzas
necesarias para vivir ordenadamente la sexualidad. Cuando el amor es grande, cuenta con la energía necesaria para combatir
los deseos más bajos, que siempre son mezquinos y egoístas, y para darles su
debido cauce.
“Creó
Dios el hombre a imagen suya: a imagen de dios lo creó: varón y mujer los creó.
Y los bendijo dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos y llenad la tierra y
sometedla” (…) “Y se unirá el hombre a su mujer y serán una sola carne”
Fuente: Escritos de Juan Luis Lorda
Letra de la Canción LA QUIERO A MORIR
sólo fui un holgazán,
y hoy soy el guardián
de sus sueños de amor.
La quiero a morir.
Podéis destrozar
todo aquello que veis,
porque ella de un soplo
lo vuelve a crear,
como si nada,
como si nada.
La quiero a morir.
Ella borra las horas
de cada reloj
y me enseña a pintar
transparente el dolor,
con su sonrisa.
Levanta una torre
desde el cielo hasta aquí.
Y me cose unas alas
y me ayuda a subir,
a toda prisa,
a toda prisa.
La quiero a morir.
Conoce bien cada guerra,
cada herida, cada ser.
Conoce bien cada guerra
de la vida y del amor también.
Me dibuja un paisaje
y me lo hace vivir
en un bosque de lápiz
se apodera de mí.
La quiero a morir.
Y me atrapa en un lazo
que no aprieta jamás,
como un hilo de seda
que no puedo soltar,
no puedo soltar,
no quiero soltar.
La quiero a morir.
Cuando trepo a sus ojos
me enfrento al mar,
dos espejos de agua,
encerrada en cristal.
La quiero a morir.
Sólo puedo sentarme,
sólo puedo charlar,
sólo puedo enredarme,
sólo puedo aceptar
ser sólo suyo,
tan sólo suyo.
La quiero a morir.
Conoce bien cada guerra,
cada herida, cada ser.
Conoce bien cada guerra
de la vida y del amor también.
Conoce bien cada guerra,
cada herida, cada ser.
Conoce bien cada guerra
de la vida y del amor también.
Y yo que hasta ayer
sólo fui un holgazán,
y hoy soy el guardián
de sus sueños de amor.
La quiero a morir.
Letra de la Canción COMO HABLAR de Amaral
Si volviera a nacer, si empezara de nuevo,
volvería a buscarte en mi nave del tiempo.
Es el destino quien nos lleva y nos guia,
nos separa y nos une a traves de la vida.
Nos dijimos adios y pasaron los años,
volvimos a vernos una noche de sábado,
otro país, otra ciudad, otra vida,
pero la misma mirada felina.
A veces te mataria, y otras en cambio te quiero comer,
ojillos de agua marina.
Como hablar, si cada parte de mi mente es tuya
y si no encuentro la palabra exacta, como hablar.
Como decirte que me has ganado poquito a poco
tu que llegaste por casualidad, como hablar.
Como un pajaro de fuego que se muere en tus manos,
un trozo de hielo desecho en los labios,
la radio sigue sonando, la guerra ha acabado,
pero las hogueras no se han apagado aun.
volvería a buscarte en mi nave del tiempo.
Es el destino quien nos lleva y nos guia,
nos separa y nos une a traves de la vida.
Nos dijimos adios y pasaron los años,
volvimos a vernos una noche de sábado,
otro país, otra ciudad, otra vida,
pero la misma mirada felina.
A veces te mataria, y otras en cambio te quiero comer,
ojillos de agua marina.
Como hablar, si cada parte de mi mente es tuya
y si no encuentro la palabra exacta, como hablar.
Como decirte que me has ganado poquito a poco
tu que llegaste por casualidad, como hablar.
Como un pajaro de fuego que se muere en tus manos,
un trozo de hielo desecho en los labios,
la radio sigue sonando, la guerra ha acabado,
pero las hogueras no se han apagado aun.
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