viernes, 5 de agosto de 2016

NEUTRALIDAD SEXUAL



“Neutralidad Sexual, o cuando el Toro se convierte en Buey y la Vaca en filetes”... porque la Neutralidad Sexual es un subproducto de la Ideología de Género, una especie de seta, tan venenosa como esta última. Afecta a las neuronas del crecimiento y del desarrollo. Los que la consumen padecen además vómitos alucinaciones, fuertes dolores cerebrales… confunden la realidad con la ficción y llegan a ver gigantes dónde sólo hay objetos voluminosos. Una especie de locura de caballero andante.  

Y es que la Ideología de Género tuvo su devenir en el proceso de fermentación del feminismo, inicialmente legítimo pero después convertido en el más rancio de los hembrismos.

Junto a los planteamientos de Simone de Beauvoir en Francia y los de algunas de las  primeras feministas como Sulamith Firestone, Alison Jagger o Germaine Greer están los de Judith Butler que los lleva a extremos radicales: “Comprender el Género como una categoría histórica es aceptar que el género, entendido como una forma cultural de configurar el cuerpo, está abierto a su continua reforma, y que la anatomía y el sexo no existen sin un marco cultural. Términos como masculino y femenino son notoriamente intercambiables; los términos para designar el género nunca se establecen de una vez por todas, sino que están siempre en el proceso de estar siendo rehechos…Se puede ser hombre con un cuerpo de mujer y se puede ser mujer con un cuerpo de hombre ”.


¡ Qué trauma infantil debieron sufrir estas mujeres para llegar a decir lo que dijeron! Quizá nunca, nadie, les “regaló una estrella” o les dijo: ¡“tienes cara de princesa”!, o les contó aquello de las golondrinas que se van y luego vuelven ¡Ay!, ¡si revitalizásemos el “piropo español”! ¡Otro gallo cantaría! Ese piropo sano, caballeresco, generador de autoestima, capaz de ver la “punta del iceberg” de la belleza, del encanto femenino. Capaz de descubrir Dulcineas dónde sólo hay Aldonzas Lorenzo, poesía dónde sólo hay texto inconexo

Pero, sigamos hablando de la Neutralidad Sexual con textos serios y sin ironía, textos como los de María Calvo en su libro "Alteridad Sexual. Razones frente a la Ideología de Género". Esta especie de heroína llamada a rescatar a los varones de las garras de ese “hembrismo trasnochado con aires de bruja”.

Y como decía la canción del grupo Santabarbara Le llamaban Charlie, la encontré en la calle tendida y lloró de hambre, temblorosa y perdida casi sin vida. ¡oh! ¡charlie, ¡Charlie!

LA NEUTRALIDAD SEXUAL EN LAS ESCUELAS Y SUS CONSECUENCIAS PRÁCTICAS La neutralidad sexual ha calado con enorme fuerza en todos los ámbitos de nuestra sociedad, llegando incluso a afectar a las más elevadas instancias políticas y administrativas. Los centros escolares no se han librado de ello. La implementación de esta ideología en las escuelas presupone una igualdad absoluta en el trato a niños y niñas. Como afirmó la Presidenta de Islandia, Vigdis Finnbogadottir, en una conferencia preparatoria a la reunión de Naciones Unidas en Pekín: «La educación es una estrategia importante para cambiar los prej uicios sobre los roles del hombre y la mujer en la sociedad, para asegurar así que niñas y niños hagan una selección profesional informada, y no en base a los tradicionales prej uicios sobre el género». Los defensores de la perspectiva de género sostienen, también, que las niñas deben ser orientadas hacia áreas no tradicionales, y no se las debe exponer a la imagen de la mujer como esposa o madre ni se les debe involucrar en actividades femeninas tradicionales.

Pero los graves problemas personales y académicos que actualmente presentan nuestros niños y jóvenes nos obligan a «repensar» esta idea de igualdad.

La negación de la feminidad y de la masculinidad, el trato idéntico a niños y niñas en las escuelas y su consideración como seres neutros y sexualmente polimorfos, está provocando el desconcierto y frustración de niños y jóvenes, que se encuentran desubicados. Y sus negativas consecuencias están comenzando a manifestarse en forma de fracaso escolar, absentismo, conflictos de convivencia en las aulas, violencia entre los alumnos, faltas graves de respeto hacia los profesores, así como en un incremento preocupante de las cifras de niños y niñas afectados por problemas psíquicos que no sabemos muy bien a qué responden o cómo deben ser tratados. Muchos niños y niñas viven así su etapa escolar incomprendidos y «desajustados».

 

En la niñez y adolescencia la identidad personal, masculina o femenina, todavía no se ha constituido adecuadamente, les falta madurez, experiencia de la vida para saber integrar todos los elementos que están en juego en una relación interpersonal. La estabilidad emocional de algunos niños se ve afectada por la convivencia escolar constante con el sexo opuesto en un ambiente impregnado por la ideología de género fortísimamente sexualizado. Diversas investigaciones al respecto están dando cifras preocupantes de depresiones en niños y jóvenes que suelen manifestarse con un bloqueo en los estudios que nadie se explica.

Reconocer la existencia de una feminidad y una masculinidad nos permite aceptar asimismo la-existencia de diferentes formas de comportarse, comprender y aprender de niños y niñas.  Ignorar estas diferencias en la maduración, en la socialización y en las capacidades y preferencias de unos y otras afecta, en último término, a la igualdad de oportunidades que resulta truncada, al impedir que niños y niñas desarrollen al máximo sus potencialidades. Diversos estudios de psicología, psiquiatría, neurología y pedagogía demuestran que chicos y chicas tienen una forma de aprender, comportarse y ver la vida diferente (Calvo, M., 2009. Gurian, M., 2001. Sax, L., 2006. Brizendine, L., 2007. Legato, M., 2005. Pinker, S., 2009). Datos objetivos y estudios empíricos demuestran que niños niñas pueden llegar con mayor éxito a idénticas metas formativas y, en consecuencia, a una igualdad de oportunidades más real, si la enseñanza se adapta a la peculiar forma de aprender de cada sexo desde la más tierna infancia.

http://www20.gencat.cat/portal/site/ensenyament/menuitem.Oabe0881c305d9a1c65d3082b0c0e1a0/?vgnextoid=c7ba5322018ab310VgnVCMl000008d0cleOaRCRD&vgnextchannel=c7ba5322018ab31 OVgnVCM1000008dOcle0aRCRD&vgnextfmt=default&newLang=es_ES

Debemos saber con certeza cómo son nuestros hijos e hijas para tratarlos con justicia y comprensión, así como para optimizar las potencialidades propias de su sexo y encauzarlas en lugar de intentar exterminarlas. La difusión de nuevos resultados en la investigación debería constituir una llamada de atención para tratar de ser más justos con las aptitudes de nuestros niños y jóvenes, sus peculiares características y sus tareas vitales específicas, especialmente a través de modelos más adecuados de enseñanza. Este será sin duda un importante paso en la lucha contra el actual fracaso escolar.

La convivencia temprana entre niños y niñas en las escuelas, cuando se ignoran sus diferencias naturales y se les trata como alumnos neutros sexualmente, no mejora sus relaciones ni las hace más fluidas. Antes al contrario estas se llenan de tensiones, faltas de respeto y conflictos derivados precisamente de la incapacidad de comprender al sexo opuesto cuando se le considera idéntico a nosotros. Según Nicole Mosconi, profesora de pedagogía en la Universidad de París, los estereotipos quedan reforzados en las escuelas mixtas. Lo que provoca un distanciamiento entre niños y niñas, así como constantes faltas de respeto.

 
Pensar que el trato a niños y niñas como si fueran idénticos es la fórmula más adecuada para educar en la convivencia entre los sexos es absolutamente erróneo. La experiencia demuestra que el conocimiento mutuo, el aprendizaje compartido, el respeto y la tolerancia de lo diferente son valores que no hemos sido capaces de proporcionar en los últimos cincuenta años, en los que la neutralidad sexual se ha generalizado en las escuelas mixtas, a pesar de que en un principio parecía ser la situación ideal para su fomento. La convivencia intersexual en la escuela mixta, como regla general, no ha logrado garantizar el ideal del mutuo respeto entre los sexos. Entre otros motivos porque, como afirma Anatrella: «La educación mixta ha sido condicionada por el feminismo de género, que no ha preparado a los jóvenes para que aprendieran a vivir una relación de pareja formada por un hombre y una mujer, y por ello es una educación que oscila entre la unisexualidad (confusión sexual) y el alejamiento de los individuos (celibato y aislamiento). La mayor parte de los post-adolescentes ha pasado la infancia en el universo de la educación mixta. En este marco, que nunca se había pensado en términos de psicología diferencial y de pedagogía, surgen necesariamente nuevas inhibiciones entre chicos y chicas y la alteración de los vínculos sociales. Hoy apenas se comienza a prestar atención a los interrogativos que suscita. La experiencia demuestra una vez más que durante la adolescencia la educación mixta es un freno y que impide el desarrollo de la inteligencia, de la afectividad y de la sexualidad. A menudo termina por ser vivida por medio de la seducción y agresión sexual o, por el contrario, algunos jóvenes se apartan de ahí para volverse a encontrar con los del propio sexo con la necesidad de asegurar y sostener la propia identidad. La educación mixta en el marco de la ideología de género desemboca en la confusión de los sexos; la indecisión en la relación entre el hombre y la mujer durante la post-adolescencia, e incluso una forma de homosexualidad reactiva para diferenciarse, paradójicamente, del otro sexo y confirmarse en la propia identidad sexual» (Anatrella, 2005)





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